La Ministra francesa de Economía y Finanzas es la undécima directora en la historia del organismo y ocupará el cargo hasta julio del 2016, asumirá el 5 de julio.

La aún ministra francesa de Finanzas emergió desde el primer momento como clara favorita para suceder a su compatriota Dominique Strauss-Kahn. Astuta, elegante y con gran personalidad, la política francesa es sobradamente respetada —y conocida— dentro y fuera de su país. Aun así, lanzó una intensa campaña global para asegurarse el puesto.

Nada más conocer su nombramiento, Lagarde ha asegurado, a través del Twitter, sentirse «profundamente honrada» y ha prometido servir por igual a todos los miembros del organismo para proteger su legitimidad y eficacia.

También ha mostrado su respeto hacia Agustín Carstens, con quien competía por el cargo, actual presidente del Banco de México y antiguo número tres del Fondo entre 2003 y 2006.

Era la primera vez que un candidato europeo tenía un rival creíble que representaba el creciente poder de los países emergentes en la escena global. Con Carstens esperaban romper el monopolio europeo en la cabeza del Fondo.
Perdida la batalla, el presidente del Banco de México ha sido uno de los primeros en felicitar públicamente a Lagarde.

«Estoy seguro de que la señora Lagarde será una muy competente líder de la institución», comenta en un comunicado, y espera que realice «progresos significativos para fortalecer la gobernabilidad de la institución y así asegurar su legitimidad».

Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial, tampoco ha tardado en enviar su enhorabuena a la nueva dirigente: «Allí donde ha trabajado, tuvo una voz fuerte e impacto. No veo la hora de trabajar junto a ella y el FMI bajo su liderazgo», ha declarado.

EEUU, principal contribuyente del FMI, enseñó sus cartas horas antes de la reunión final. El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, anunciaba oficialmente su apoyo a Largade, sobre la que ya dijo era una persona con un talento excepcional y con el liderazgo necesario para comandar el organismo. Casi de inmediato Rusia sumó su apoyo y la elección fue por unanimidad de los 24 miembros del Consejo Ejecutivo. 

Las tareas pendientes

Gran parte de la credibilidad del FMI se juega en Grecia, sometido a un programa de austeridad y privatización a cambio de lo que sería el mayor préstamo de la institución. La directora tendrá que demostrar a los Estados miembros que el país puede recuperarse de la crisis económica y presupuestaria.

El otro tema a abordar es el «contagio». El FMI publicó en julio una serie de informes sobre el impacto transfronterizo de la política de las cinco economías más grandes del mundo (China, EEUU, Japón, Reino Unido y la eurozona). El nuevo director gerente debe defender su credibilidad.

Tras «la primavera parabe», Egipto probablemente necesite financiamiento internacional para reactivar una economía golpeada por las consecuencias de la revolución. Sin embargo, El Cairo ha decidido en esta etapa rechazar el dinero del FMI, una institución impopular en ese país incluso antes de su intervención.

Finalmente está la revisión que el FMI debe hacer del sistema monetario internacional, en el marco de su vigilancia de los tipos de cambio, que no satisface a muchos. Lagarde tendrá que llegar a compromisos difíciles entre China, que quiere ejecutar su política de tipo de cambio como lo considere oportuno, y los que aspiran a que el Fondo castigue duramente a un Estado miembro de gran tamaño.