En las aceras o la calzada, ambulando o en sitios fijos, de día y de noche, los vendedores en vía pública ocupan la ciudad de La Paz. Sin embargo, solamente 28.821 gremiales figuran en los registros ediles, aunque esta cantidad es 63% más alta que en 1990, cuando habían 18.217.
De acuerdo con la Dirección de Mercados, de cada 100 comerciantes que copan las arterias y plazas de los siete macrodistritos urbanos del municipio, 46 están en el Centro, 29 en el Max Paredes, 13 en el Cotahuma, 6 en el Periférica y 3 en el Sur (ver diagrama).
Este “ejército” de vendedores callejeros tiene autorización edil para la comercialización de ropa nueva, verduras, frutas, comidas, golosinas y dulces, entre otros, en tarimas, quioscos, con puestos fijos o ambulantes.
El registro de gremiales se cerró en 2008 —hace seis años—y ninguna persona puede engrosar esa cifra.
De los 31.885 que se presentaron en 1994 para regularizar su situación, 28.821, o sea el 90%, están legalmente establecidos porque consiguieron sanear su aval de asentamiento y acreditaron ser comerciantes en vía pública desde antes de 1994; sin embargo, 3.064 quedaron al margen.
La Ordenanza Municipal 101/94 aparte de garantizar la inamovilidad de puestos de venta, prohíbe la otorgación de nuevas autorizaciones.
“El registro se cerró el 10 de octubre de 2008. Todas las personas que presentaron sus documentos que avalaban su asentamiento fueron contabilizadas como gremiales”, explicó el director municipal de Mercados, Miguel Ayala. “Ahora, de ninguna manera puede registrarse un comerciante que no tenga esa documentación”, añadió el funcionario.
Pese al congelamiento —solamente se reconoció a quienes probaron que vendían en espacios públicos antes de 1994, o sea hace 20 años—, la cifra oficial no ha bajado porque los puestos o se heredan o se venden.
Los 3.064 que no lograron certificar su asentamiento antes de 1994 son considerados ilegales. Ese año es tomado en cuenta por disposición de la Ordenanza Municipal 101/92 —aprobada durante la gestión de Mónica Medina—, que dio inamovilidad a los puestos de venta de los mercaderes y también prohibió más asentamientos en las calles de la ciudad.
Para Jorge Silva, concejal del Movimiento Al Socialismo (MAS), dicha normativa, en su momento, fue la respuesta inmediata del municipio para controlar la proliferación de comerciantes. “Pero después de casi 20 años nos damos cuenta de que esa norma no la ha respetado ni la Alcaldía ni las asociaciones de vendedores. Inclusive a partir de la vigencia de esa ordenanza hubo muchos puestos más que se habilitaron”, observó.
Mabel Machicado, secretaria ejecutiva de la Federación Departamental de Trabajadores Gremiales del Comercio Minorista de La Paz, indicó que sus afiliados cumplieron con la normativa de 1992 y argumentó que la proliferación de puestos y ambulantes se debe, principalmente, a la falta de empleo urbano.
Esta organización departamental aglutina a más de 70 sindicatos o asociaciones de vendedores. Cada uno representa a 50, a 800 e incluso 1.500 afiliados, que en conjunto llegan a 30.000, según la representante.
Para la dirigente, el incremento de los mercaderes clandestinos tiene su origen en la falta de control del Gobierno Municipal de La Paz. “Además, hemos identificado una problemática: cuando se hizo, por ejemplo, la intervención a los comerciantes asentados en la Mariscal Santa Cruz, se llevó a cientos de vendedores a la avenida Simón Bolívar, pero ahora en esa vía solo quedan unos cuantos. Por necesidad esas comerciantes legalmente establecidas tuvieron que irse a sitios más comerciales o a deambular, lo que provoca que se concentren más gremiales en otros lugares. Todo por falta de política y coordinación”.
La Dirección de Mercados, junto con la Guardia Municipal y la Intendencia, efectúa operativos periódicos para impedir los asentamientos ilegales en la urbe. Sin embargo, “el control es una labor conjunta. Los vendedores o dueños de inmuebles que vean que hay un asentamiento en su vereda, deben denunciarlo para que procedamos a retirarlo”, sostuvo Ayala.
Transferencia. A diferencia de lo que sostuvo Machicado, el funcionario edil insistió en que las autorizaciones que se emitieron hasta 2008 son intransferibles, por lo que en caso de fallecimiento o por motivos de salud o fuerza mayor para que el titular ya no utilice su puesto, éste no puede ser aprovechado por otra persona.
La Razón consultó a cinco comerciantes de la calle Max Paredes sobre este asunto. Una señaló que le compró el espacio a un familiar en $us 2.000, otro declaró que lo heredó de su progenitora y tres se abstuvieron de responder la pregunta.
Machicado aseveró que hasta la fecha no existe ningún registro de venta de puestos que se pueda probar con documentos. No obstante, admitió que éstos sí se heredan.
“Por ejemplo, cuando la mamá es titular de un puesto de venta y ya no puede atenderlo por su avanzada edad o por fallecimiento, los que lo ocupan son los hijos o algún pariente que tenga necesidad económica. Se ceden los espacios de manera gratuita”.
Silva planteó que otro factor de la proliferación de gremiales es el “loteamiento de puestos”, transferencias que se hacen entre $us 3.000 y $us 7.000, dependiendo de la ubicación de los espacios. “Ese proceso se realiza en complicidad con los personeros de la Alcaldía”, denunció; sin embargo no ofreció pruebas de ello.
En los años 50 solo había 369 vendedores
Según la Oficialía de Promoción Económica de la Alcaldía de La Paz, entre 1951 y 1960, en el municipio de La Paz se tenían registrados solo a
369 gremiales.
Entre 1961 y 1970, la cifra se incrementó a 1.056. De 1971 a 1980, la cantidad subió a 5.937. Entre 1981 y 1990 se produjo el salto cuantitativo a 18.217.
Entre 1991 y 2000 los vendedores en vía pública en la ciudad de La Paz aumentaron hasta 37.026 y en el censo de 2003, a 39.815 registrados
legalmente.
Programa edil da nuevo oficio a hijos de gremiales
La pasada gestión, la Alcaldía capacitó en otros rubros a 150 hijos de comerciantes
El año pasado, el Gobierno Municipal de La Paz puso en marcha un programa de capacitación gratuita para los hijos de los vendedores en vía pública para que dejen la actividad de sus padres y, a la vez, reducir la cantidad de gremiales en la urbe, informó el director de Mercados, Miguel Ayala.
“Estamos trabajando con una consultora para que se puedan mejorar las condiciones de trabajo de los hijos e hijas de los comerciantes minoristas. Es algo así como una reconversión productiva”, explicó.
De acuerdo con el funcionario municipal, lo que se busca es que los descendientes de estos gremiales aspiren a desarrollar otro tipo de actividad para ganarse el sustento.
“Hemos ido formando personal especialista en hotelería, gastronomía, turismo y servicios complementarios. Hay también asistentes de créditos. En la primera fase nos fue bien: 150 hijos fueron beneficiados con esta iniciativa y ya están trabajando en otros lugares”, indicó.
Los oficios para comenzar con la reconversión laboral fueron elegidos en función de la demanda de trabajo en La Paz de los rubros turístico, hotelero y gastronómico.
Según un estudio del mercado de trabajo en Bolivia efectuado en 2011 por la Fundación para la Producción, la fuerza laboral está compuesta por 53% de profesionales, 35% por técnicos y 12% por obreros.
Registro. El otro proyecto destinado a mejorar las condiciones laborales de los comerciantes legalmente establecidos es la carnetización, sostuvo el director de Mercados.
“La idea —que se aplicará este año— es que los comerciantes legales porten una credencial que los identifique y que quienes quieran comprar sus productos, puedan identificarlos”. El objetivo es la creación de una cultura en la población para que solo haga tratos con los vendedores legalmente establecidos.
Vendedoresen espacios municipales
Según el director de Mercados, Miguel Ayala, desde 2009 se desconcentró el control y la emisión de autorizaciones para los gremiales que ocupan predios municipales, como las ferias, parques, plazas, etcétera. El control está ahora a cargo de las subalcaldías de los siete macrodistritos urbanos de
La Paz.
4 factores fomentan el comercio en vía pública
El desempleo, la costumbre de comprar “al paso”, el capital reducido que se requiere para poner un puesto de venta callejero y el bajo nivel de instrucción que se necesita para ello, son los cuatro factores que fomentan la actividad gremial en el municipio de La Paz, según el sociólogo René Pereira Morató.
De acuerdo con datos del Gobierno nacional, cuando Evo Morales llegó al poder en 2006, el porcentaje de desempleo urbano en Bolivia alcanzaba al 8,2%, proporción que se redujo en 2012 hasta el 3,2%, llegando a ser “la más baja” de la región. Sin embargo, en cuanto a la población ocupada, la más dominante es la ocupación informal.
En criterio del sociólogo, el crecimiento económico que tuvo el país en los últimos años benefició sobre todo a los sectores populares, de los que forman parte los gremiales. Es por ello que son actores de ese modelo plural de la economía boliviana, recalcó.
“Más allá de las cifras, evidentemente hay una expansión de los comerciantes populares en la vía pública y eso se puede observar claramente todos los días en la ciudad”, enfatizó Pereira.
El otro factor es la costumbre arraigada de comprar al paso, camino a la oficina o de vuelta a ella.
“Éste es un fenómeno que define la trama urbana de la ciudad de La Paz. Podemos ver que los macrodistritos Centro y Max Paredes son los sitios que congregan a más cantidad de gremiales porque en estas vías están también la mayor cantidad de demandantes de ofertas en vía pública”.
Aunque sacrificado —por las condiciones en las que a veces los vendedores en vía pública tienen que trabajar—, otro factor que explica su presencia masiva es la manera relativamente fácil de hacer negocio u obtener réditos.
“Al no tener grandes destrezas, una persona accede a un autoempleo. Otra razón por la que este oficio es requerido es que, con un bajo nivel de capital, se puede crear unidades económicas proporcionales a la inversión que se hace”, apuntó el investigador.