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Colinas de Santa Rita, Alto Auquisamaña (Zona Sur) - La Paz, Bolivia
Niños abandonados
Detrás de cada niño abandonado existe un embarazo no deseado y/o una situación de pobreza extrema.
La Razón (Edición Impresa)
00:00 / 06 de septiembre de 2018
En lo que va del año, la Defensoría de la Niñez de La Paz tuvo que hacerse cargo de 11 menores de edad que fueron abandonados por sus progenitores en hospitales, plazas públicas, mercados y hasta en basurales de la sede de gobierno. Afortunadamente dos de ellos lograron retornar a sus hogares; mientras que el resto se encuentra en orfanatos a la espera de ser adoptados.
Lamentablemente no se trata de un fenómeno extraordinario. Por caso, el año pasado la Defensoría de la Niñez de La Paz registró 51 menores en situación de abandono, de los cuales solamente el 10% retornaron a sus hogares, en tanto se trató de descuidos de los padres que recuperaron a sus hijos luego de caer en cuenta de que habían “desaparecido”. Los demás fueron enviados a orfanatos estatales y privados y hasta ahora ninguno de ellos logró ser adoptado, en gran medida debido a la excesiva burocracia detrás de este proceso.
Y en El Alto la situación es aún más crítica. El año pasado la Defensoría de la Niñez de aquella urbe registró 512 menores de cinco años en situación de abandono. Y para colmo de males, en la segunda urbe más poblada del país operan solamente tres albergues temporales, pero que funcionan como permanentes por la gran demanda. De allí que los bebés abandonados que se hallan en la urbe alteña son trasladados a albergues de La Paz. Estos datos revelan al menos dos graves deficiencias en el país respecto a esta materia.
Y es que tratándose de bebés e infantes que no pueden reclamar por sus derechos y que dependen en gran medida de los adultos para subsistir, es responsabilidad del Estado encarar esta problemática, proporcionando la infraestructura y los espacios necesarios para atender a los niños en situación de abandonado, junto al personal capacitado para administrar estas instalaciones y hacerse cargo del cuidado de los infantes. A pesar de ello, resulta evidente la ausencia estatal para prevenir y enfrentar la orfandad de menores de edad de manera efectiva en algunos municipios como El Alto.
El otro tema que preocupa es el crecimiento de esta problemática. Se sabe que detrás de cada niño abandonado existe un embarazo no deseado, una violación y/o una situación de pobreza extrema. Hechos que se profundizan por la persistencia de factores como la marginalidad y la violencia de género.
Ahora bien, la respuesta ante estos factores no es desconocida: hace falta la construcción de una política de Estado sostenible en el tiempo que enfrente esta situación de desamparo, promoviendo mayores oportunidades laborales y educativas entre los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Eso, a largo plazo, y a corto plazo, se necesita poner énfasis en campañas de planificación familiar y de educación sexual orientadas especialmente a los adolescentes y a quienes viven en las calles.
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