El camino ‘capitalista’ al socialismo
Los políticos tienden naturalmente a agrandar el Estado, porque de él viven; pero a veces el crecimiento no previsto se debe a que toman el camino equivocado. Es el caso del presidente argentino, Mauricio Macri. A pesar de su discurso, supuestamente proclive a una economía de mercado, “capitalista”, una serie de errores lo llevan por el camino inverso. Creer que ser amigo del Gobierno de Estados Unidos es estar a favor del “capitalismo democrático” es tan errado como desconocer a la tiranía saudí, por caso, fuerte aliada de Washington.
Por no comprender que el gasto estatal crea pobreza, ya que los impuestos son derivados hacia abajo vía aumento de precios o reducción de salarios, el incremento de la presión fiscal —impuestos más inflación— está provocando un aumento de la pobreza en Argentina. Según un informe de la Universidad Católica Argentina, la tasa de indigencia pasó del 5,3% a fines de 2015 al 6,9% de la población en marzo de este año, mientras que la tasa de pobreza subió de 29% a fines de 2015 a 34,5% en marzo de 2016.
Por no comprender que la inflación es la sobreoferta de dinero por sobre la demanda del mercado, el aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) argentino ronda el 36% anual y sigue en aumento. Y el Gobierno pretende bajarla con altísimas tasas de interés, cercanas al 38% anual, lo que está provocando una contracción del crédito para la producción y el consumo privados.
Por creer que el empleo se crea con inversión, desconociendo que la desocupación es consecuencia de las “leyes laborales” —como el salario mínimo que prohíbe trabajar a quienes ganarían menos— en lo que va de 2016 ya se produjeron aproximadamente 150.000 despidos.
Así, creer que la inversión en obra pública es buena cuando se financia con impuestos, ha llevado a Macri a anunciar un faraónico plan por $us 10.000 millones cuando debería recortar drásticamente el gasto público, para bajar impuestos e inflación. Probablemente este amor viene de su padre —quien tiene empresas offshore, según los Panamá Papers— al que la obra pública le permitió pasar de inmigrante albañil a una de las personas más ricas e influyentes de Argentina.
De este modo, el sector privado va camino a convertirse en un pequeño apéndice del enorme aparato estatal, al estilo socialista. El consumo ha caído en aproximadamente 6% solamente en marzo, la producción automotriz bajó 8,5%, y hay sectores industriales que cayeron hasta un 20%.
Según las recientes cifras de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), el PIB de Latinoamérica se va a contraer en 0,6% en 2016.
Esto debido sobre todo a la caída en los precios de las materias primas. América del Sur, especializada en bienes primarios, tendrá una contracción de -1,9%; y Argentina caerá -0,8%. Centroamérica crecería 3,9%; y el Caribe, en torno al 0,9% en 2016. En tanto, el FMI y el Banco Mundial también dieron pronósticos sombríos para 2016, por segundo año consecutivo, siendo los de peor desempeño Venezuela y Brasil.
Argentina podría empezar a recuperarse a fines de año, dice el FMI, y para el 2017 se espera que muestre un crecimiento importante, dado un incremento de las inversiones gracias a un “clima de certidumbre económica”. Ridículo, si las inversiones no están llegando —por el contrario, hay fuga de capitales— se debe a que el “costo argentino” —impuestos, inflación, regulaciones, etc.— hace inviable cualquier inversión privada, y esto va camino de empeorar.