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Tuesday 14 May 2024 | Actualizado a 13:03 PM

GOBIERNO PROPONE SEIS OPCIONES PARA NEGOCIAR LA VÍA

Diálogo. La reunión entró en un cuarto intermedio hasta este domingo a las 08.00

Por La Razón

/ 4 de septiembre de 2011 / 05:00

Este sábado, seis ministros y otros representantes gubernamentales se reunieron en el Politécnico de la Universidad Autónoma del Beni en San Borja con los delegados de los originarios, que marchan hacia La Paz en defensa del TIPNIS desde el 15 de agosto.

El encuentro estaba fijado para las 10.00, pero se inició a las 11.15. El diálogo versó sobre la construcción del segundo tramo vial y cerca de las 19.00 entró en un cuarto intermedio hasta hoy a las 08.00. Se tratarán los 16 puntos del pliego indígena.

Debido a que en la mañana la comisión gubernamental no tenía equipos para presentar sus alternativas para el tramo, la exposición se realizó en la tarde y estuvo a cargo del gerente de la regional Norte de la Administración Boliviana de Carreteras (ABC), Leonardo Ossio, quien usó una presentación en Power Point.

Alternativas. La primera opción pasa por el núcleo del TIPNIS, en la  segunda, tercera y quinta alternativas el camino estaría cerca del centro. La propuesta cuatro plantea que la vía bordee el parque por la izquierda y la sexta, por la derecha.

Luego de Ossio, la viceministra de Medio Ambiente, Cynthia Silva, explicó con una fotografía cómo sería el tramo II de la vía. Después, los indígenas se quedaron analizando las opciones a puertas cerradas. Pidieron a la prensa salir.

El ministro de la Presidencia, Carlos Romero, catalogó la cita de «muy positiva», ya que quedó claro que «el camino entre Cochabamba y Beni debe ir». Cuando se le consultó si el Gobierno aceptará la decisión tomada por los indígenas, respondió: «Ellos analizarán y corresponde que nos presenten sus puntos de vista, no diría que vamos a restringirnos a escuchar una decisión de ellos», pero se reafirmó en que la propuesta inicial de que el tramo pase por el centro del parque es la posición del Ejecutivo. Se quiere «escuchar los análisis técnicos, hay ONG y asesores con estudios sobre impactos, y estamos dispuestos a que los presenten». La comisión de Gobierno está formada por los ministros Romero, Wálter Delgadillo (Obras Públicas); Teresa Morales (Desarrollo Productivo); Nilda Copa (Justicia); Mabel Monje (Agua y Medio Ambiente); José Gutiérrez (Hidrocarburos); y los viceministros Silva, Isabel Ortega (Justicia Originaria) y Édgar Valeriano (Tierras). Además de autoridades de la ABC, YPFB y ABT.

Impactará 0,03% al TIPNIS

El ministro de la Presidencia, Carlos Romero, dijo que la opción a la que apuesta el Gobierno para construir el tramo II de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos tendría un impacto de 0,03 por ciento en el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).

De las seis alternativas que fueron expuestas este sábado, el Ejecutivo prefiere la que plantea que la carretera pase por el centro del TIPNIS. Romero dice que ésta es la que menos perjuicio tendría para el área.

«La propuesta que cruza el Isiboro Sécure, de acuerdo al Viceministerio de Medio Ambiente, tiene un impacto directo de 0,03 por ciento con relación a la floresta, entonces más que el tema de los lugares, hay que ver el tema de impactos».

Romero habló con los periodistas luego de que se declaró un cuarto intermedio en el diálogo entre la comisión gubernamental y los indígenas. El encuentro se realiza en el Politécnico de la Universidad Autónoma del Beni José Ballivián.

«Lo que ha presentado el ministro Delgadillo es que la propuesta que tiene menos impacto es esta propuesta, que necesariamente tiene que cruzar por el territorio del Isiboro Sécure», agregó.

En ese sentido, resaltó que hay otras alternativas que si bien no pasan por el centro del parque, traen mayores perjuicios. Por ejemplo, la opción de construir bordeando el TIPNIS «tiene un impacto mayor porque afecta los cauces de ríos y aguas que circundan  el Isiboro Sécure».

Demandas

1.- Rechazo a que el tramo II de la carretera se construya por el TIPNIS.   
2.- La paralización de las actividades hidrocarburíferas en  el parque Aguaragüe.
3.- El Gobierno debe garantizar que territorios indígenas sean respetados en la nueva legislación agraria.   
4.- Reconocimiento al derecho de recibir retribución por compensación de la mitigación de gases (Fondo Verde).
5.- Desarrollo normativo       y el derecho a la consulta.   
6.- Desarrollo productivo, la descentralización a las regiones del oriente, Chaco y Amazonía con asignación de recursos económicos.
7.- Participar en elaboración de Ley de Bosques.
8.- Incorporación de las propuestas indígenas de tierras bajas a la Ley de Áreas Protegidas.
9.- Recursos para implementar la «autonomía indígena».   
10.- Desembolsar recursos para construcción de la Universidad Indígena Boliviana.
11.- Incorporar a los pueblos indígenas como beneficiarios del Seguro Universal de Salud.
12.- Realizar el Censo de Población y Vivienda a la brevedad posible.
13.- Implementar planes de vivienda para los originarios.
14.- Implementar políticas de manejo, protección y conservación para resolver el problema de contaminación del río Pilcomayo.
15.- Cumplimiento del acuerdo de mayo del 2010 con la APG.   
16.- Garantizar el derecho pleno del acceso y uso de la información y la comunicación a los pueblos indígenas.

Sectores de Cochabamba se movilizan por la carretera

Organizaciones sociales de Cochabamba se movilizaron ayer en apoyo a la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos con el argumento de que el proyecto generará desarrollo e integración para ese departamento y el Beni.

El gobernador de Cochabamba, Edmundo Novillo, dijo que la carretera es vital para el desarrollo de la región, por lo que pidió a los indígenas que marchan desde el 15 de agosto hacia La Paz dialogar con el Gobierno.

«Todas las movilizaciones que se realicen a lo largo de este tiempo respaldando el camino van a ser muy importantes», dijo.

El representante de la Coordinadora de los Movimientos Sociales, Feliciano Vegamonte, explicó que la marcha de ayer refleja la conciencia de las organizaciones que apoyan la construcción de la carretera que, aseguró, permitirá integrar Cochabamba y Beni.

«Nuestros hermanos indígenas, quienes viven en el territorio del TIPNIS también están aquí presentes para decir su pronunciamiento de apoyo a la construcción de la carretera. Hay también ciudadanos de a pie», concluyó.

Los indígenas marcharon más de 120 kilómetros
Los indígenas afiliados a la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) iniciaron la marcha el lunes 15 de agosto desde la plaza principal de Trinidad (Beni) en rechazo a que la construcción del tramo II de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos atraviese el TIPNIS. Ahora se encuentran en San Borja, tras haber recorrido más de 120  kilómetros.

La carretera tiene respaldo financiero del Brasil
La carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos consta de tres tramos y tiene una longitud de 306 kilómetros. Su construcción demandará una inversión de $us 415 millones, de los cuales     $us 332 millones provienen de un crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil. El Órgano Ejecutivo informó que cada kilómetro costaría $us 1,3  millones.

El Gobierno envió en cinco oportunidades a ministros
Desde que se inició la marcha, el Gobierno envió, sin éxito, cinco comisiones ministeriales para buscar el diálogo con los indígenas. Este sábado, representantes gubernamentales sí consiguieron entablar conversaciones. El Ejecutivo ha denunciado que los  marchistas son financiados por organizaciones y que algunos dirigentes han tenido contacto con la Embajada de EEUU.

La CIDOB denunció la situación en un foro en Brasil
La Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) denunció internacionalmente el plan del Gobierno de construir la carretera en el TIPNIS. El principal dirigente de la entidad, Adolfo Chávez, informó que una comisión viajó a Brasil en agosto al encuentro de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, en el que informó de la situación.

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Día del Periodista

Por La Razón

/ 12 de mayo de 2024 / 00:57

El 10 de mayo, las y los periodistas de Bolivia recordamos nuestro día. ¿Hay algo que celebrar?, nos preguntamos. Y sí, existen motivos. Pero también hay nubarrones para el oficio. Por ello, más allá de los homenajes, fue un día de balance y reflexión. ¿En qué condiciones realizamos nuestra labor? ¿Cuánto aportamos a la conversación pública en democracia? ¿Cómo nos ve la sociedad?

Hace más de ochenta años, en 1938, el presidente Germán Busch promulgó un decreto supremo – luego elevado a rango de ley– que creaba la Caja de pensiones, jubilaciones y montepíos de los trabajadores asalariados de la prensa. No fue una concesión, sino una conquista como resultado de años de exigencia de derechos. Así, el 10 de mayo fue declarado Día del Periodista. Tiempo después, en 1953, un decreto supremo del presidente Víctor Paz Estenssoro estableció ese día como feriado para los periodistas.

De ese modo, cada 10 de mayo las y los periodistas revindicamos nuestro oficio y recibimos homenajes, salutaciones, reconocimientos. Es como un día destinado a elogiar el lugar que ocupa el periodismo en una sociedad democrática. Celebramos pues que, pese a dificultades y condiciones adversas, seguimos en el empeño diario de brindar información y opiniones como insumo para la deliberación colectiva. Sostenemos asimismo la necesidad de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información.

Pero el Día del Periodista es, o debiera ser, además, una ocasión propicia para el balance, para mirarnos puertas adentro y evaluar nuestro desempeño. Este ineludible ejercicio frente al espejo no puede ser autocomplaciente ni tampoco de solo flagelación, sino autocrítico. Para empezar, es importante evaluar las condiciones difíciles, a veces precarias, en las que estamos realizando nuestro trabajo, en un contexto donde las nuevas tecnologías digitales plantean serios desafíos a los medios de comunicación.

Es preocupante asimismo para el oficio periodístico el escenario de crisis no solo político-institucional en el país, sino también la complicada situación económica. Trabajamos en medio de la incertidumbre, sin horizonte de futuro. Y somos parte de la persistente polarización, que bloquea el diálogo plural y dinamita los puentes de encuentro. Diferentes estudios de opinión señalan que la ciudadanía y los liderazgos ven a los medios como promotores del enfrentamiento. Y hasta nos perciben como actores políticos.

¿Cuánto estamos contribuyendo, en el día a día, a la convivencia en democracia? ¿Cómo mejorar nuestras condiciones de trabajo, libres de presiones y amenazas? Y la pregunta esencial: ¿estamos haciendo buen periodismo, conforme a nuestros códigos de ética o, más bien, un periodismo instrumental, con arreglo a nuestra propia agenda y otros intereses? Hay que celebrar el Día del Periodista con llamamiento urgente para cuidar el oficio y, entre otras cosas, frenar la degradación de nuestras asociaciones. 

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El MAS y la crisis

La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos

Por La Razón

/ 9 de mayo de 2024 / 06:39

Para nadie debe ser desconocido que el Movimiento al Socialismo (MAS) es la fuerza política más importante de las últimas décadas y el único partido con estructura y potencia suficientes para intervenir en todas las esferas de la vida pública. Sin embargo, precisamente por estos atributos, la feroz lucha que han desatado sus dirigentes no solo afecta al partido, sino a todo el Estado.

Más tardó en terminar el X Congreso del partido, el domingo, en la ciudad de El Alto, convocado por el “ala arcista” del partido, que portavoces del “ala evista” en descalificar el encuentro de la peor forma posible y amenazar con todo tipo de recursos, legales y no, para impedir que las decisiones acordadas lleguen a materializarse.

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No es para menos: se ha elegido a un nuevo jefe nacional del partido, honor que recayó en Gróver García, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), afín al presidente Arce, y se ha decidido revisar el estatuto del MAS para eliminar la disposición que concede la dirección vitalicia del partido al expresidente Evo Morales y para eliminar la restricción de antigüedad como militante para asumir cualquier candidatura.

Para que el congreso masista pudiese llevarse a cabo y que contase con la presencia de veedores del Tribunal Supremo Electoral (TSE), hizo falta que una Sala Constitucional de La Paz ordenase al Órgano Electoral cumplir con el artículo 30 de la Ley de Partidos Políticos. Entre analistas y opinadores de todas las tendencias hubo consenso en que se trata de un nuevo “fallo a la carta”, de los que menudean desde que los magistrados del Órgano Judicial decidieran autoprorrogarse.

A esta evidente muestra de injerencia de un órgano sobre otro (primero el Ejecutivo sobre el Judicial y luego éste sobre el Electoral), se suma la cantidad de ocasiones en que delegados y portavoces del evismo han descalificado al TSE y sus resoluciones por ser contrarias a sus intereses y expectativas. La democracia, o las formas que la hacen legítima, importan cada día menos.

Súmese a este estado de cosas la previsible pugna que se desatará en la Sala Plena del TSE cuando algunos vocales intenten incidir en favor de uno u otro aspirante a candidato. Entonces, las acusaciones y descalificaciones que hoy se sugieren, serán amplificadas, dañando de manera feroz la credibilidad y reputación del órgano llamado constitucionalmente a administrar los procesos que dan sustento al sistema democrático boliviano y a dar legitimidad a las autoridades electas.

A estas alturas de la lucha es, pues, evidente que sin importar el tono y el contenido de los mensajes que una y otra facción del MAS publicitan, lo verdaderamente central para ambas partes es asegurar que el candidato propio llegue a la papeleta y/o que el contrincante no lo logre. Si para tal fin tienen que terminar de romper la institucionalidad del Estado, no dudarán en hacerlo, y eso son malas noticias.

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Democracia en riesgo

Por La Razón

/ 5 de mayo de 2024 / 00:34

La reciente decisión de una sala constitucional en torno al “congreso del MAS-IPSP” convocado por dirigentes de la facción arcista constituye una tosca injerencia en las competencias del TSE. Y cruza un límite que pone en riesgo no solo la institucionalidad electoral, sino la propia democracia. Es fundamental ponerle freno antes de que conduzca a una deriva autoritaria.

 Una de las condiciones fundamentales de un Estado de Derecho es la autonomía e independencia de los órganos del poder público, además de su separación. Cuando uno o más órganos se subordinan a otro o surge una especie de suprapoder, esa estructura y organización funcional del Estado se resquebraja. Asimismo, cuando el sistema de gobierno empieza a depender de decisiones arbitrarias e inconstitucionales, la democracia está en riesgo. Estamos transitando ese muy peligroso umbral en el país.

En nuestro proceso de construcción y reforma estatal, no es nuevo que el Legislativo dependa de los mandatos del Ejecutivo. Tampoco es raro que la administración de justicia esté subordinada al poder político y a poderes fácticos. Lo crítico es que surja un suprapoder que imponga sucesivos fallos por fuera del marco constitucional y pisoteando la institucionalidad democrática. Desde el año pasado hay un suprapoder en Bolivia que, en consorcio con actores políticos, opera desde el TCP y algunas salas constitucionales.

A punta de sentencias, declaraciones y autos constitucionales, y algunas acciones de defensa, un arriesgado suprapoder está llevando a límites insostenibles el funcionamiento de los órganos del poder público y del sistema de gobierno. Así, bloquearon las elecciones judiciales, suspendieron las funciones de fiscalización de la ALP, se autoprorrogaron, beneficiaron a terratenientes y ahora están emitiendo “instrucciones” sobre las organizaciones políticas y los procesos electorales. Es inaceptable.

Es muy complicado y sensible para el TSE gestionar las disputas internas en los partidos, en especial en este momento la batalla entre facciones en el MAS-IPSP. Debe hacerlo en estricto cumplimiento de la Ley de Organizaciones Políticas y de los estatutos partidarios. ¿Qué ocurre cuando una sala constitucional, desde su filiación política, impone acciones que violan la normativa y vulneran las atribuciones del organismo electoral? Eso es lo que acaban de hacer, sin sonrojarse, los vocales Campero y Angles.

En un pronunciamiento difundido este viernes, las autoridades del Órgano Electoral Plurinacional exigen con timidez el respeto a la independencia de poderes para garantizar la democracia en el país. No es una exigencia menor. En realidad, se está advirtiendo que, si magistrados y jueces continúan perforando el sistema y la institucionalidad electoral, la democracia boliviana está en riesgo. Es fundamental que la disputa política no termine derrumbando el orden constitucional y el régimen democrático.

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Elección en suspenso

Las reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre

Por La Razón

/ 2 de mayo de 2024 / 06:16

Como se decía días atrás en este mismo espacio, hace mucho que actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha las elecciones judiciales. El más reciente fallo constitucional ordena no solo paralizar el proceso, sino devolverlo al inicio y comenzar con una nueva ley de convocatoria; el argumento es la defensa de derechos, pero la intención tal vez no.

El 18 de abril, Yeny Duri, dirigente indígena y abogada, candidata eliminada en el proceso de preselección, presentó una acción popular en la que denunció que las aspirantes indígenas de Pando no recibían un trato equitativo en comparación con las de otros departamentos, señalando la falta de oportunidades equitativas en el proceso de preselección. La Sala Constitucional Primera de Cobija emitió el lunes una medida cautelar que suspendió el proceso de preselección en curso y luego, el martes, dictaminó que el proceso de preselección debía dejarse sin efecto completamente, argumentando que la convocatoria inicial no había considerado adecuadamente la inclusión de mujeres e indígenas, e instruyó elaborar una nueva.

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La reacciones luego de conocido el fallo revelaron, cómo no, una nueva fuente de incertidumbre, pues si bien hay voces, como la del expresidente Eduardo Rodríguez, quien argumentó que la Sala Constitucional de Cobija era incompetente para emitir tal fallo y que sus razonamientos eran improcedentes, sugiriendo que la Asamblea Legislativa debería continuar con el proceso de preselección, la Comisión Mixta de Constitución decidió entrar en cuarto intermedio hasta hoy, a la espera de la notificación oficial del fallo.

El Presidente de la Comisión, Miguel Rejas, del MAS, afirmó que la intervención de la Sala es una «aberración» y criticó duramente a los vocales que concedieron la tutela a la candidata Duri; dijo también que el fallo fue resultado de manipulaciones por parte de vocales y jueces, sugiriendo que algunos de ellos habían sido influenciados por quienes presentaron amparos.

A su vez, la senadora Andrea Barrientos indicó que el fallo de la Sala es «ilegal e inaplicable» y que ninguna sala constitucional tiene la competencia para declarar la inaplicabilidad de una ley, especialmente de la Ley 1549, que ha pasado por control constitucional y cuenta con amplio respaldo legislativo. El diputado por Creemos Leonardo Ayala argumentó que la decisión vulnera los derechos de los más de 400 postulantes habilitados para el proceso de preselección. El Presidente Nato de la Asamblea, como es habitual, no apareció.

La interminable sucesión de recursos judiciales y constitucionales, sumada a la incapacidad de las y los legisladores para acordar un plan de acción capaz de superar los obstáculos que unos y otros ponen en el camino, muestra todo, menos voluntad política, para cumplir con el mandato constitucional de realizar la elección de autoridades del Judicial. Mientras tanto, el sistema judicial boliviano se hunde irremediablemente.

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¿EJ en septiembre?

Por La Razón

/ 28 de abril de 2024 / 00:18

Renovadas acciones de amparo y medidas cautelares están paralizando nuevamente y dejan en incertidumbre las Elecciones Judiciales (EJ). Según lo establecido en la ley transitoria, este 5 de mayo debe concluir la fase de preselección de postulantes en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Y el TSE anunció que la votación popular sería en septiembre. Hay duda sobre tales plazos.

Desde hace un año, el proceso electoral para renovar el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional está a la deriva. Según el mandato constitucional, las elecciones debieron realizarse en 2023. Pero políticos y operadores del sistema, en especial del TCP, se encargaron de frenar, congelar y a la postre postergar la elección. Como no se eligieron nuevas autoridades, los actuales magistrados (cuyo mandato ya se cumplió) decidieron autoprorrogarse. Fue como un guion escrito desde el principio para boicotear el proceso.

Como efecto de un bloqueo de caminos realizado en enero, finalmente la bancada oficialista en la Cámara de Diputados viabilizó las truncadas elecciones. Se aprobó entonces una ley de consenso que trazó la ruta, sus fases y los plazos tanto para la preselección a cargo de la ALP como para la votación bajo responsabilidad del TSE. Así, se publicó la convocatoria, se recibieron más de 700 postulaciones, se verificaron requisitos y se resolvieron las inhabilitaciones. Hasta ahí todo conforme a lo previsto.

En medio de la evaluación de méritos, incluida una prueba de conocimientos, varios postulantes inhabilitados por incumplir requisitos activaron demandas en la justicia para la reconsideración de sus casos. Todas esas acciones prosperaron dejando en suspenso el proceso de preselección de postulantes. Y el plazo corre. Luego de calificar los méritos, la Comisión Mixta de la Asamblea debe aprobar su informe, que será la base para la elección, por dos tercios, en sesión plenaria. Queda solo una semana.

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Es evidente que algunos actores políticos y operadores judiciales están empeñados en frenar sin fecha, nuevamente, las elecciones judiciales. Sería desastroso para la institucionalidad en el país en un contexto de alta desconfianza y de crisis. Por ello es sensato que la Comisión Mixta retome el proceso desde mañana. Tampoco sería una buena señal que se amplíen los plazos, ya que ello implica postergar la votación popular (quizás hasta octubre, lo que se superpone con las elecciones primarias).

Todos sabemos que las elecciones judiciales no solucionan la crisis del sistema de administración de justicia, pero al menos implican cumplir la Constitución y evitar que los autoprorrogados continúen degradando aún más el Estado de Derecho con sus decisiones a la carta. Por ello es fundamental que la ALP culmine pronto su trabajo de preselección con voluntad política y madurez democrática. Luego será el turno de la ciudadanía en las urnas. Y seguirá en agenda la cada vez más urgente reforma estructural del sistema.

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