Economía desacelerada
El crecimiento de la economía nacional fue menor de forma consecutiva en el periodo 2013-2015
Durante el periodo 2006-2015, la economía boliviana presentó un crecimiento promedio en torno al 5% anual. Sin embargo, año tras año, la expansión fue menor de forma consecutiva entre 2013 y 2015, tendencia que probablemente se extienda hasta el periodo 2016-2020, con tasas fluctuantes entre el 3,8% y el 4,3% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB); por tanto, efectivamente sí existe desaceleración económica.
Algunas opiniones expresan que el país podría atravesar una crisis económica que implicaría: i) contracción en la producción nacional (tasas negativas); ii) aumento sustantivo en la tasa de desempleo; iii) incrementos en la tasa de inflación (superior a los dos dígitos). Si bien este contexto no es aplicable en Bolivia, sí se evidencia la citada desaceleración (crecimiento a un menor ritmo).
Por otra parte, la caída en los precios del petróleo involucró una disminución en la tasa de ahorro de la economía, que cayó en 50% en los últimos tres años: desde el 26% del PIB en 2013 hasta el 13% en 2016, con la expectativa de mantenerse en el mismo nivel hasta 2020. Las repercusiones de una caída en la ahorro interno y de mantener al mismo tiempo constante el nivel de inversiones (público o privado), involucra la presencia de déficits fiscales, incremento del endeudamiento externo, y la reducción de las reservas internacionales netas como los principales costos.
Asimismo, la dinámica de la actividad económica nacional se vincula con el desempeño de los sectores de mayor participación en la economía: por orden de importancia, la industria manufacturera, la agricultura, el sector financiero, transportes y la administración pública.
A continuación se explica el comportamiento reciente de la economía boliviana (2016) y sus perspectivas a nivel sectorial en términos de crecimiento (lo malo, lo lento, lo fuerte, lo vulnerable y lo “extraordinario”). Lo malo: el sector de hidrocarburos (números rojos). Lo lento: el sector agrícola (en torno al 2% de crecimiento). Lo estable: la industria manufacturera (superior al 5%). Lo vulnerable: los sectores de la construcción, inmobiliario y financiero, sujeto al comportamiento de la actividad económica. Lo “extraordinario”: la administración pública (superior al 8%).
Las políticas sectoriales basadas en la identificación de los sectores en crisis, con crecimiento lento y aquellos que presentan expansión estable es un diagnóstico esencial para el desarrollo productivo sectorial, con recomendación orientada hacia un crecimiento sostenible bajo un contexto de desaceleración económica nacional.
* es director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales José Ortiz Mercado; [email protected].