Asia recuerda el 20 aniversario de su crisis al frente del crecimiento global
Una de las respuestas a la crisis fue el fortalecimiento de la cooperación regional con la creación de varios supervisores dedicados a hacer frente a choques externos y prevenir el impacto del contagio.
La crisis financiera que arrastró desde Tailandia a buena parte de las economías asiáticas, de cuyo estallido se cumplen este domingo 20 años, se revirtió y ahora esta región lidera el crecimiento mundial.
Las exportaciones junto a una serie de reformas monetarias y fiscales permitieron a los países de Asia remontar el descalabro y consolidarse dos décadas después como la región económica más dinámica.
Así lo sostiene el Fondo Monetario Internacional (FMI) que prevé que Asia Oriental siga encabezando el crecimiento de la economía global a un ritmo del 5,1 % este año y del 5 % el que viene.
La tasa queda lejos del crecimiento de dos dígitos que llegaron a tener varias economías de la región durante la primera mitad de la década de 1990, lo que les valió el nombre de «tigres asiáticos».
Aquel auge se terminó el 2 de julio de 1997, cuando las autoridades de Tailandia se vieron forzadas a dejar fluctuar el baht, la moneda local, que como otras de la región, mantenía hasta entonces un cambio fijo con el dólar estadounidense.
La decisión originó la llamada crisis del Tom Yam Kung -nombre de una popular sopa de gambas tailandesa- con el estallido de una burbuja creada por unos altos tipos de interés que alentaron la demanda de crédito en el extranjero, sobre todo en el sector inmobiliario.
En cinco meses el baht perdió más de la mitad de su valor y numerosos negocios fueron cayendo en bancarrota, en el inicio de una crisis que rápidamente se propagó por la región, sobre todo a Corea del Sur, Indonesia, Filipinas y Malasia.
La mayoría de estos países tuvo que pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), que inyectó 117.000 millones de dólares en préstamos a la región condicionados a severos ajustes y reformas.
Veinte años después, el exministro de Finanzas tailandés Thanong Bidaya defendió la decisión que tomó entonces y aseguró que hoy actuaría de la misma manera.
«No teníamos otra opción. Cualquiera en esa posición habría tenido que hacer lo mismo», dijo Thanong en una entrevista publicada este domingo por el diario Bangkok Post.
«Si no lo hubiéramos hecho habríamos tenido que parar la devolución de los préstamos y habríamos tenido que liquidar empresas estatales para poder pagarlos», añadió.
Thanong, que había asumido el cargo pocas semanas antes, recordó que en aquel momento Tailandia tenía una deuda de 105.000 millones de dólares, cuatro veces más que sus reservas de divisas, y que esto había puesto al baht en el punto de mira de los especuladores.
El exministro, que dimitió cuatro meses después de asumir el cargo y tras aceptar un rescate de 17.200 millones de dólares del FMI, dijo que tuvo que aceptar críticas durante una década por su decisión pero que a la larga el país salió beneficiado.
El derrumbe tailandés contagió el pánico a los vecinos que fueron cayendo en una crisis que tuvo consecuencias más allá de la economía.
En Indonesia, donde la rupia llegó a perder el 83 % de su valor, las medidas de austeridad provocaron una serie de protestas y disturbios que culminaron con la caída del régimen del general Suharto tras tres décadas en el poder.
Una de las respuestas a la crisis fue el fortalecimiento de la cooperación regional con la creación de varios supervisores dedicados a hacer frente a choques externos y prevenir el impacto del contagio.
Uno de estos es la Iniciativa Chiang Mai (CMI), un mecanismo de intercambio monetario que integra a los diez países de ASEAN, China, Japón, Corea del Sur y Hong Kong, y su Oficina de Investigación Macroeconómica ASEAN+3 (AMRO).
Este último organismo atribuye a la «red de seguridad» creada por los reguladores la fortaleza que permitió a la región evitar la severidad de la crisis financiera global de 2008, que les causó una ralentización del crecimiento de la que se recuperaron rápidamente.
La experiencia de 1997 también ha llevado a la región a multiplicar sus reservas de divisas hasta el punto de que los países que integran la CMI acumulan el 50 % de las reservas globales.
La actual posición de fortaleza económica de Asia no está exenta de riesgos, según coinciden la mayoría de analistas que apuntan en especial al auge del proteccionismo.
«El clima legal global se enfrenta al riesgo de un cambio hacia un enfoque más bilateral de cara al comercio liderado por EEUU, lo que cuestiona la modalidad y los beneficios de la cooperación económica multilateral», alertó AMRO en un informe reciente.
Otros riesgos son la volatilidad que puede provocar un aumento de la inestabilidad en China, el rápido envejecimiento de la población o la caída de la productividad. (02/07/2017)