Nacional

Saturday 4 May 2024 | Actualizado a 13:00 PM

«Somos víctimas de la demanda de drogas de otros países»

César Guedes

Por La Razón

/ 12 de diciembre de 2010 / 05:00

El representante de la ONUDD en Bolivia reconoce que el Gobierno logró resultados en la erradicación de cultivos de coca y la interdicción al narcotráfico. Sin embargo, pide no bajar la guardia sobre todo en la producción excedentaria de cocales. Defiende a los países andinos productores de hoja milenaria porque dice no son los culpables de la demanda del consumo.

– ¿Cómo ha observado la ONU, este año, el problema del narcotráfico en Bolivia?
– Vemos que en el país hay más cocaína de lo que realmente tiene capacidad de producir. Se puede estar produciendo más, pero transita mayor cantidad desde otros países, a través de Bolivia, con destino a otros mercados en Sudamérica y con el objetivo mayor de llegar a Europa.
– ¿Hay nuevas rutas del narcotráfico en Bolivia?
– Los traficantes tratan de llegar a los mercados, de maximizar sus beneficios, de aprovechar las oportunidades y lo que antes era una región intocable donde nadie se ocupaba, como lo eran nuestras regiones amazónicas tan remotas y agrestes en Perú, Bolivia y Colombia, ahora es una vía para traficar no sólo drogas, sino todo tipo de bienes ilícitos como madera, oro, precursores químicos, pasta base de cocaína, droga terminada, etc. Ésa es una complicación y el crimen organizado, con mucho dinero, tiene la última tecnología para atravesar esas regiones sin mayor inconveniente.
– ¿Habrá que tener mayor cuidado en esas regiones?
– Debe ser una iniciativa de todos los países, no sólo una iniciativa aislada de un gobierno. (Debe haber) una mayor coordinación entre los países de la zona que tienen límites porque si uno fortalece una parte y el otro no la tiene fortalecida, de nada sirve. Debe haber un mayor intercambio de información de Inteligencia. Incluso se podría ver algún tipo de monitoreo satelital. Si hay poblaciones olvidadas en esas regiones, atenderlas porque son los más vulnerables y la mano de obra barata para los criminales. Cuando están expuestos al crimen transnacional organizado, las poblaciones son utilizadas, usan a las mujeres, niños y ancianos.
– ¿El actual Gobierno cómo ha encarado sus políticas para evitar el tráfico de drogas hacia otros países?
– Quiero ser bien sincero en esto. El problema de la droga no es de Bolivia, ni Perú ni Colombia. La demanda viene de otros mercados como Norteamérica, Europa y últimamente el Medio Oriente y Asia, que están interesados en consumir esta sustancia ilegal. En realidad, nuestros países son víctimas de esta situación. Somos países que tenemos una agenda social y de desarrollo bastante recargada. Tenemos que atender a nuestras poblaciones con una gran cantidad de necesidades. Pero adicionalmente a esto, viene el tema del narcotráfico. Y me parece totalmente injusto de que un país como Bolivia, tenga que destinar parte de su presupuesto a helicópteros, interdicción, temas de alta inteligencia o a armar a las fuerzas policiales. Ese dinero sale de la misma cartera para atender las necesidades del país, como hacer hospitales, carreteras, escuelas, bonos a las poblaciones más necesitadas y una serie de compromisos. No es dinero nuevo. El país tiene que dejar de hacer inversiones tan importantes para su gente para proteger que la droga salga para envenenar a gente de otras latitudes.
– ¿Pero hay responsabilidad en los países productores?
– Claro que es una responsabilidad, pero no tiene que achacarse  sólo a Bolivia, Perú o Colombia de manera absoluta. Todos tienen que tomar cartas en el asunto, especialmente los países consumidores. Se trata de una responsabilidad compartida que ya se la ha discutido en la Comisión de las Naciones Unidas Contra los Estupefacientes y queda claro que no se puede estigmatizar a los países que producen y de tránsito. En muchas formas, somos víctimas de la demanda del consumo de drogas de otros países. Nuestros países pagan con su sangre el hecho de ser productores o centros de tráfico de las drogas.
– ¿En qué sentido?
– Sólo en nuestra América, vemos lo que ha pasado en Colombia con el narcoterrorismo, en el Perú con Sendero Luminoso o lo que pasa en Centroamérica o México, que son países que están siendo victimizados porque hay una demanda insaciable que quiere realmente estar segura de que llega la droga a tiempo de la mejor calidad y al mejor precio.
– ¿Tendrá la razón entonces el Gobierno, en pedir a los países consumidores que ejecuten una política contra el consumo de la droga?
– Avalo plenamente esa propuesta. Una de mis labores es tratar de involucrar a todos los países conocidos por su población consumidora, para que apoyen económicamente a los esfuerzos de nuestros países. No se puede ver de una manera aislada porque esta batalla no la va a ganar uno solo. Pero tanto la ONU, la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes) y todos los que trabajamos en esto, tenemos la responsabilidad moral con los países que producen que se tiene que buscar una salida.
– ¿Será que existen las condiciones para luchar contra el narcotráfico en la región?
– En nuestros países, sea como sea, existen autoridades elegidas por el pueblo, son países democráticos y con instituciones y, por más débiles que puedan ser o no, estamos en mucha mejor situación que otras partes del mundo para combatir el tema de las drogas. Además, es un clamor de nuestra población.
– ¿Se ha tenido algún apoyo en la Mesa de Donantes para lograr los objetivos contra el narcotráfico en Bolivia?
– La Mesa de Donantes se realizó el 13 de octubre en Bruselas y tuvimos mucho apoyo. Fue una estrategia para volver a posesionar la ONUDD y fortalecer su presencia en Bolivia. Con el Programa PAIS, presentamos 12 proyectos referidos a programas antidrogas, desarrollo alternativo, monitoreo de cultivos de coca, así como capacitación en temas anticorrupción, antitráfico de personas, acciones contra el crimen organizado transnacional, investigación y prevención del abuso del consumo de drogas en Bolivia. Es un plan para seis años y cuenta con una cifra referencial de 47 millones de dólares.
– ¿Qué se logró?
– Varios países han expresado interés de apoyarnos como España, Francia, Alemania, Austria, Dinamarca, Inglaterra, EEUU, hasta la Unión Europea y estamos en buenas conversaciones con Brasil que quiere jugar un rol importante. No se puede decir el monto porque todavía estamos en proceso de negociación. Será una cifra importante, pero no archimillonaria.
– El Gobierno espera que para el próximo monitoreo, que ustedes realizarán a mediados del 2011, se observe una erradicación neta de cultivos de hoja de coca. ¿Qué esperan ustedes?
– Eso es lo que todos quisiéramos. Sé que el Gobierno está trabajando con empeño en hacer estas reducciones, no sólo en la racionalización de las zonas excedentarias, sino también en los parques nacionales que es lo que nos preocupa. El reporte de este año va a ser decisivo porque ahí realmente nos va a dar la proyección real de lo que está pasando en Bolivia. Tenemos cuatro años de aumento consecutivo, pero con cifras módicas. Esa fue la tendencia. Habría que ver lo que pasa el 2011, porque es decisivo para posicionarnos realmente. Esperemos que esto también se traduzca en las campañas de erradicación. De nada ganamos con erradicar miles de hectáreas, si en el país creció más. Queremos que haya un manejo dual, de que, por un lado, se ejecute una erradicación neta fuerte y que haya, a la vez, un decrecimiento real de los cultivos.
– ¿Qué pasará si se incrementa?
– Si hubiera un aumento, habrá que revisar todo lo que se está haciendo. Tomar las medidas correctivas para continuar con pie firme. Si es que hay una reducción, quiere decir que estamos por el buen camino. No habrá que dormirse en los laureles, sino continuar a pie firme en ese camino. Pero no es que simplemente erradicar y quemar cocales. Eso es el principio de otro problema. A los afectados habrá que darles opciones de vida, facilidades para créditos, para que puedan tener otros cultivos que sean rentables que les dé oportunidades y que sea una inversión a largo plazo. Pero además, que existan vías de comunicación, que hagan carreteras, políticas de apoyo de mercadeo y que se abran mercados, no tanto del extranjero, sino en el mercado interno.

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Elección en suspenso

Las reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre

Por La Razón

/ 2 de mayo de 2024 / 06:16

Como se decía días atrás en este mismo espacio, hace mucho que actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha las elecciones judiciales. El más reciente fallo constitucional ordena no solo paralizar el proceso, sino devolverlo al inicio y comenzar con una nueva ley de convocatoria; el argumento es la defensa de derechos, pero la intención tal vez no.

El 18 de abril, Yeny Duri, dirigente indígena y abogada, candidata eliminada en el proceso de preselección, presentó una acción popular en la que denunció que las aspirantes indígenas de Pando no recibían un trato equitativo en comparación con las de otros departamentos, señalando la falta de oportunidades equitativas en el proceso de preselección. La Sala Constitucional Primera de Cobija emitió el lunes una medida cautelar que suspendió el proceso de preselección en curso y luego, el martes, dictaminó que el proceso de preselección debía dejarse sin efecto completamente, argumentando que la convocatoria inicial no había considerado adecuadamente la inclusión de mujeres e indígenas, e instruyó elaborar una nueva.

Lea: ¿EJ en septiembre?

La reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre, pues si bien hay voces, como la del expresidente Eduardo Rodríguez, quien argumentó que la Sala Constitucional de Cobija era incompetente para emitir tal fallo y que sus razonamientos eran improcedentes, sugiriendo que la Asamblea Legislativa debería continuar con el proceso de preselección, la Comisión Mixta de Constitución decidió entrar en cuarto intermedio hasta hoy, a la espera de la notificación oficial del fallo.

El Presidente de la Comisión, Miguel Rejas, del MAS, afirmó que la intervención de la Sala es una «aberración» y criticó duramente a los vocales que concedieron la tutela a la candidata Duri; dijo también que el fallo fue resultado de manipulaciones por parte de vocales y jueces, sugiriendo que algunos de ellos habían sido influenciados por quienes presentaron amparos.

A su vez, la senadora Andrea Barrientos indicó que el fallo de la Sala es «ilegal e inaplicable» y que ninguna sala constitucional tiene la competencia para declarar la inaplicabilidad de una ley, especialmente de la Ley 1549, que ha pasado por control constitucional y cuenta con amplio respaldo legislativo. El diputado por Creemos Leonardo Ayala argumentó que la decisión vulnera los derechos de los más de 400 postulantes habilitados para el proceso de preselección. El Presidente Nato de la Asamblea, como es habitual, no apareció.

La interminable sucesión de recursos judiciales y constitucionales, sumada a la incapacidad de las y los legisladores para acordar un plan de acción capaz de superar los obstáculos que unos y otros ponen en el camino, muestra todo, menos voluntad política, para cumplir con el mandato constitucional de realizar la elección de autoridades del Judicial. Mientras tanto, el sistema judicial boliviano se hunde irremediablemente.

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

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El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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