En Europa hacen esfuerzos para rehabilitar aeropuertos
Vuelos. Las cancelaciones disminuyeron ayer considerablemente
Los aeropuertos europeos, empezando por el de Heathrow en Londres, recuperaban paulatinamente ayer la normalidad, y se esforzaban por hacer volar a los miles de pasajeros que se quedaron bloqueados en medio del caos provocado por la nieve a tiempo para Navidad.
El primer aeropuerto británico, que también es el de mayor tráfico de Europa, reabrió finalmente su segunda pista la noche del martes, devolviendo la esperanza a miles de pasajeros, algunos llevaban acampando en sus terminales desde el sábado. «Aseguramos un 70% del tráfico previsto, es decir unos 900 vuelos», declaró una portavoz de Heathrow.
La compañía que gestiona el aeropuerto, la filial del grupo español Ferrovial BAA, precisó que estaba «trabajando con las aerolíneas para regresar a un programa normal de vuelos lo más rápidamente posible», en un comunicado publicado en internet en el que pide disculpas a los pasajeros por los «trastornos» y dice hacer todo lo posible para «hacerlos viajar».
BAA recibió críticas debido a la parálisis provocada por la intensa nevada del sábado, y hasta el primer ministro, David Cameron, expresó, la víspera, su «frustración» por la larga duración del caos en Heathrow, donde hubo que retirar 30.000 toneladas de nieve.
«Espero realmente que BAA haya aprendido algunas lecciones muy serias. Tienen que estar listos la próxima vez», advirtió este miércoles el alcalde de la capital, Boris Johnson.
Por su parte, el consejero delegado de BAA, Colin Matthews, prometió, en la cadena de televisión Sky News, una investigación sobre lo ocurrido, aunque dijo que la «prioridad» era hacer que los pasajeros llegaran a destino.
Los trenes de alta velocidad Eurostar, seriamente perturbados en los últimos días, operaban ayer «casi normalmente» entre Londres y París y Bruselas, aunque la compañía advertía que se registraban retrasos debido a limitaciones de velocidad vigentes.
En Francia, donde también se esperan nuevas nevadas que «perturbarán el tráfico aéreo», la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) pidió, ayer, a las compañías que anularan preventivamente el 15% de los vuelos previstos para la noche en el aeropuerto Roissy-Charles de Gaulle, y 20% de los de la jornada de hoy.
En Alemania, el aeropuerto de Francfort ya sólo registró, ayer por la mañana, 70 cancelaciones de vuelos, contra 550 el martes, y la mayoría fueron víctimas del efecto dominó de otros aeropuertos europeos.
La Comisión Europea calificó el martes de «inaceptable» la caótica situación creada por la nieve y el hielo en los principales aeropuertos, y advirtió a las autoridades aeroportuarias que deberán prepararse mejor so pena de tener que legislar en la materia, además exigió explicaciones.
Medidas de emergencia en Europa
Nieve
La mayoría de los aeropuertos destinaron maquinaria especial para retirar toneladas de nieve y habilitar las pistas.
Hielo
Pese a su efecto contaminante, las naves fueron rociadas con anticongelante para que puedan operar sin problemas.
El invierno, más frío porque hace calor
Aunque pueda parecer extraño, los crudos inviernos que azotan Europa, desde hace 10 años tienen que ver, en gran parte, con el calentamiento global, según un estudio publicado en el Journal de Rècherche Géophysique. A primera vista, el frío glacial que sufre actualmente Europa parece poco compatible con el alza media de las temperaturas previstas antes de fin de siglo, y que podría alcanzar los 5 o 6 grados.
A los escépticos que alegan que el cambio climático no existe porque los inviernos son cada vez más fríos, varios científicos responden que estas olas de frío son un enfriamiento temporal, parte de un calentamiento global. Un nuevo estudio va sin embargo más lejos y muestra que el alza del termómetro es precisamente el origen de estos inviernos nevados y tan fríos.
La causa sería el deshielo del casquete glaciar ártico. El calentamiento, dos o tres veces superior a la media, provocó su reducción de 20% en estos últimos 30 años. Este casquete podría incluso desaparecer totalmente durante el verano antes de fin de siglo.