Día de la Mujer y la Niña
Los días nacional e internacional de mujeres y niñas seguirán siendo no solo importantes sino, fundamentalmente, necesarios.
Como todos los años desde 1979, ayer se recordó el Día de la Mujer Boliviana, en recuerdo de la poeta Adela Zamudio, precursora de las reivindicaciones femeninas en el país, y cuyo aporte es infinitamente más grande que los versos de su famoso Nacer hombre que denuncia el régimen patriarcal de su época, vigente todavía hoy. También ha sido el Día Internacional de la Niña.
De ahí que esta fecha sea propicia para llamar la atención sobre el hecho de que todavía hagan falta días como éste para hacer visible la brecha que existe entre hombres y mujeres, en sus responsabilidades en lo público y lo privado, en el salario que reciben por el mismo trabajo y, en lo que la sociedad les reconoce como aporte a unas y otros.
Es una fecha que nos recuerda, también, que la Asamblea General de Naciones Unidas ha señalado el 11 de octubre como el Día Internacional de las Niñas, cuyo tema este año, “Mi voz, nuestro futuro en común”, reimagina un mundo mejor inspirado y dirigido por niñas adolescentes. También sirve para destacar que niñas de todo el mundo están exigiendo una vida libre de violencia basada en el género, así como acceso a la salud, al desarrollo de aptitudes, al reconocimiento e inversión como dirigentes del cambio social.
Es un día para recordar que son miles las mujeres que sufren cotidianamente las múltiples formas de violencia que el sistema patriarcal ha naturalizado en las personas; que mientras todavía hay quien sostiene que la violencia la sufren unas y otros, la diferencia está en que por cada hombre que sufre golpes o insultos, hay nueve mujeres en similar o peor situación.
El Día de la Mujer Boliviana es la ocasión, asimismo, para hacer balance y reconocer que hasta hace un año se ha avanzado mucho, que se han logrado y consolidado numerosas transformaciones en favor de la mitad femenina de la población del país, pero también que falta un largo camino por recorrer y que parte de la ruta pasa por transformar las percepciones e ideas de muchísimos varones, que no comprenden por qué unas y otros merecen el mismo trato y oportunidades.
Es un día, también, para reconocer, y valorar, que las luchas en favor de las mujeres no han sido solo cosa de ellas, sino que también hubo hombres que se sumaron a la causa y dieron lo que tenían para hacerla prosperar; para recordar, pues, que no todos los hombres son adversarios o verdugos de las mujeres y que el patriarcado se puede combatir desde la propia condición masculina, poniendo en cuestión los privilegios que benefician a unos en desmedro de otras.
El 11 de octubre es, como tendría que ser el resto del año, el día en que toda la sociedad debe recordar que solo desatando toda la potencia femenina en el país y el mundo habrá un cambio y podremos hablar de desarrollo. Mientras tanto, los días nacional e internacional de mujeres y niñas seguirán siendo no solo importantes sino, fundamentalmente, necesarios.