Sociedad

Friday 3 May 2024 | Actualizado a 02:02 AM

Estudio revela que La Paz tiene el transporte público más caro

Hallazgo. El servicio no sólo es el más costoso, sino también el más lento y caótico

Por La Razón

/ 12 de diciembre de 2010 / 05:00

La ciudad de La Paz tiene el servicio de transporte público más caro de las tres capitales del eje troncal. A diario las familias deben invertir entre Bs 25 y Bs 100 para trasladarse de una zona a otra, debido a la topografía, un servicio mal regulado y tarifas sin control.

Un estudio de la Fundación de Análisis de Desarrollo Urbano en Bolivia (Funadub) establece que los gastos en el uso de minibuses, trufis, taxis y buses consumen al menos el 25% de los ingresos mensuales de una familia de clase media —es decir de Bs 800 a Bs 1.000 de un ingreso mensual promedio de entre Bs 2.500 a 3.500— y más del 30% en el caso de familias con ingresos que están por debajo de los Bs 2 mil, o sea Bs 700. 

Según el diagnóstico, presentado el 26 de noviembre bajo el título «Transporte público en las ciudades del eje troncal de Bolivia», La Paz cuenta con el sistema de transporte más caro en relación a Santa Cruz y Cochabamba, además de ser precario e inadecuado para sus 1,5 millones de habitantes (1,9 millones según proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) al 2010.

«Se calcula que sólo en La Paz hay más de 115 mil minibuses, que son la principal causa de congestión. No hay paradas fijas y el estado mecánico de gran parte de los motorizados no es el adecuado», explicó el director de Funadub, Roberto Aramayo. Sin embargo, el costo no es el único problema de La Paz. El servicio es el más lento en relación a otras dos ciudades capitales.

En horas pico, el microbús, cuya tarifa es Bs 1,50, tarda más de una hora y 15 minutos en cubrir un tramo de 8 kilómetros, distancia que separa San Francisco de Calacoto, por ejemplo. Un minibús, cuya tarifa es de Bs 2,30, recorre esta misma distancia en 60 minutos y un taxi trufi, que cobra Bs 3.00, demora 40 minutos. «El tiempo y la distancia implican la búsqueda de un servicio más rápido, pero al mismo tiempo más costoso», dice Aramayo.

En Cochabamba, la distancia entre el Cruce Taquiña (al norte de la ciudad) y el Campo Ferial, al Sur, también es de 8 kilómetros, sin embargo, el costo para cubrir esa distancia, por pasajero, en minibús, taxitrufis y buses es sólo de Bs 1,50 y el viaje dura entre 20 a 30 minutos.

En Santa Cruz el costo se compensa con el ahorro de tiempo. Si bien la tarifa de los microbuses (o coasters, con capacidad para 25 pasajeros) se equipara a la de los minibuses paceños, el trayecto se cubre en menos tiempo. Entre el anillo 1 y el 4, separados también por 8 kilómetros de distancia, el recorrido no demora más de 20 minutos.

«Las tarifas son insostenibles en distancias largas porque incluso debemos gastar en otros ítemes, como combustible y repuestos para recuperar lo invertido y ganar el pan de cada día», explica el secretario de la Asociación 16 de Julio de Transporte Urbano de La Paz, Milton Chambi.

Eje troncal. Según Funadub, en la ciudad de Cochabamba el gasto familiar en transporte público es menor respecto a La Paz. Una familia de clase media, con un ingreso mensual promedio de Bs 2.500 a Bs 3.500, destina a los pasajes entre Bs 450 y Bs 600, lo que implica un gasto diario de entre Bs 10 a Bs 25.

Santa Cruz  tiene un tarifario único para coasters, minibuses y trufis  en el uso del transporte urbano y sindicalizado que oscila entre Bs 2 a Bs 3 y el gasto familiar en transporte fluctúa entre Bs 600 y Bs 700 al mes. Para una familia de clase media, esto representa una inversión del 20% de su ingreso mensual.

El gasto para una familia de la ciudad de El Alto que sólo desarrolla sus actividad en ese municipio, implica un promedio de entre Bs 200 a Bs 400 porque la tarifa dentro del radio urbano es de Bs 1.

Sin embargo el servicio de transporte masivo en esta comuna tiene otro tipo de deficiencias, como la falta de cobertura a todas las zonas de sus 14 distritos, y el hecho de que las actividades de una parte de sus habitantes se desarrolla en La Paz, lo que eleva su gasto en transporte.

En un sondeo hecho por La Razón, 10 personas, declararon que su presupuesto para el transporte en estos dos últimos años es mayor respecto al de períodos anteriores. «En mi caso gastamos un 20% más que antes. Yo recuerdo que con mi esposo usábamos unos Bs 500 y ahora tenemos que invertir Bs 700 sólo en pasajes», dijo Luciana Gutiérrez Méndez, profesora.

Todos los consultados coinciden en que el incremento es mayor porque pese a que las tarifas se mantienen en los mismos rangos, hasta hace un año la flexibilidad de los choferes era mayor debido a que cobraban entre Bs 1 y Bs 1,50 por distancias más largas. En las tres ciudades existen normas municipales que fijan los parámetros de cada tarifa.

Propuesta. Aramayo indicó que se propone la regulación del sistema de transportes en La Paz a través de paradas y horarios para que el flujo del tráfico vehicular sea mayor. «La Alcaldía pretende implementar un servicio de transporte masivo a través de trolebuses. Pero ¡imagínese si eso se implementa en las condiciones caóticas en las que se encuentra el transporte en la actualidad!»

Para los choferes sindicalizados, el principal problema se origina en la topografía y descartan que se pueda implementar un sistema de transporte masivo. «La Paz tiene una peculiaridad y es la forma de cómo está distribuida. El gasto para nosotros es mayor respecto a otros centros urbanos, a eso se añade que la ciudad no está concebida para el uso de transporte masivo porque no cuenta con paradas, y traer motorizados grandes generará conflictos con el sector», añadió su dirigente, Chambi.

La investigadora de la Fundación, Martha Zelaya, afirma que la implementación de un servicio con trolebuses es más factible en la medida en que primero se plantee un ordenamiento vehicular bien estructurado, lo que posibilitaría la aplicación de tarifas más reducidas. 

Apuntes sobre el servicio público

El transporte público de La Paz se caracteriza por contar con tres tipos de servicios. De microbuses, minibuses y taxi trufis. En total hay 326 organizaciones y sindicatos que están concentrados en asociaciones y agrupados en un ente matriz que es la Federación Departamental de Transporte de La Paz. La regulación de tarifas, vigente desde el 2003, está a cargo de la Alcaldía de La Paz y es supervisado por la Autoridad de Fiscalización de Telecomunicación y Transporte (ATT).

Opinan los usuarios

Alejandra Núñez: «Ellos cobran lo que quieren»
En el último año se ha incrementado más el transporte y, si uno vive en una zona alejada, se percata de eso. La inversión que hago es mayor porque se debe presupuestar por día más de Bs 10 por persona. En la zona Sur cobran lo que quieren. Más que todo en la noche aprovechan que no hay muchos vehículos y duplican sus precios.

Lenny Royo: «Es más caro porque cobran por tramo»
Gastamos más porque los transportistas han impuesto tramos y nos obligan a pagar el doble. La hora es lo que más nos perjudica, porque si se nos hace tarde nos vemos obligados a utilizar radiotaxi y eso hace que gastemos más de lo que era antes. Las tarifas han subido sin previo aviso y eso genera perjuicio a nuestra economía.

Antonio Salgado: «Los radiotaxis son más caros «
En mi caso yo no sentí un incremento significativo en el uso de transporte público pero si en el uso de los radiotaxis, por eso prefiero utilizar minibús porque gasto Bs 10 por día. El transporte privado está fuera de lo que es el presupuesto de la gente en general. Es necesario controlar el horario y el tiempo que utilizan los choferes.

Juana Velasco: «Gastamos hasta Bs 25 cada día»
Antes me costaba entre Bs 12 a Bs 15 para ir al centro pero ahora con el cambio de discos y letreros se tiene que tomar más de una movilidad y se paga más de Bs 20. Los radiotaxis en las noches han subido sus tarifas desde Bs 15 hasta Bs 25 y nadie hace nada para frenar estos abusos. Mensualmente presupuestamos Bs 700.

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Elección en suspenso

Las reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre

Por La Razón

/ 2 de mayo de 2024 / 06:16

Como se decía días atrás en este mismo espacio, hace mucho que actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha las elecciones judiciales. El más reciente fallo constitucional ordena no solo paralizar el proceso, sino devolverlo al inicio y comenzar con una nueva ley de convocatoria; el argumento es la defensa de derechos, pero la intención tal vez no.

El 18 de abril, Yeny Duri, dirigente indígena y abogada, candidata eliminada en el proceso de preselección, presentó una acción popular en la que denunció que las aspirantes indígenas de Pando no recibían un trato equitativo en comparación con las de otros departamentos, señalando la falta de oportunidades equitativas en el proceso de preselección. La Sala Constitucional Primera de Cobija emitió el lunes una medida cautelar que suspendió el proceso de preselección en curso y luego, el martes, dictaminó que el proceso de preselección debía dejarse sin efecto completamente, argumentando que la convocatoria inicial no había considerado adecuadamente la inclusión de mujeres e indígenas, e instruyó elaborar una nueva.

Lea: ¿EJ en septiembre?

La reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre, pues si bien hay voces, como la del expresidente Eduardo Rodríguez, quien argumentó que la Sala Constitucional de Cobija era incompetente para emitir tal fallo y que sus razonamientos eran improcedentes, sugiriendo que la Asamblea Legislativa debería continuar con el proceso de preselección, la Comisión Mixta de Constitución decidió entrar en cuarto intermedio hasta hoy, a la espera de la notificación oficial del fallo.

El Presidente de la Comisión, Miguel Rejas, del MAS, afirmó que la intervención de la Sala es una «aberración» y criticó duramente a los vocales que concedieron la tutela a la candidata Duri; dijo también que el fallo fue resultado de manipulaciones por parte de vocales y jueces, sugiriendo que algunos de ellos habían sido influenciados por quienes presentaron amparos.

A su vez, la senadora Andrea Barrientos indicó que el fallo de la Sala es «ilegal e inaplicable» y que ninguna sala constitucional tiene la competencia para declarar la inaplicabilidad de una ley, especialmente de la Ley 1549, que ha pasado por control constitucional y cuenta con amplio respaldo legislativo. El diputado por Creemos Leonardo Ayala argumentó que la decisión vulnera los derechos de los más de 400 postulantes habilitados para el proceso de preselección. El Presidente Nato de la Asamblea, como es habitual, no apareció.

La interminable sucesión de recursos judiciales y constitucionales, sumada a la incapacidad de las y los legisladores para acordar un plan de acción capaz de superar los obstáculos que unos y otros ponen en el camino, muestra todo, menos voluntad política, para cumplir con el mandato constitucional de realizar la elección de autoridades del Judicial. Mientras tanto, el sistema judicial boliviano se hunde irremediablemente.

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

Lea también: Ley ‘antihombres’

El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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