Embarraron la fiesta
La columna sindical - Iván Paredes Tamayo. Van dos años que las disputas políticas arruinan la esencia de la fiesta del 16 de julio
Aún no logro vaciar la bronca que me invadió al ver que los festejos de mi amada La Paz se ensuciaron por riñas políticas entre dirigentes del Movimiento Al Socialismo (MAS) y del Movimiento Sin Miedo (MSM). Sus representantes, elegidos legalmente por el pueblo, no comprendieron que el 2010 vivieron experiencia similar cuando oficializaron su ruptura. Así, se esperaba que reflexionen y no dañen la fiesta de nuevo este año.
En primera instancia, el gobernador César Cocarico y el alcalde Luis Revilla se enfrascaron en una disputa sobre quién enarbolaría la bandera de La Paz el 16 de julio en la plaza Murillo. Estaba definido que en esos actos el mandatario Evo Morales izara la tricolor boliviana, el vicepresidente Álvaro García, la wiphala, y la iza de la bandera paceña, tradicionalmente a cargo del Alcalde, quedó en disputa con el Gobernador. Al final, se tuvo que instalar un cuarto mástil para que la primera autoridad departamental esté presente en tan importante acto festivo.
Qué pena. Esos días las acusaciones entre las autoridades paceñas iban y venían por todos los medios de comunicación, mientras la ciudadanía miraba de palco las peleas y poco a poco se olvida de la esencia de estas fiestas: 202 años de libertad, 202 años de vida de nuestro querido departamento paceño.
Días antes del festejo, el presidente Evo Morales instruyó elaborar una norma que prohibía las verbenas (fiesta en la víspera del aniversario). Esta instrucción provocó malestar en el Alcalde paceño, quien defendió, a capa y espada, la realización del encuentro, que, no lo niego, es una tradición nuestra y de la cual participo todos los años. El Gobernador, no contento, desafió al Jefe del Estado y realizó su propia verbena, que me dijeron, tenía la presencia de funcionarios públicos en su mayoría.
Esa noche, la del 15 de julio, se evidenció nuestra triste realidad. La política había ensuciado nuestro festejo. Estábamos divididos, cada líder animaba su propia fiesta teñida con los colores de su partido. Ya a las 00.00, con mucha emoción se entonaron las notas del himno paceño, unos abajo (en el estadio Hernando Siles) y otros arriba (en la plaza Villarroel).
Van dos años consecutivos que estas disputas políticas arruinan la esencia de la fiesta de la Revolución del 16 de julio, impulsando actos paralelos en vez de coincidir, aunque sea en estas fechas, en la realización del programa festivo.
¿Qué tiene que pasar para que el Gobernador y el Alcalde se entiendan en julio del siguiente año?
Que Evo Morales y Juan del Granado se alíen nuevamente, evento que es casi imposible de imaginarlo.