Sociedad

Tuesday 21 May 2024 | Actualizado a 10:13 AM

Según Asoban, el robo de cuentas se produjo en negocios y no en cajeros

La Asociación de Bancos de Bolivia sostiene que hay una banda de delincuentes infiltrados en locales comerciales. Las tarjetas más afectadas fueron las de débito

Por La Razón

/ 7 de mayo de 2011 / 05:00

«No fue un ataque masivo a los cajeros automáticos, porque ahí se opera de manera diferente, con supuestos buenos samaritanos que roban la información (aunque existen cámaras de vigilancia). Fue un ataque a los POS (aparatos por donde se hace pasar la tarjeta para debitar compras y consumo)», dijo el secretario general de Asoban, Marcelo Montero, quien señaló que «la tarjeta de débito es la que trae más problemas».

«No tenemos un porcentaje de los afectados que tenían seguro de la tarjeta de débito, pero éste servirá para que se les devuelva lo sustraído, a los que no tenían seguro se atenderán a las personas caso por caso», dijo

Hasta la mañana de ayer, la Autoridad de Fiscalización del Sistema Financiero habían contabilizado 140 damnificados y Asoban 180 aunque el corresponsal de La Razón en Santa Cruz dijo, citando fuentes policiales, que la cantidad ascendía a 158.

La sustracción de dinero de esta cantidad de cuentas, que ha causado pánico entre poseedores de tarjetas de crédito o débito, se produjo en sólo 11 días (desde el 25 de abril). «Hay 150 denuncias y consideramos que las pérdidas económicas se estiman en miles de dólares. Esta pérdida no afectará al sistema financiero que goza de buena salud», dijo a su vez la directora interina de la ASFI, Leni Valdivia.

Según Montero, para sustraer el dinero de las cuentas bancarias a través de tarjetas «clonadas» se deben llenar dos requisitos: la información de la banda magnética y los cuatro dígitos de la clave secreta o PIN.

Por ahora el hurto masivo parece estar concentrado en Santa Cruz. El comando de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) dijo que no existen este tipo de denuncias en otros departamentos.

«El caso de Santa Cruz aún no fue remitido a nuestras oficinas pero no tenemos un historial sobre este tipo de delitos, donde se clona la información de la tarjeta por aparatos en el cajero y en los puntos de venta electrónicos», indicó el responsable de la Dirección de Recursos Humanos de la FELCC, Ramiro Romecín

Marcelo Montero, quien es a la vez vocero de Asoban, reveló ayer que en las investigaciones se detectó que hay empleados de centros comerciales, restaurantes y estaciones de servicio involucrados en este robo. Ellos capturan la información de las tarjetas de débito y se fijan en el PIN.

«Es una banda que coloca infiltrados en los comercios de venta, como supermercados, estaciones de gasolina, restaurantes y otros. Estas personas manejan unos lectores que sustraen la información de las bandas magnéticas, skimmers pequeños de menos de 7 centímetros de largo. Esto lo hacen cuando pasan la tarjeta de débito por los aparatos. Además se fijan en el cliente y en el momento que digita su código PIN», agregó.

Asoban en una solicitada publicada ayer recordó a sus clientes las normas de seguridad básica, como el cambio periódico del PIN, y pidió  «ante la  presente circunstancia hacerlo hoy mismo, a través de cajeros automáticos, banca electrónica, banca móvil y en oficinas de las entidades financieras».

A su vez, la ASFI aclaró que «es responsabilidad de las entidades financieras establecer las medidas de seguridad y el control.

«Si bien Asoban dijo que es responsabilidad de los usuarios tomar medidas de seguridad con sus tarjetas, éstas deben ser difundidas por las entidades financieras, pero el problema se vuelve transversal, si los usuarios no están cuidando su código PIN de terceros», dijo Valdivia. 

Asoban también recomendó a lo usuarios de tarjetas contratar un seguro contra clonaciones, robos y secuestros express en su mismo banco. La Razón averiguó que el cliente debe pagar un canon mensual de entre  Bs 4 y Bs 5, dependiendo de la entidad financiera y la aseguradora.

Sin embargo, para que se le restituya lo robado,  el usuario debe solicitar la baja inmediata de la tarjeta de débito al banco y realizar una denuncia ante la FELCC dentro de las 48 horas posteriores al hecho delictivo. Si este plazo no es respetado,  la aseguradora no se hará responsable.

Gobierno pide más inversión

El ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, demandó ayer a las entidades financieras que inviertan más recursos en seguridad ciudadana. «He solicitado una reunión con Asoban para trabajar coordinadamente en medidas de seguridad, no solamente de la banca. Creemos que es imprescindible que la banca invierta en temas de seguridad ciudadana y no sólo en el tema de la clonación de tarjetas y el robo de cuentas», dijo en referencia al escándalo suscitado en Santa Cruz por débitos ilícitos.

Skimmer, aparato para hurtar datos, está a la venta en la web

Los delincuentes tienen una nueva forma de sustraer la información de las tarjetas de crédito y débito para vaciar las cuentas de los clientes de entidades financieras. Son lectores de bandas magnéticas que caben dentro del puño. Los skimmers, lectores de bandas magnéticas, están a la venta en internet desde $us 10 a $us 100 y pueden ser adosados a cajeros y lectores POS o portados por una persona. 

El aparato usado en los cajeros automáticos ya es conocido. En este caso el delincuente coloca el artefacto menor a 10 centímetros de ancho, en la ranura del cajero. Además, para hacerse de la clave de seguridad o PIN utilizan cámaras, polvos para detectar la digitación o incluso vigilan de cerca a los clientes de la entidad financiera para obtener también su número secreto.

En la segunda y que, según la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), fue usada en Santa Cruz para sustraer 155 cuentas con tarjetas «clonadas», los empleados de un centro comercial o restaurante que usan POS llevan consigo un lector de bandas magnéticas manuel, que tiene menos de cinco centímetros de ancho. Según investigación de la red estadounidense ABC, tardan cuatro segundos en pasar la tarjeta por ese dispositivo, y aprovechan su función de cajeros para fijarse el momento que el cliente digita su PIN.

En ambos casos los antisociales copian los datos de las memorias de sus skimmers a sus computadoras y de ahí las pasan a tarjetas en blanco que también están a la venta en la web. Así pueden usar la «nueva» tarjeta en cualquier cajero para debitar cualquier monto.

Hablan las víctimas

Óscar Vargas
‘Creo que me robaron el PIN en un súper’

«Creo que ha sido en un supermercado que me robaron la información de la cinta magnética y el PIN, lo cierto es que retiraron mi dinero. Pocas veces utilizaba la tarjeta de débito, pero sucedió y a cualquiera le puede pasar esta desgracia. Para que no quede en nada, se debe dar con los delincuentes», comentó el concejal.

Paola García
‘Hicieron dos retiros de una de mis cuentas’

«He sido víctima de robo de dinero con mis dos tarjetas de débito, me hicieron dos retiros de dinero de una de mis cuentas. Este hecho delictivo habría ocurrido entre la fecha 27 y 28 de abril, no sé qué pudo haber pasado, es la primera vez que me sucede esto. Las autoridades tienen que aclarar qué fue lo que pasó».

Dica Rodríguez
‘Opté por bloquear mi tarjeta de débito’

«Perdí dinero, así que he optado por bloquear mi tarjeta y no volver a usar este sistema de retiro de efectivo. La Policía nos aconsejó no utilizar las tarjetas; si bien la medida no debe ser ésa, pero creo que no nos queda otra. Siempre la manejé con cuidado».

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Dilemas opositores

Por La Razón

/ 19 de mayo de 2024 / 00:12

Un reciente estudio de opinión pública realizado por el Celag en el país revela importantes percepciones respecto a la oposición política. Estos datos son significativos en medio de los dilemas de las dirigencias opositoras en torno a su reiterado discurso de unidad versus sus prácticas divisorias. Corre cuenta regresiva para las definiciones rumbo al próximo ciclo electoral.

 La encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) incluye tres preguntas sobre el campo de la oposición. Las tres son críticas. La primera tiene que ver con la mentada unidad. ¿Podrá la oposición política unificarse para las elecciones generales 2025? Solo el 28% de las personas consultadas cree que habrá unidad. Hay, pues, un sentimiento mayoritario de escepticismo respecto a la posibilidad de que la oposición logre un candidato único o un frente amplio.

La segunda pregunta se refiere a la expectativa de los votantes opositores sobre el candidato o dirigente más capacitado para derrotar al MAS en las urnas. El 58% de los encuestados espera un candidato nuevo, reniega de las actuales opciones o no sabe. El apoyo a los candidatos en escena (Reyes Villa, Mesa, Cuéllar, Camacho, algún empresario) es muy bajo y estadísticamente irrelevante. No son buenas noticias para la oposición: la gente ve división y ausencia de un liderazgo ganador.

La tercera indagación de opinión pública del Celag es la más sensible. Casi dos tercios de las personas consultadas, nada menos, afirma que cuando la oposición pierde elecciones “no reconoce su derrota y está dispuesta a generar violencia”. Esta conducta antidemocrática de no reconocimiento del resultado electoral y falta de respeto a la institucionalidad, quizás se deba a que algunos candidatos opositores proclaman “fraude” cuando pierden elecciones. Y a veces lo hacen por anticipado, como en 2019.

Estas percepciones mayoritarias de la ciudadanía respecto al actual campo de la oposición son preocupantes. Más todavía en el actual contexto, degradado y contaminado por la división interna en el oficialismo. Y nos lleva a preguntar en qué condiciones llegará el país al próximo ciclo electoral: con un MAS-IPSP fracturado, muy lejos de ser nuevamente un partido dominante; y una oposición fragmentada, que reafirma su debilidad, su carencia de líderes y su falta de propuestas. El escenario es incierto.

Una democracia de calidad requiere partidos democráticos, líderes representativos y sólido pluralismo político, entre otras condiciones. Ello implica que tanto el oficialismo como las oposiciones deben consolidar sus estructuras partidarias, renovar liderazgos y, en especial, diseñar proyectos de futuro y plataformas programáticas. Nada de eso ocurre a poco más de un año de las elecciones 2025. Hoy la disputa política, entre la división, la polarización y la fragmentación, está concentrada en las minucias. Urge cambio de rumbo.

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Riesgo de convulsión

De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces

Por La Razón

/ 16 de mayo de 2024 / 06:25

En menos de una semana, el Gobierno promulgó un decreto supremo y lo abrogó debido a amenazas de movilizaciones y actividades de protesta contra la norma, que, como tantas otras, no había sido promocionada y mucho menos socializada, lo cual permitió que circule abundante desinformación que galvanizó las posiciones de rechazo. El Gobierno dio el paso atrás para evitar la “convulsión”.

Se trata del DS 5143, creado, según autoridades de gobierno, para transparentar los trámites de propiedades en las oficinas de Derechos Reales y desburocratizar el procedimiento, que actualmente puede tardar hasta dos o tres años. Según el viceministro de Defensa del Consumidor, el decreto disponía la bancarización, para pagos en línea, y la interoperabilidad, para el cruce de información entre gobiernos municipales, el Servicio General de Identificación Personal (Segip) y el Servicio de Registro Cívico (Serecí); además, se trataba de la actualización de un decreto promulgado durante el gobierno de Carlos Mesa en 2004.

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Nada de esto es lo que se discutía en las calles y centros de reunión de opositores: se especuló que el decreto serviría para posibilitar la intromisión del Estado en la administración y la tenencia de la propiedad inmueble de privados o que exigiría una nueva certificación para trámites de compra-venta. De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces y se multiplicaban las amenazas de movilizaciones.

Más tardó el Presidente en anunciar la abrogación de la norma que los líderes de las únicas dos fuerzas políticas con representación parlamentaria en salir al espacio público y celebrar la “derrota” del Gobierno. En tiempos de política de suma cero, poco o nada importa la relevancia o necesidad de políticas públicas: todo se reduce a imponer las ideas propias y evitar a cualquier costo las opuestas. Agréguese a ese estado de cosas una gestión gubernamental llena de contradicciones y se produce lo que tantas veces se ha lamentado en este mismo espacio: pérdida de confianza de la población en las instituciones gubernamentales.

La creciente conflictividad, las dirigencias opositoras claramente orientadas a la solución por el desastre y la incapacidad gubernamental para crear y sostener alianzas y consensos (excepto cuando se trata de apropiarse del partido político), son un buen caldo de cultivo para la convulsión, lo cual no significa que haya, en realidad, planes para provocarla y forzar la caída del Gobierno.

En tiempos cuando menudean los discursos desinformadores y polarizadores, además de la memoria reciente de hechos sediciosos, es tentador acusar a la oposición, o a agentes no identificados, de buscar la convulsión; sin embargo, también suele ser evidente que los conflictos pueden ser fabricados con el propósito de influir sobre el ánimo de la población. Identificar quién gana más con la polémica, el conflicto y la abrogación del mentado decreto serviría para señalar quién es el más interesado en que haya miedo por la amenaza de convulsión.

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Día del Periodista

Por La Razón

/ 12 de mayo de 2024 / 00:57

El 10 de mayo, las y los periodistas de Bolivia recordamos nuestro día. ¿Hay algo que celebrar?, nos preguntamos. Y sí, existen motivos. Pero también hay nubarrones para el oficio. Por ello, más allá de los homenajes, fue un día de balance y reflexión. ¿En qué condiciones realizamos nuestra labor? ¿Cuánto aportamos a la conversación pública en democracia? ¿Cómo nos ve la sociedad?

Hace más de ochenta años, en 1938, el presidente Germán Busch promulgó un decreto supremo – luego elevado a rango de ley– que creaba la Caja de pensiones, jubilaciones y montepíos de los trabajadores asalariados de la prensa. No fue una concesión, sino una conquista como resultado de años de exigencia de derechos. Así, el 10 de mayo fue declarado Día del Periodista. Tiempo después, en 1953, un decreto supremo del presidente Víctor Paz Estenssoro estableció ese día como feriado para los periodistas.

De ese modo, cada 10 de mayo las y los periodistas revindicamos nuestro oficio y recibimos homenajes, salutaciones, reconocimientos. Es como un día destinado a elogiar el lugar que ocupa el periodismo en una sociedad democrática. Celebramos pues que, pese a dificultades y condiciones adversas, seguimos en el empeño diario de brindar información y opiniones como insumo para la deliberación colectiva. Sostenemos asimismo la necesidad de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información.

Pero el Día del Periodista es, o debiera ser, además, una ocasión propicia para el balance, para mirarnos puertas adentro y evaluar nuestro desempeño. Este ineludible ejercicio frente al espejo no puede ser autocomplaciente ni tampoco de solo flagelación, sino autocrítico. Para empezar, es importante evaluar las condiciones difíciles, a veces precarias, en las que estamos realizando nuestro trabajo, en un contexto donde las nuevas tecnologías digitales plantean serios desafíos a los medios de comunicación.

Es preocupante asimismo para el oficio periodístico el escenario de crisis no solo político-institucional en el país, sino también la complicada situación económica. Trabajamos en medio de la incertidumbre, sin horizonte de futuro. Y somos parte de la persistente polarización, que bloquea el diálogo plural y dinamita los puentes de encuentro. Diferentes estudios de opinión señalan que la ciudadanía y los liderazgos ven a los medios como promotores del enfrentamiento. Y hasta nos perciben como actores políticos.

¿Cuánto estamos contribuyendo, en el día a día, a la convivencia en democracia? ¿Cómo mejorar nuestras condiciones de trabajo, libres de presiones y amenazas? Y la pregunta esencial: ¿estamos haciendo buen periodismo, conforme a nuestros códigos de ética o, más bien, un periodismo instrumental, con arreglo a nuestra propia agenda y otros intereses? Hay que celebrar el Día del Periodista con llamamiento urgente para cuidar el oficio y, entre otras cosas, frenar la degradación de nuestras asociaciones. 

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El MAS y la crisis

La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos

Por La Razón

/ 9 de mayo de 2024 / 06:39

Para nadie debe ser desconocido que el Movimiento al Socialismo (MAS) es la fuerza política más importante de las últimas décadas y el único partido con estructura y potencia suficientes para intervenir en todas las esferas de la vida pública. Sin embargo, precisamente por estos atributos, la feroz lucha que han desatado sus dirigentes no solo afecta al partido, sino a todo el Estado.

Más tardó en terminar el X Congreso del partido, el domingo, en la ciudad de El Alto, convocado por el “ala arcista” del partido, que portavoces del “ala evista” en descalificar el encuentro de la peor forma posible y amenazar con todo tipo de recursos, legales y no, para impedir que las decisiones acordadas lleguen a materializarse.

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No es para menos: se ha elegido a un nuevo jefe nacional del partido, honor que recayó en Gróver García, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), afín al presidente Arce, y se ha decidido revisar el estatuto del MAS para eliminar la disposición que concede la dirección vitalicia del partido al expresidente Evo Morales y para eliminar la restricción de antigüedad como militante para asumir cualquier candidatura.

Para que el congreso masista pudiese llevarse a cabo y que contase con la presencia de veedores del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hizo falta que una Sala Constitucional de La Paz ordenase al Órgano Electoral cumplir con el artículo 30 de la Ley de Partidos Políticos. Entre analistas y opinadores de todas las tendencias hubo consenso en que se trata de un nuevo “fallo a la carta”, de los que menudean desde que los magistrados del Órgano Judicial decidieran autoprorrogarse.

A esta evidente muestra de injerencia de un órgano sobre otro (primero el Ejecutivo sobre el Judicial y luego éste sobre el Electoral), se suma la cantidad de ocasiones en que delegados y portavoces del evismo han descalificado al TSE y sus resoluciones por ser contrarias a sus intereses y expectativas. La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos.

Súmese a este estado de cosas la previsible pugna que se desatará en la Sala Plena del TSE cuando algunos vocales intenten incidir en favor de uno u otro aspirante a candidato. Entonces, las acusaciones y descalificaciones que hoy se sugieren, serán amplificadas, dañando de manera feroz la credibilidad y reputación del órgano llamado constitucionalmente a administrar los procesos que dan sustento al sistema democrático boliviano y a dar legitimidad a las autoridades electas.

A estas alturas de la lucha es, pues, evidente que sin importar el tono y el contenido de los mensajes que una y otra facción del MAS publicitan, lo verdaderamente central para ambas partes es asegurar que el candidato propio llegue a la papeleta y/o que el contrincante no lo logre. Si para tal fin tienen que terminar de romper la institucionalidad del Estado, no dudarán en hacerlo, y eso son malas noticias.

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Democracia en riesgo

Por La Razón

/ 5 de mayo de 2024 / 00:34

La reciente decisión de una sala constitucional en torno al “congreso del MAS-IPSP” convocado por dirigentes de la facción arcista constituye una tosca injerencia en las competencias del TSE. Y cruza un límite que pone en riesgo no solo la institucionalidad electoral, sino la propia democracia. Es fundamental ponerle freno antes de que conduzca a una deriva autoritaria.

 Una de las condiciones fundamentales de un Estado de Derecho es la autonomía e independencia de los órganos del poder público, además de su separación. Cuando uno o más órganos se subordinan a otro o surge una especie de suprapoder, esa estructura y organización funcional del Estado se resquebraja. Asimismo, cuando el sistema de gobierno empieza a depender de decisiones arbitrarias e inconstitucionales, la democracia está en riesgo. Estamos transitando ese muy peligroso umbral en el país.

En nuestro proceso de construcción y reforma estatal, no es nuevo que el Legislativo dependa de los mandatos del Ejecutivo. Tampoco es raro que la administración de justicia esté subordinada al poder político y a poderes fácticos. Lo crítico es que surja un suprapoder que imponga sucesivos fallos por fuera del marco constitucional y pisoteando la institucionalidad democrática. Desde el año pasado hay un suprapoder en Bolivia que, en consorcio con actores políticos, opera desde el TCP y algunas salas constitucionales.

A punta de sentencias, declaraciones y autos constitucionales, y algunas acciones de defensa, un arriesgado suprapoder está llevando a límites insostenibles el funcionamiento de los órganos del poder público y del sistema de gobierno. Así, bloquearon las elecciones judiciales, suspendieron las funciones de fiscalización de la ALP, se autoprorrogaron, beneficiaron a terratenientes y ahora están emitiendo “instrucciones” sobre las organizaciones políticas y los procesos electorales. Es inaceptable.

Es muy complicado y sensible para el TSE gestionar las disputas internas en los partidos, en especial en este momento la batalla entre facciones en el MAS-IPSP. Debe hacerlo en estricto cumplimiento de la Ley de Organizaciones Políticas y de los estatutos partidarios. ¿Qué ocurre cuando una sala constitucional, desde su filiación política, impone acciones que violan la normativa y vulneran las atribuciones del organismo electoral? Eso es lo que acaban de hacer, sin sonrojarse, los vocales Campero y Angles.

En un pronunciamiento difundido este viernes, las autoridades del Órgano Electoral Plurinacional exigen con timidez el respeto a la independencia de poderes para garantizar la democracia en el país. No es una exigencia menor. En realidad, se está advirtiendo que, si magistrados y jueces continúan perforando el sistema y la institucionalidad electoral, la democracia boliviana está en riesgo. Es fundamental que la disputa política no termine derrumbando el orden constitucional y el régimen democrático.

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