Este año La Paz será, por tercera vez, la Capital Iberoamericana de la Cultura. Anteriormente obtuvo este reconocimiento en 1999 y 2009. Sin duda, uno de los problemas con los que se tropezará este 2018 será la falta de escenarios para las muestras artísticas y culturales que se prevé realizar.

Muchos amigos músicos del interior y del exterior del país me escribieron por Facebook manifestándome su deseo de “ir a las peñas de La Paz”. Este tipo de local es aquel que ofrece un espectáculo nocturno, amenizado por un grupo en vivo, ballets, presentadores, comida y bebidas típicas bolivianas para disfrutar (sin borrachera). Muy apenado mi respuesta fue: “¿Cuáles peñas?”, a tiempo de aclararles que no fueron bien informados, porque en mi ciudad maravilla, que aún goza de una cultura viva con buena salud, estos lugares han desaparecido.

Tiempo atrás, la peña Naira, el Marka Tambo, Parnaso, Los Escudos, La Casa del Corregidor, el Ojo de Agua, entre otros locales visitados incluso por los turistas que buscaban la identidad boliviana, fueron nido de folkloristas. Pero gradualmente se fueron cerrando. La última en cerrar sus puertas fue el famoso Marka Tambo, consagrado por el artista Pepe Murillo. La casa colonial de la calle Jaén que la cobijaba hoy es un hostal. Poco después intentó resurgir con la Casa del Caminante, pero no tuvo éxito. Varios factores explican su desaparición. Uno es la invasión de la cumbia o música chicha. Otro, que la gente no quiere pagar cover para escuchar folklore. También está el hecho de que a los dueños de los locales ya no les importa difundir la cultura. Pero el peor de todos los escollos son los complejos trámites que se deben realizar para abrir un negocio de estas características.

Hago hincapié en este último punto: sería deseable que la Alcaldía paceña se preocupe por facilitar la apertura de peñas y de otros locales culturales de entretenimiento, allanando el tortuoso camino burocrático, plagado de requisitos y de funcionarios sin predisposición, que hoy por hoy se debe seguir. Para ello hace falta generar una mayor conciencia respecto a su importancia, junto a un trabajo articulado con la Secretaría de Culturas, la Secretaría de Desarrollo Económico, Turismo y otras instancias.

Esto, además, generaría un efecto multiplicador, con la creación de fuentes de trabajo, tanto para quienes trabajarían en estos locales como para los conjuntos musicales y los cuerpos de baile, que esperan con ansias subir a un escenario para mostrar su talento, el cual en muchos casos es resultado de años de esfuerzo y dedicación. Feliz me sentiré el día en que me escriban los músicos y pueda decirles “¡Sí!, en La Paz hay muchos espacios, manden su disco, sus fotos, su rider, su planta de sonido, les abriremos cancha”… Porque yo también ¡quiero ir a las peñas!