Escuelas enseñan de diferente manera
La enseñanza de escuelas de gastronomía en El Alto tiene distintos enfoques. Se logró identificar cuatro centros educativos: dos en el centro, uno en Ciudad Satélite y los ocho con los que cuenta Manq’a.
La enseñanza de escuelas de gastronomía en El Alto tiene distintos enfoques. Se logró identificar cuatro centros educativos: dos en el centro, uno en Ciudad Satélite y los ocho con los que cuenta Manq’a.
Uno de ellos, ubicado en el centro de El Alto, enseña con un enfoque más teórico, 40%, de acuerdo con un alumno que accedió a relatar el currículo. Manifestó que dentro de esa teoría incluso se enseña matemática.
El segundo centro separa la enseñanza en módulos, entre ellos está la cocina nacional, internacional, vegetariana, italiana, entre otras. Cada una de estas modalidades tiene un mismo costo para el estudiante, pero varía el tiempo de duración de cada curso.
Del tercer centro no se obtuvo información; ninguno de estos tres ofrece comida en restaurantes hecha por su alumnos, excepto Manq’a.
Estudiantes afirmaron que optan por cursos rápidos con el fin de conseguir posibilidades de trabajo que sean inmediatas.
Julián Mamani, vecino de Franz Tamayo ‘Es higiénico, confiable y hay comida muy nutritiva’
Es la primera vez que vengo a este restaurante, pero se ha ganado mi confianza porque en otros te atienden muy mal, es antihigiénico y tardan en servirte cada plato.
En cambio aquí (en el restaurante de Manq’a de la zona Franz Tamayo) todo está bien y me gustó lo que me dijeron los jóvenes que me atendieron, que la comida que ofrecen es nutritiva y seleccionada.
Yo creo que en esta ciudad (El Alto) es muy difícil ubicar un lugar donde haya buena comida, no es que no haya, pero son muy pocos.
Las personas de la tercera edad y los niños merecen que hayan lugares parecidos porque a veces la comida nos cae mal por la grasa que tienen o el condimento exagerado, así que ésta es una buena iniciativa.
Ana Santander, docente de Intervida: ‘Nunca vi algo similar en otras zonas de esta ciudad’
La iniciativa es plausible, creo que hay mucho que rescatar. Como dicen, de lo bueno debemos aprender e incluso debemos mejorarlo, tratar de ser mucho más.
Hemos conversado con los responsables de este lugar y nos dimos cuenta de que la comida que utilizan y la preparación tiene mucho detalle y enfoque en lo nutricional.
Nunca antes he visto un lugar similar en la ciudad, es decir que enseñen y que ese aprendizaje quede de forma inmediata plasmada en la práctica de los estudiantes de gastronomía. Me llamó la atención que haya incluso un restaurante, que creo se irá llenando poco a poco porque hay muchos aspectos para escogerlo.
Claudia Benavídez Zegarra, estudiante de Manq’a: ‘Me interesó este centro porque es saludable’
Siempre me interesó la idea de poder aprender a cocinar, mi mamá lo hace para sostener a la familia y siempre me dije que la iba a ayudar y ahora estoy en el proceso de aprender.
Fui a unos dos centros en esta ciudad, pero éste hace la diferencia porque hay más práctica, menos teoría y ante todo lo que se enseña es a comer de forma saludable.
La comida rápida es lo que caracteriza a El Alto, pero no es siempre nutritiva, pues utilizan el mismo aceite, no lavan bien los utensilios, las ollas y otros artículos. Todo eso lo aprendemos acá y sabemos que es parte de la buena cocina, de la buena alimentación y costumbre que debería replicarse a todos los hogares.
Miriam Tórrez, estudiante de cocina: ‘Quiero aprender a cocinar por mi familia
Quiero aprender a cocinar por mi familia para brindarle platos variados y apoyar a la nutrición de todos, nos dimos cuenta de que no comemos bien pese a que hay las posibilidades de hacerlo.
En casa la comida es muy repetitiva: papa, chuño, fideo, arroz. Ahora veo que se puede elaborar una gran variedad de platos.
Otra de las razones por las que decidí ingresar es para aprender y luego ponerlo en la práctica, conseguir tal vez un trabajo o abrir más adelante mi propio restaurante.
Creo que estas enseñanzas deberían estar insertas en el colegio porque es parte de nuestros derechos comer y alimentarnos, pero no dicen cómo.