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© LA RAZÓN - 2017
Colinas de Santa Rita, Alto Auquisamaña (Zona Sur) - La Paz, Bolivia
Arcilla en blanco y negro
El fotoperiodista Henry Ponce Barco repara en la forma en que se elaboran los ladrillos.
Forma en que se elaboran los ladrillos Fotos: Henry Ponce
La Razón (Edición Impresa) / Marco Fernández Ríos
07:00 / 22 de agosto de 2018
Alpacoma, ubicada en la ladera oeste de La Paz, es la mejor cantera para la producción de ladrillos; allí, obreros artesanales laboran en la informalidad para producir la materia prima del desarrollo de las ciudades. A través de estas imágenes, el fotoperiodista Henry Ponce Barco —quien nació en Atocha (Potosí) y que desde niño radica en la ciudad de La Paz— muestra su visión acerca del trabajo en las ladrilleras y con ese fin recurre a la técnica del blanco y negro, para sensibilizar a la población acerca de este oficio.
Ubicada en el límite entre La Paz y El Alto, la zona de Alpacoma ha sufrido deslizamientos como consecuencia de la inestabilidad del terreno arcilloso, lo que, en contrapartida, ha atraído a gente que necesita ganarse el pan del día. Desde temprano, los trabajadores recogen palas, picotas y carretillas para empezar su jornada laboral, que en la mayoría de los casos dura más de ocho horas y puede llegar, incluso, en muchos casos a las 24 horas.
El ladrillo es el material de construcción más antiguo producido por el ser humano. Las formaciones de ladrillo más antiguas que se hayan descubierto hasta ahora datan de años anteriores a 7.500 a.C., en yacimientos arqueológicos de Mesopotamia. De la misma manera, en excavaciones hechas en Jericó en 1952 fueron encontrados ladrillos que tienen una antigüedad de entre 7.000 y 6.395 a.C.
Desde aquellos tiempos ha habido pocos cambios en la producción, que empieza por el desprendimiento de trozos de arcilla que luego son refinados a través de cernidores mecánicos, que con el polvo y el barro apenas dejan ver su color, aunque sí los alambres y las correas que unen las partes que se han ido desprendiendo.
Antes de dar forma a la materia prima, la arcilla es humedecida para que alguno de los obreros —cual si estuviera pisando uvas para la elaboración de vinos— embarre sus pies con el fin de obtener una sustancia uniforme y manejable, que luego será moldeada para que ingrese a un horno, donde la temperatura varía de forma continua hasta lograr un buen producto.
En especies de túneles hechos de barro, de seis a siete metros de largo, miles de ladrillos ya cocidos son acomodados en los costados; desde allí un obrero los traslada de a poco con la ayuda de una carretilla hasta los camiones de carga que llevarán el esfuerzo de una jornada completa a aquellos que construyen viviendas. Así es la vida en blanco y negro.
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Arcilla, blanco, negro, escape