Sociedad

Sunday 28 Apr 2024 | Actualizado a 14:22 PM

Cada año, 800 bolivianos van a Chile a curarse

Anualmente unos 800 bolivianos son atendidos en clínicas privadas y estatales chilenas: Las Condes, Alemana y el Hospital Clínico de la Universidad de Chile

Por La Razón

/ 29 de mayo de 2011 / 05:00

De acuerdo con información proporcionada a La Razón, las clínicas privadas Las Condes y la Alemana atienden a cerca de 600 bolivianos cada año, cifra a la que suman los 200 pacientes que buscan ayuda en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

Bolivia se ha convertido en una mercado primordial para esas instituciones, que además poseen unidades especiales para asistir a pacientes extranjeros.

La representante de la clínica Las Condes en Bolivia y gerente General de la agencia de viajes Trans World, María Lourdes Ibañez, que facilita el contacto entre pacientes bolivianos y esa clínica hace 20 años, explicó que un promedio de 25 personas viajan a ese país cada mes en busca de atención médica. Así se calcula que al menos 300 personas requieren los servicios médicos a través de esa empresa, sin contar que otros hacen el viaje de forma individual. 

La subgerente Comercial de la clínica Alemana, Adriana Reszczynski, informó a este medio, vía electrónica, que más de 300 pacientes son atendidos en esa unidad cada año. En tanto que el responsable de Comunicación del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Owen Korn, precisó, también vía mail, que de enero del 2010 a mayo del 2011, ese nosocomio realizó 205 prestaciones médicas a pacientes bolivianos.

La gerente Comercial de clínica Indisa, Pamela Zaror, que el mes pasado visitó La Paz para ofertar los servicios que brindan, apuntó que aún no cuentan con estadísticas al respecto porque recién hace un año y medio habilitaron un servicio exclusivo para pacientes extranjeros.

Ibañez añadió que cada día, de una a dos personas consultan por  las prestaciones de Las Condes. Según la relación de datos que maneja, la mayoría de los pacientes que acude a Chile son de La Paz, luego de Potosí, Sucre, Tarija y Oruro y en menor cantidad de Cochabamba y Santa Cruz.

«Muchos pacientes van de La Paz porque los vuelos son directos, aunque existen clientes de toda Bolivia porque hay una red con las agencias de viajes y estas son las mejores distribuidoras del servicio. A su vez, las líneas aéreas y los operadores de hoteles también tienen agencias y ellos difunden la información», explicó.

Zaror sostuvo que a diferencia de otros centros, a clínica Indisa llegan muchos pacientes de Santa Cruz. Por ello, en sus planes está visitar la capital cruceña y Cochbamba para ofertar sus servicios.

«Queremos hacer alianzas con  agencias de viajes para ofrecer el turismo médico a todos los bolivianos. Incluso hacer convenios con compañías de seguro para ofrecerles nuestro seguro, y con las clínicas privadas para que deriven a sus pacientes cuando sean problemas complejos», expresó Zaror.

Por la información proporcionada se establece que los pacientes son de estrato social medio y medio alto. Aunque, también hay pacientes de bajos recursos con  enfermedades complejas.

El factor económico es determinante. Korn informó que «la atención en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile no es particularmente económica, para quién no cuente con algún seguro de salud, por lo que creemos que los pacientes (bolivianos) debe venir con una buena cobertura económica personal», señaló.

Por otro lado, las especialidades más requeridas son aquellas relacionadas con dolencias y cirugías traumatológicas, cáncer, enfermedades gastrointestinales (del aparato digestivo) y cardiovasculares. A estas, les siguen las de males neurológicos, infertilidad y cirugías estéticas (liposucción, implantes de busto y otros).

«La mayoría de los bolivianos viaja a Chile por tratamientos de enfermedades específicas complejas. Pocos acuden para efectuar chequeos preventivos», manifestó María Lourdes Ibañez.

De acuerdo con la subgerente Comercial de la clínica Alemana, los pacientes que «vienen a Santiago lo hacen para obtener una segunda opinión médica. En general, son adultos, que realizan chequeos preventivos y vienen por enfermedades complicadas».

Según la información de Korn, «la mayoría de los que ingresan al hospital buscan resolver patologías quirúrgicas». Coincidió con los entrevistados en que dentro de la especialidad de traumatología, «habitualmente se presentan problemas de cadera y rodilla».

En cuanto a las edad promedio de los pacientes bolivianos, Ibañez manifestó que no hay un promedio y en el caso de los niños y adolescentes, aclaró que éstos son llevados por sus padres, particularmente, por problemas neurológicos (tumores, dislexia o déficit de atención severo). Incluso se atienden casos de problemas odontológicos o dermatológicos complejos.

«La mayoría de las mujeres asisten por problemas de infertilidad, cáncer de mama y de cuello uterino, además de males estomacales, neurológicos y urológicos. En tanto que los varones buscan atención médica para tratamientos contra el cáncer de próstata y enfermedades del corazón», indicó.

Zaror agregó que otras especialidades requeridas son las cirugías neonatales y la atención de lesiones por quemaduras. Según la gerente de la agencia de viajes las intervenciones quirúrgicas son las menos. «Son pocas, de  1.000 personas que van, unas 100 se operan. Los pacientes se dirigen más por los tratamientos».

Extranjeros. Los tres centros privados consultados coincidieron en que cuentan con una unidad especial y exclusiva para atender y orientar a los extranjeros.

Esta oficina concentra sus actividades en la coordinación de todos los requerimientos médicos del paciente antes de su llegada a Chile, además su permanencia en ese país y su alta, a lo que se suma el seguimiento al cliente una vez que éste retornó a su lugar de origen.

El objetivo es optimizar el tiempo y abaratar la inversión. En Chile, el mercado boliviano es más interesante que el de Argentina o Perú.

En el caso de la clínica Las Condes, dicha repartición se denomina Unidad de Paciente Internacional. Ibañez señaló que entre la agencia de viajes Trans World y ese nosocomio existe un convenio de exclusividad para ofertar el producto dentro del territorio nacional.

La clínica Alemana cuenta con el Servicio del Paciente Internacional y la clínica Indisa con el Servicio de Pacientes Extranjeros.

Turismo médico, la práctica

Concepto
Turismo médico es el término usado para describir la práctica que realizan algunas personas para viajar de su país al extranjero y obtener tratamientos médicos que no hallan en su país.

Cobertura
Según el diario chileno La Tercera, la cifra de pacientes extranjeros en las  clínicas creció en 69% entre los años
2007 y 2009.

La inversión base es de $us 800

Aunque es variable, la inversión base para obtener el diagnóstico médico es de 800  dólares, valor que incluye la atención médica y los exámenes de laboratorio.

La subgerente Comercial de la clínica Alemana, Adriana Reszczynski, expresó que el precio depende de la atención, pero en «una consulta ambulatoria normal, para una persona de sexo masculino de 50 años, hablamos de cerca de 800 dólares y dos días de permanencia».

Según la representante de la clínica Las Condes en La Paz, María Lourdes Ibañez, en el caso de este centro, la cifra ronda los 1.000 dólares y el tiempo promedio de permanencia en ese país es de una semana. De acuerdo a su cálculo, el costo de atención en ese país se triplica en relación a Bolivia, por ejemplo, una consulta en Chile cuesta de 70 a 80 dólares.

Pamela Zaror, gerente Comercial de clínica Indisa, indicó que una consulta general puede tomar sólo un día. «Si la persona se operará, seis días y si tiene un problema complejo de 15 a 20».

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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Un asunto oscuro

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años

Por La Razón

/ 25 de abril de 2024 / 06:59

La todavía incipiente industria del litio en Bolivia no puede salir de las sombras. Al violento arresto del exministro de Minería y exresponsable de la planta en la región de Lípez en Potosí, Luis Alberto Echazú, se ha sumado, ayer, la muerte del exgerente ejecutivo de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). El tema se ha politizado y, ahora, judicializado, pero del negocio no hay más que promesas.

Los contornos del caso, la actuación presuntamente arbitraria e irregular de la Fiscalía el lunes, según denuncia del abogado de Echazú, así como las declaraciones de jerarcas y portavoces del ala evista del MAS, hacen pensar en intereses políticos ligados a la sorda pelea por el poder en el partido gobernante antes que en aquellos ligados al efectivo despegue de la industria del litio en el país. El intercambio de acusaciones, con y sin fundamento, en nada ayuda a reactivar el proyecto.

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El tono y el contenido de una “carta abierta” firmada por el exgerente de YLB, Juan Carlos Montenegro, otro de los imputados, antes de morir (incluyendo una última línea en la que pide perdón a sus seres queridos por el “dolor” que les causará “esta mi decisión”), hace pensar en que detrás de la acusación hecha el jueves de la semana pasada por la actual gerente del proyecto y el procurador del Estado, además de la sorprendentemente rápida actuación del Ministerio Público, hay mucho más que la búsqueda de justicia o de castigo a la corrupción.

Según la presidenta ejecutiva de YLB, la acusación fue fruto de una investigación técnica realizada a lo largo de dos años, asunto del cual ni ella ni su antecesor habían dicho nada anteriormente. Al ser conducido a celdas policiales, el exministro, ahora en detención domiciliaria, afirmó que “el Gobierno quiere ocultar tres años y medio” de parálisis en el que debería ser el proyecto más importante del Estado Plurinacional en los últimos años.

Coincidiendo con la denuncia de YLB contra exfuncionarios de la institución, el mismo día, el Presidente del Estado acusó a “potencias mundiales” y un “país vecino” de pretender controlar los recursos naturales del país, especialmente el litio, bloqueando las exportaciones y excluyendo a Bolivia en procesos estratégicos de comunicación. A la luz de lo sucedido en los últimos años, es evidente que el principal obstáculo está en el Estado y no fuera de las fronteras.

Mientras Chile se abre a las inversiones de riesgo compartido y se propone recuperar el sitial de primer exportador de litio en el mundo en los próximos dos años, y el presidente de Argentina busca entregar las reservas de su país a las transnacionales del sector, Bolivia todavía no ha mostrado cuál es su estrategia de industrialización y comercialización del preciado mineral, al extremo que ni siquiera ha transparentado los acuerdos (no contratos) que tiene con empresas chinas y rusas. Así, es imposible tener optimismo en el futuro del litio.

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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