Sociedad

Monday 13 May 2024 | Actualizado a 14:34 PM

LOS ESTUDIANTES PREFIEREN LOS LIBROS DE AUTOAYUDA

Un grupo de literatos bolivianos sacó una lista de 15 libros de la literatura boliviana que deberían ser leídos casi de forma obligatoria por la sociedad

Por La Razón

/ 31 de octubre de 2010 / 05:00

Un grito desesperado, La última oportunidad, Sangre de campeones, La vaca, son algunos de los libros de autoayuda que se han convertido en los best seller de los estudiantes entre 12 y 18 años.  

La Razón hizo un sondeo de opinión a 100 jóvenes de más de 20 colegios de distintas zonas de La Paz y descubrió que un 28 por ciento prefería leer libros de autoayuda por decisión propia, mientras que un cinco por ciento leyó las sagas de las últimas novelas de magia, vampiros y otros. Un tres por ciento nombró como su libro preferido a Tempestad en la cordillera de Wálter Guevara.

Al parecer, los best seller de autoayuda no sólo gusta a los estudiantes, sino también a los maestros pues un 26 por ciento de los jóvenes leyó este tipo de textos a pedido del profesor.

Este medio hizo ese sondeo a raíz de la polémica que surgió ante la posibilidad de prohibir la lectura de obras nacionales consideradas racistas, en los colegios. El objetivo era determinar si textos como Raza de bronce y La niña de sus ojos todavía eran leídos.

Según la consulta, pocos estudiantes leen esos libros. Los resultados coincidieron con lo que piensan los expertos: «Al parecer es un debate desactualizado, porque desde hace tiempo que los profesores ya no dan como lectura estos libros y los han sustituido de manera discrecional por otro tipo de obras. En los best seller de las escuelas están (Carlos) Cuauhtémoc Sánchez, Miguel Ángel Cornejo, Richard Bach», comentó Arturo Choque, coordinador del Programa de Políticas Públicas  del Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativa (Cebiae). Según Choque, hay un descuido del Estado en cuanto a contenidos curriculares, sobre todo en los textos complementarios.

La literata y profesora con 28 años de experiencia Raquel Montenegro explicó que uno de los grandes problemas es que no hay un programa oficial vigente, el actual en primaria superior y secundaria data de 1973. «Y como no se quieren seguir leyendo las obras que en muchos casos ya son obsoletas, en algunos casos (los maestros) han hecho sus propios programas y las editoriales han hecho textos de tal manera que el bachiller boliviano no es homogéneo, hay bachilleres que han leído unas obras, otros han leído otras».

Según Montenegro, a esto se suma que los estudiantes no comprenden lo que leen, por lo que algunos profesores han optado, en dar a sus alumnos libros de autoayuda, porque  «son obras que pueden leer los estudiantes sin mayor guía, porque son fatuos y fáciles».

El profesor y director de la Unidad Educativa Eduardo Abaroa, Teddy Sirpa,  con 18 años de servicio, ratificó que los maestros han optado por sugerir «lecturas a sus alumnos que les hace reflexionar, como Las fábulas de Esopo. Luego, en primaria superior leen algunos textos como Sangre de campeones, de Carlos Cuauhtémoc, que de alguna manera hace que se levante el autoestima de los estudiantes».

Lectura. Otro elemento que se destacó en la encuesta es que a los estudiantes no les gusta leer, el 61 por ciento respondió que leía los libros por obligación, principalmente para no aplazarse.

Una de las estrategias más comunes de los jóvenes es buscar los resúmenes de los libros, algunos lo hacen por internet y otros compran obras resumidas que se expenden en los mercados populares con costos de entre tres y cinco bolivianos. El justificativo más común fue que les aburren los textos.

Otro elemento que llamó la atención fue que ningún joven nombró a la lectura como la principal actividad que realiza en su tiempo libre. Un 28 por ciento señaló que navega en internet, mientras  que un 27% prefiere hacer deporte, un 14 % escucha música, un 11% ve televisión, otro 11% sale con sus amigos, el resto realiza otras actividades.

Los jóvenes que leyeron algún libro por cuenta propia explicaron que lo hicieron porque su profesor le recomendó o porque encontró ese texto en su casa. Según el maestro Sirpa, uno de los problemas «es que el joven en su casa nunca ha visto leer, incluso hay niños que les gusta leer,  pero en su casa no tienen nada».

Jóvenes revelan sus inquietudes

Un sondeo de opinión realizado por La Razón constató que a los jóvenes les interesa comentar sus experiencias. Este medio entrevistó a 100 estudiantes entre 12 y 18 años de más de 20 colegios de La Paz y la mayoría respondió con agrado a las preguntas.

La consulta se realizó en colegios particulares y fiscales de las zonas: central, sur, norte y oeste de la sede de Gobierno, entre el martes, miércoles y jueves de esta semana. De los 100 encuestados 58 pertenecían a colegios particulares y 42 a fiscales.

Una constancia que salió a la luz es que en los establecimientos privados, los maestros dan más libros para leer y buscan mecanismos para evitar que sus estudiantes copien los resumes que están en diferentes páginas web.

En este caso, se nota también que los alumnos de colegios privados, en su mayoría, prefieren ir al internet en su tiempo libre, mientras que los de unidades estatales optan por hacer deportes.

Al hacer la consulta a un grupo de estudiantes de un mismo curso también se vio que algunos habían leído libros diferentes a los otros. Explicaron que los maestros a cierta cantidad de jóvenes les da una obra y a otros otra para que en las clases compartan los contenidos al resto.

Raquel Montenegro
Libros clásicos deben ser leídos

Lógicamente hay que equilibrar entre los libros clásicos y contemporáneos, hay que lograr que los estudiantes no lean por obligación, sino por una buena motivación para que les guste lo que leen y trabajar sobre textos interesantes, por ejemplo hacer debates, mesas redondas y es imprescindible también un buen docente. Hay que cambiar desde abajo.
Toda obra debe ser leída con ojo crítico y debemos darle ese criterio a los estudiantes para que sean propositivos.

Se debe leer literatura boliviana, en muchos colegios se han  preferido leer libros de autoayuda y no se lee literatura boliviana. La literatura boliviana marca el recorrido del país, refleja la realidad histórica, se deben contextualizar en la época.  De hecho las 15 novelas que son hitos dentro de la literatura boliviana, seria interesante leer los mejores libros de cuentos, de poesías, teatro, ensayo.

La literatura universal realmente nos da lecciones con los clásicos, como La Iliada, La Odisea, Tragedias de Eurípides, Shakespeare, eso hay que leer. Dicen que está pasado de moda, el clásico no pasa de moda, hay obras clásicas que hay que ponerlas en el contexto. Lo que pasa es que los jóvenes no entienden porque leen mal, o leen ediciones reducidas, se debe de leer contextualizando la obra, para ello se necesita ver cómo llegar al estudiante contemporáneo acosado por la televisión, la tecnología. Nunca se debe prohibir ninguna obra.

Raquel Montenegro
es literata y profesora

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Día del Periodista

Por La Razón

/ 12 de mayo de 2024 / 00:57

El 10 de mayo, las y los periodistas de Bolivia recordamos nuestro día. ¿Hay algo que celebrar?, nos preguntamos. Y sí, existen motivos. Pero también hay nubarrones para el oficio. Por ello, más allá de los homenajes, fue un día de balance y reflexión. ¿En qué condiciones realizamos nuestra labor? ¿Cuánto aportamos a la conversación pública en democracia? ¿Cómo nos ve la sociedad?

Hace más de ochenta años, en 1938, el presidente Germán Busch promulgó un decreto supremo – luego elevado a rango de ley– que creaba la Caja de pensiones, jubilaciones y montepíos de los trabajadores asalariados de la prensa. No fue una concesión, sino una conquista como resultado de años de exigencia de derechos. Así, el 10 de mayo fue declarado Día del Periodista. Tiempo después, en 1953, un decreto supremo del presidente Víctor Paz Estenssoro estableció ese día como feriado para los periodistas.

De ese modo, cada 10 de mayo las y los periodistas revindicamos nuestro oficio y recibimos homenajes, salutaciones, reconocimientos. Es como un día destinado a elogiar el lugar que ocupa el periodismo en una sociedad democrática. Celebramos pues que, pese a dificultades y condiciones adversas, seguimos en el empeño diario de brindar información y opiniones como insumo para la deliberación colectiva. Sostenemos asimismo la necesidad de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información.

Pero el Día del Periodista es, o debiera ser, además, una ocasión propicia para el balance, para mirarnos puertas adentro y evaluar nuestro desempeño. Este ineludible ejercicio frente al espejo no puede ser autocomplaciente ni tampoco de solo flagelación, sino autocrítico. Para empezar, es importante evaluar las condiciones difíciles, a veces precarias, en las que estamos realizando nuestro trabajo, en un contexto donde las nuevas tecnologías digitales plantean serios desafíos a los medios de comunicación.

Es preocupante asimismo para el oficio periodístico el escenario de crisis no solo político-institucional en el país, sino también la complicada situación económica. Trabajamos en medio de la incertidumbre, sin horizonte de futuro. Y somos parte de la persistente polarización, que bloquea el diálogo plural y dinamita los puentes de encuentro. Diferentes estudios de opinión señalan que la ciudadanía y los liderazgos ven a los medios como promotores del enfrentamiento. Y hasta nos perciben como actores políticos.

¿Cuánto estamos contribuyendo, en el día a día, a la convivencia en democracia? ¿Cómo mejorar nuestras condiciones de trabajo, libres de presiones y amenazas? Y la pregunta esencial: ¿estamos haciendo buen periodismo, conforme a nuestros códigos de ética o, más bien, un periodismo instrumental, con arreglo a nuestra propia agenda y otros intereses? Hay que celebrar el Día del Periodista con llamamiento urgente para cuidar el oficio y, entre otras cosas, frenar la degradación de nuestras asociaciones. 

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El MAS y la crisis

La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos

Por La Razón

/ 9 de mayo de 2024 / 06:39

Para nadie debe ser desconocido que el Movimiento al Socialismo (MAS) es la fuerza política más importante de las últimas décadas y el único partido con estructura y potencia suficientes para intervenir en todas las esferas de la vida pública. Sin embargo, precisamente por estos atributos, la feroz lucha que han desatado sus dirigentes no solo afecta al partido, sino a todo el Estado.

Más tardó en terminar el X Congreso del partido, el domingo, en la ciudad de El Alto, convocado por el “ala arcista” del partido, que portavoces del “ala evista” en descalificar el encuentro de la peor forma posible y amenazar con todo tipo de recursos, legales y no, para impedir que las decisiones acordadas lleguen a materializarse.

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No es para menos: se ha elegido a un nuevo jefe nacional del partido, honor que recayó en Gróver García, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), afín al presidente Arce, y se ha decidido revisar el estatuto del MAS para eliminar la disposición que concede la dirección vitalicia del partido al expresidente Evo Morales y para eliminar la restricción de antigüedad como militante para asumir cualquier candidatura.

Para que el congreso masista pudiese llevarse a cabo y que contase con la presencia de veedores del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hizo falta que una Sala Constitucional de La Paz ordenase al Órgano Electoral cumplir con el artículo 30 de la Ley de Partidos Políticos. Entre analistas y opinadores de todas las tendencias hubo consenso en que se trata de un nuevo “fallo a la carta”, de los que menudean desde que los magistrados del Órgano Judicial decidieran autoprorrogarse.

A esta evidente muestra de injerencia de un órgano sobre otro (primero el Ejecutivo sobre el Judicial y luego éste sobre el Electoral), se suma la cantidad de ocasiones en que delegados y portavoces del evismo han descalificado al TSE y sus resoluciones por ser contrarias a sus intereses y expectativas. La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos.

Súmese a este estado de cosas la previsible pugna que se desatará en la Sala Plena del TSE cuando algunos vocales intenten incidir en favor de uno u otro aspirante a candidato. Entonces, las acusaciones y descalificaciones que hoy se sugieren, serán amplificadas, dañando de manera feroz la credibilidad y reputación del órgano llamado constitucionalmente a administrar los procesos que dan sustento al sistema democrático boliviano y a dar legitimidad a las autoridades electas.

A estas alturas de la lucha es, pues, evidente que sin importar el tono y el contenido de los mensajes que una y otra facción del MAS publicitan, lo verdaderamente central para ambas partes es asegurar que el candidato propio llegue a la papeleta y/o que el contrincante no lo logre. Si para tal fin tienen que terminar de romper la institucionalidad del Estado, no dudarán en hacerlo, y eso son malas noticias.

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Democracia en riesgo

Por La Razón

/ 5 de mayo de 2024 / 00:34

La reciente decisión de una sala constitucional en torno al “congreso del MAS-IPSP” convocado por dirigentes de la facción arcista constituye una tosca injerencia en las competencias del TSE. Y cruza un límite que pone en riesgo no solo la institucionalidad electoral, sino la propia democracia. Es fundamental ponerle freno antes de que conduzca a una deriva autoritaria.

 Una de las condiciones fundamentales de un Estado de Derecho es la autonomía e independencia de los órganos del poder público, además de su separación. Cuando uno o más órganos se subordinan a otro o surge una especie de suprapoder, esa estructura y organización funcional del Estado se resquebraja. Asimismo, cuando el sistema de gobierno empieza a depender de decisiones arbitrarias e inconstitucionales, la democracia está en riesgo. Estamos transitando ese muy peligroso umbral en el país.

En nuestro proceso de construcción y reforma estatal, no es nuevo que el Legislativo dependa de los mandatos del Ejecutivo. Tampoco es raro que la administración de justicia esté subordinada al poder político y a poderes fácticos. Lo crítico es que surja un suprapoder que imponga sucesivos fallos por fuera del marco constitucional y pisoteando la institucionalidad democrática. Desde el año pasado hay un suprapoder en Bolivia que, en consorcio con actores políticos, opera desde el TCP y algunas salas constitucionales.

A punta de sentencias, declaraciones y autos constitucionales, y algunas acciones de defensa, un arriesgado suprapoder está llevando a límites insostenibles el funcionamiento de los órganos del poder público y del sistema de gobierno. Así, bloquearon las elecciones judiciales, suspendieron las funciones de fiscalización de la ALP, se autoprorrogaron, beneficiaron a terratenientes y ahora están emitiendo “instrucciones” sobre las organizaciones políticas y los procesos electorales. Es inaceptable.

Es muy complicado y sensible para el TSE gestionar las disputas internas en los partidos, en especial en este momento la batalla entre facciones en el MAS-IPSP. Debe hacerlo en estricto cumplimiento de la Ley de Organizaciones Políticas y de los estatutos partidarios. ¿Qué ocurre cuando una sala constitucional, desde su filiación política, impone acciones que violan la normativa y vulneran las atribuciones del organismo electoral? Eso es lo que acaban de hacer, sin sonrojarse, los vocales Campero y Angles.

En un pronunciamiento difundido este viernes, las autoridades del Órgano Electoral Plurinacional exigen con timidez el respeto a la independencia de poderes para garantizar la democracia en el país. No es una exigencia menor. En realidad, se está advirtiendo que, si magistrados y jueces continúan perforando el sistema y la institucionalidad electoral, la democracia boliviana está en riesgo. Es fundamental que la disputa política no termine derrumbando el orden constitucional y el régimen democrático.

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Elección en suspenso

Las reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre

Por La Razón

/ 2 de mayo de 2024 / 06:16

Como se decía días atrás en este mismo espacio, hace mucho que actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha las elecciones judiciales. El más reciente fallo constitucional ordena no solo paralizar el proceso, sino devolverlo al inicio y comenzar con una nueva ley de convocatoria; el argumento es la defensa de derechos, pero la intención tal vez no.

El 18 de abril, Yeny Duri, dirigente indígena y abogada, candidata eliminada en el proceso de preselección, presentó una acción popular en la que denunció que las aspirantes indígenas de Pando no recibían un trato equitativo en comparación con las de otros departamentos, señalando la falta de oportunidades equitativas en el proceso de preselección. La Sala Constitucional Primera de Cobija emitió el lunes una medida cautelar que suspendió el proceso de preselección en curso y luego, el martes, dictaminó que el proceso de preselección debía dejarse sin efecto completamente, argumentando que la convocatoria inicial no había considerado adecuadamente la inclusión de mujeres e indígenas, e instruyó elaborar una nueva.

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La reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre, pues si bien hay voces, como la del expresidente Eduardo Rodríguez, quien argumentó que la Sala Constitucional de Cobija era incompetente para emitir tal fallo y que sus razonamientos eran improcedentes, sugiriendo que la Asamblea Legislativa debería continuar con el proceso de preselección, la Comisión Mixta de Constitución decidió entrar en cuarto intermedio hasta hoy, a la espera de la notificación oficial del fallo.

El Presidente de la Comisión, Miguel Rejas, del MAS, afirmó que la intervención de la Sala es una «aberración» y criticó duramente a los vocales que concedieron la tutela a la candidata Duri; dijo también que el fallo fue resultado de manipulaciones por parte de vocales y jueces, sugiriendo que algunos de ellos habían sido influenciados por quienes presentaron amparos.

A su vez, la senadora Andrea Barrientos indicó que el fallo de la Sala es «ilegal e inaplicable» y que ninguna sala constitucional tiene la competencia para declarar la inaplicabilidad de una ley, especialmente de la Ley 1549, que ha pasado por control constitucional y cuenta con amplio respaldo legislativo. El diputado por Creemos Leonardo Ayala argumentó que la decisión vulnera los derechos de los más de 400 postulantes habilitados para el proceso de preselección. El Presidente Nato de la Asamblea, como es habitual, no apareció.

La interminable sucesión de recursos judiciales y constitucionales, sumada a la incapacidad de las y los legisladores para acordar un plan de acción capaz de superar los obstáculos que unos y otros ponen en el camino, muestra todo, menos voluntad política, para cumplir con el mandato constitucional de realizar la elección de autoridades del Judicial. Mientras tanto, el sistema judicial boliviano se hunde irremediablemente.

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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