Israel continúa con su agresión
Los terremotos, epidemias, tormentas, lluvias y truenos azotaron la región del Oriente Medio, mientras la maquinaria militar israelí continúa con su ataque al pueblo palestino indefenso. Israel no se deja intimidar por los fenómenos naturales.
Las delegaciones y las misiones de seguridad iban y venían a la región, mientras que Israel proseguía con sus ataques y con su intento de acabar con la identidad palestina. Los mediadores vinieron y se fueron; vinieron buscando calma y tranquilidad y mientras el Estado ocupante continúa con su agresión.
La situación en los Territorios Palestinos Ocupados se ha vuelto insostenible y no puede continuar así, Israel asesinó el año pasado a 243 civiles y lo que va de este año ya son 46 palestinos asesinados. El pueblo palestino está expuesto a una vida difícil y a condiciones a las que nadie se puede adaptar.
El nuevo gobierno israelí no es el primero ni el único gobierno racista; se puede decir que todos los gobiernos de Israel, desde sus inicios, fueron racistas. No fue casualidad que la Asamblea General de Naciones Unidas clasificara el sionismo como “forma de racismo y discriminación racial”, en una resolución en 1975.
La catástrofe que se cometió contra el pueblo palestino en 1948, el desplazamiento por la fuerza militar israelí del 70% de la población palestina, la destrucción de 530 pueblos y ciudades y el sometimiento de aquellos que se quedaron en su patria a un régimen militar racista, fueron ejemplos de las peores formas de prácticas racistas de genocidio en la historia moderna, materializadas en la limpieza étnica contra la mayoría del pueblo palestino.
Ante estos hechos, ¿qué novedades aporta este gobierno? La novedad es que el movimiento sionista, patrocinador del establecimiento de Israel, y sus gobiernos, han sido encubiertos durante décadas con argumentos que afirman que Israel es amante de la paz, presentándolo como víctima de la agresión de sus vecinos porque estos se niegan a negociar con él o a reconocerlo, haciendo sentir a la opinión pública que no hay un equilibrio de poder, siendo ellos los desfavorecidos y ocultando su esencia de movimiento racista impregnado de extremismo.
No es cierto afirmar que Netanyahu es débil frente a estos movimientos fascistas porque, de hecho, es el primer patrocinador del extremismo racista. Netanyahu expresó explícitamente su rechazo a la idea de paz con los palestinos, manifestó su oposición al establecimiento de un Estado palestino e incluso a los acuerdos de Oslo con todas las desventajas e injusticias que estos implicaban para los palestinos. Netanyahu aprovecha la unión con estos partidos fascistas para parecer el más moderado, siendo él el que más ha contribuido a construir el sistema israelí de apartheid y discriminación racial y quien presionó para que se adoptaran las leyes racistas.
El sistema de asentamientos coloniales y el continuo control israelí sobre los territorios palestinos ocupados por la fuerza no pueden continuar. Constituyen una violación del derecho internacional, incluidas las leyes de La Haya, la Cuarta Convención de Ginebra, la opinión consultiva de la International Corte de Justicia, así como de las resoluciones del Consejo de Seguridad, la Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos. Según la Carta de Roma, constituyen crímenes de guerra.
Se exige tomar las medidas necesarias para castigar a este sistema colonial, responsabilizarlo, aislarlo, boicotear sus productos, imponer sanciones económicas y políticas, no tratar con ningún gobierno israelí que arraigue el apartheid, no brindarle ninguna asistencia y la necesidad de implementar las resoluciones de las Naciones Unidas, especialmente, la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad, así como garantizar la protección internacional del pueblo palestino.
El pueblo palestino aspira a acabar con el colonialismo y el sistema de apartheid. Por todo ello, la comunidad internacional debe asumir sus responsabilidades jurídicas, morales y de derechos humanos y adoptar medidas prácticas para abordar las causas profundas del sufrimiento del pueblo palestino, para poner fin a la ocupación más larga de la historia contemporánea, para que pueda ejercer su derecho natural a la autodeterminación en la tierra del Estado de Palestina con Jerusalén Este como su capital y se dé una solución al problema de los refugiados sobre la base de las resoluciones de legitimidad internacional.
Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.