Voces

Saturday 4 May 2024 | Actualizado a 02:45 AM

Tecnología y seguridad

/ 23 de agosto de 2019 / 00:25

El martes se inauguró en La Paz el Sistema de Comando y Control de Seguridad Ciudadana Bol-110, un sofisticado dispositivo tecnológico que según sus impulsores marca un antes y un después en los alcances de la acción policial; para ponerlo en marcha no se han escatimado recursos, ni financieros no humanos. Toca ahora a la Policía ponerse a la altura del reto.

Con una inversión de $us 105 millones, que sirvieron para construir un Centro de Comando y Control de 3.000 metros cuadrados, capaz de albergar los equipos necesarios para ocho subsistemas de vigilancia y 200 policías capacitados en China y Ecuador para hacerlos funcionar, el Gobierno lanzó a la Policía el desafío de llevar al país a un puesto alto en el ranking de naciones más seguras de la región. Según el Ministro de Gobierno, Bolivia es un país “de seguridad alta”, pero los vecinos Chile, Argentina y Ecuador tienen menores índices de delincuencia, y se aspira a superarlos.

El sistema Bol-110, que todavía está en una primera fase y solo cubre las ciudades de La Paz y El Alto, cuenta con 550 cámaras distribuidas en sitios estratégicos de ambas urbes, las cuales cuentan con programas de reconocimiento facial, que con la ayuda de inteligencia artificial permitirán identificar a personas sospechosas; y de reconocimiento de placas de circulación. Además, estos aparatos estarán articulados con los sistemas de vigilancia de vehículos patrulleros; de vigilancia aérea con ayuda de drones; de taxi seguro, con equipos de control y rastreo en los automóviles; de alarmas comunitarias, con teléfonos de línea directa; y de comunicación, con cientos de equipos de radiocomunicación.

En el acto de inauguración, el Presidente del Estado reconoció a la Policía “su experiencia para luchar contra la delincuencia”, pero también le exigió “más responsabilidad y honestidad”, delineando claramente el reto no solo de poseer equipos y tecnología de última generación, sino también, y sobre todo, de tener la integridad y compromiso necesarios para hacer de la institución del orden un referente de seguridad ciudadana y un ente digno de respeto de la población.

Hará falta, también, un ejercicio policial ejemplarizador, no necesariamente en el sentido de dureza en la sanción, sino fundamentalmente con medidas eficaces de interdicción de la actividad ilegal, amén de una renovada actitud de servicio a la comunidad, esencia de la misión de la institución llamada por la Constitución Política a brindar seguridad dentro de las fronteras del país y a todas las personas por igual.

En tiempos cuando la Policía trata de recuperarse de una seguidilla de eventos que han puesto su imagen en un muy mal lugar, toca que los oficiales y el resto de la tropa hagan un esfuerzo extraordinario para cambiar esa percepción generalizada. El Gobierno, por su parte, tiene la tarea urgente de extender la cobertura del Bol-110 a todo el país, cuanto antes.

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Furor autodestructivo

/ 4 de mayo de 2024 / 00:49

Judicializar la política no es suficiente para producir gobernabilidad y menos aún estabilidad económica. No soy pitoniso; por tanto, me eximo de profetizar colapsos y plagas, solo puedo afirmar que hemos entrado en una coyuntura donde se está produciendo una erosión combinada de certezas económicas y políticas, un coctel que está alimentando el desaliento social.

Lo paradójico de esta gran desestabilización es que su origen está en las propias entrañas del oficialismo, está siendo alentada por los responsables de mantener la estabilidad. Las oposiciones están poniendo su granito de arena de inmadurez, odio y desubicación, pero los pirómanos están principalmente en el campo gubernamental y en el partido y organizaciones que supuestamente lo sostienen.

A esta altura del partido, no se necesita muchos estudios para diagnosticar la gran confusión que estamos viviendo, lo ve la vendedora de la esquina y el calificador de riesgo de Moody’s: la aguda confrontación en el oficialismo está imposibilitando solucionar los problemas de una economía que debía encarar un saneamiento de sus fundamentos y un aggiornamento de sus motores de crecimiento. Al contrario, se profundizan los desajustes y aparecen nuevos.

La ecuación al final del nefasto gobierno de Áñez era bastante clara, Arce había sido elegido para estabilizar la política y la economía, para ello tenía que construir un puente para sostener la estabilidad macro por unos años, en medio de un mundo en crisis y una sociedad que salía agotada de la pandemia, mientras se consolidaba una renovación paulatina de los motores de crecimiento con el litio y algunas otras diversificaciones exportadoras. Y para ello, contaba con legitimidad electoral y el más grande aparato político del país, es decir tenía gobernabilidad.

Hoy, ese diseño está implosionando principalmente por los problemas políticos y está siendo en gran medida autoinfligido. Los últimos sucesos solo revalidan lo que sospechábamos: los tiempos para un aterrizaje suave ya están muy afectados, nos instalamos en un escenario de incertidumbre cambiaria permanente, que está desajustando poco a poco otras facetas del funcionamiento cotidiano de la economía, y sobre todo el horizonte de salida se va alejando.

Una de las grandes victorias de la izquierda boliviana fue transformarse, durante más de un decenio, en el garante político de la estabilidad económica, el MAS se fue perfilando como una fuerza con sentido de Estado, capacidad política para lograr objetivos y un proyecto de futuro.

Eso es lo que laboriosamente está destruyendo el festival de acusaciones cruzadas sobre el principal proyecto de desarrollo del país, el litio, el bloqueo de la Asamblea Legislativa que casi no funciona desde hace un año o la poca capacidad del Gobierno para construir expectativas, explicar su política económica y actuar oportunamente.

Las maniobras en el Poder Judicial para inmiscuirlo en los kafkianos problemas internos de la actual fuerza gobernante no resolverán nada, crearán apenas una sensación de satisfacción y de poder coyuntural a sus promotores, pero la descomposición seguirá instalada y la incertidumbre solo se exacerbará.

Eliminar a Evo Morales es solo una ilusión, un diseño político simplista, su sombra seguirá pesando entre militantes y electores del masismo pase lo que pase, y el bloqueo legislativo se exacerbará. Por otro lado, las oposiciones están recibiendo una poderosa causa para movilizarse para defender la democracia, con razones que pueden hacerla creíble para las mayorías. Pero, sobre todo el despelote hace cada día más difícil que el Gobierno puede reconstruir confianza económica en los pocos meses que le quedan antes del inicio de la brutal batalla electoral de 2025.

El problema no es el futuro del MAS, finalmente en una democracia, cada actor recibe lo que siembra tarde o temprano. Todo ciclo tiene su nacimiento, auge y decadencia. Lo importante ahora es que el país proteja sus instituciones electorales para que sean los ciudadanos en las urnas, y no en algún sórdido juzgado, los que definan la siguiente secuencia gubernamental.

Pero también es necesario ir repensando nuestro futuro económico, el probable fracaso del aterrizaje suave está abriendo inevitablemente nuevos escenarios, quien sea gobierno desde 2025 tendrá que aplicar una secuencia diferente de políticas y una nueva economía política que las haga viables. Si no se hace eso, la crisis será larga.

Armando Ortuño es investigador social.

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El yerno de la Embajada de México

/ 4 de mayo de 2024 / 00:47

Dice el escritor chileno Ariel Dorfman que al presidente de Ecuador, Daniel Noboa, le hubiera sido suficiente con leer El derecho de asilo (1979) de Alejo Carpentier para no decidir el asalto policial a la Embajada de México en Quito con el objetivo de llevarse a las rastras al exvicepresidente Jorge Glas por hechos de corrupción. De esta manera, el autor del célebre Para leer al Pato Donald, escrito junto a Armand Mattelart (1972), ejemplifica la indisimulable falta de lecturas de la que hacen gala los líderes de nuestro continente, eventualmente gobernantes en cada uno de nuestros países.

Si Noboa hubiera leído a Carpentier, se hubiera enterado por comparación que a Glas le esperaba una reclusión voluntaria con privación de libertad de movimiento, que es la del refugio político, según lo dicta la Convención de Viena acerca del asilo al que tienen derecho quienes son perseguidos y amenazados en sus derechos como ciudadanos. Si el presidente ecuatoriano no hubiera decidido violar de la manera más obscena el derecho internacional, Glas estaría ahora preso, dirían algunos que en una jaula de oro, pero preso al fin, como le sucedió por siete años a Julian Assange que vivió refugiado, vaya qué casualidad, en la Embajada de Ecuador en Londres y al que el presidente Lenín Moreno le quitó la ciudadanía otorgada por su traicionado antecesor Rafael Correa, y por supuesto que el asilo político para que la policía inglesa se lo llevara detenido.

La presidenta de facto Jeanine Áñez estuvo a un paso de cometer abuso parecido, vaya qué casualidad, con la misma Embajada de México, pero en La Paz, cuando el régimen transitorio y golpista comenzaba a vivir una borrachera de poder sin resaca, ordenando instalar reflectores que no dejaban descansar por las noches a exministros y otros colaboradores del gobierno de Evo Morales que se refugiaron en dicha legación diplomática, para de esta manera ponerse a salvo de la cacería encabezada por el ministro de Gobierno Arturo Murillo y la canciller Karen Longaric, que negó la otorgación de salvoconductos a la mayoría de los que estaban allí, seguro que en su pensamiento más íntimo, para sentarles la mano a esos masistas de mierda.

La entonces embajadora mexicana María Teresa Mercado terminó siendo declarada persona non grata, que entre noviembre y diciembre de 2019 honró la tradición histórica mexicana del asilo político, protegiendo a quienes se habían refugiado en su residencia, situada entonces en la exclusiva Rinconada de la zona Sur de La Paz. Quienes estuvimos por allí entre el domingo 10 y el miércoles 13 de noviembre de 2019, apreciamos la profesionalidad y la diligencia hospitalaria con que el personal mexicano boliviano dispuso las cosas para preparar una estadía de más de 10 personas que se prolongó por el año en que gobernó Áñez entre la pandemia, los negociados, las masacres y las violaciones a los derechos humanos de un par de miles de ciudadanos a los que se persiguió, encarceló y torturó por el sacrilegio de haberse manifestado en defensa de la permanencia de Evo Morales en el gobierno hasta que concluyera su mandato.

Es bueno que quienes no lo saben, se enteren ahora que la embajadora Mercado acompañó a Luis Arce Catacora, entonces exministro de Economía, hasta la puerta del avión con el salvoconducto en mano que autoridades policiales pretendían desconocer, con intentos de evitar que el ahora Presidente del Estado pudiera partir hacia Ciudad de México. (Tema del que conversamos en el breve ciclo televisivo Memoria por ATB Red Nacional, el domingo 14 de noviembre de 2021).

La ahora exembajadora en Bolivia —hace poco nombrada Subsecretaria del Ministerio de Relaciones Exteriores con responsabilidades de dirección de la política exterior mexicana con África, Asia Central, Asia Pacífico, Medio Oriente y Europa— trabajó con rigor y firmeza durante esos difíciles [MGB1] días en que sus breves relaciones con la canciller Longaric se hicieron tensas, pero si esto no fuera poco, la visita del yerno del propietario de la casa de la residencia que ocupaba María Teresa Mercado puso en evidencia eso que popularmente se llama aprovecharse del pánico. El solícito yerno del dueño de casa, Raúl Garafulic Lehm, fue a pedir un incremento del 50% del monto mensual del alquiler, con el folklórico detalle de que por el pago mensual del contrato éste no emitiría factura. Para quienes todavía tampoco lo saben, Garafulic, que se mandó a cambiar del país, fue el propietario del desaparecido diario Página Siete que dejó a la vera del camino a sus periodistas y trabajadores impagos por varios meses de salarios y sin la posibilidad de cobrar beneficios sociales.

Entre la falta de experiencia literaria de Noboa, la traición y el atropello de Lenín Moreno y el apriete de Garafulic a la embajadora de México, no puede haber dudas que lo pintoresco y lo cínico pueden terminar convirtiéndose en sinónimos. 

Julio Peñaloza Bretel es periodista.

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Bloqueos urbanos

Carlos Villagómez

/ 3 de mayo de 2024 / 07:30

Hace décadas que nuestra pequeña ciudad padece de bloqueitis aguda por marchas y desfiles de todo tipo. Esta enfermedad llegó con la sede de gobierno, y estamos al borde del colapso. Una ciudad de infinitas callejuelas y pocas avenidas puede bloquearse muy fácilmente. Aparte de la razón estructural de esa gimnasia callejera de la política (jodemos por la incapacidad centenaria de no consolidar un Estado pleno), los efectos nocivos a los ciudadanos son alarmantes y debemos conocerlos.

Revise: Las musarañas de Malasia

¿Qué genera la congestión vehicular en el organismo de un chofer de taxi o del usuario que está en posición chullpa en un minibús? Pues, lo siguiente: El tráfico vehicular está estrechamente relacionado con el aumento de las enfermedades respiratorias. La exposición continua a los contaminantes del tráfico, como el dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas finas, puede provocar el desarrollo o empeoramiento de enfermedades como el asma, la bronquitis crónica y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Además, la exposición a largo plazo a estos contaminantes puede aumentar el riesgo de padecer cáncer de pulmón. El dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas finas, por ejemplo, pueden penetrar en el sistema respiratorio y causar enfermedades respiratorias como el asma, la bronquitis crónica y la reducción de la función pulmonar. Además, la exposición a los óxidos de nitrógeno puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial y problemas del corazón. Es imperativo acotar: como vivimos en alturas andinas donde escasea el oxigeno, todo lo anterior se potencia al máximo.

Aparte de esa descripción científica de los efectos nocivos a nuestros organismos, tenemos otros en la psiquis: la congestión vehicular es una de las principales causas del  estrés, y contribuye significativamente al trastorno psíquico llamado burn out (estar fundido). Pero, la palabra estrés tampoco parece intimidarnos. Los bloqueos por marchas, desfiles y farándulas no solo afectan el tiempo de viaje, también generan frustración, agresividad, ansiedad y agotamiento mental; efectos tremebundos que nos resbalan porque creemos que somos tan indestructibles como los monolitos.

Pero, lo más triste, es que los bloqueos tienen una secuela: La Paz ha perdido calidad de vida y su futuro es incierto. Las tensiones de la política nacional que se manifiestan perversamente en nuestra pequeña ciudad han calado muy profundo y las heridas no paran de sangrar diariamente.

¿Existen soluciones a corto plazo? Los entusiastas candidatos y candidatas tienen  como respuesta las recetas de siempre. Mis arrugas dicen que no hay soluciones inmediatas.

(*) Carlos Villagómez es arquitecto

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De cloacas y lodazales

Sin una información y un periodismo de calidad, no se puede contar con una ciudadanía crítica que participe activamente en política

Verónica Rocha Fuentes

/ 3 de mayo de 2024 / 07:19

Producto de la apertura de una investigación judicial basada en informaciones de medios digitales a Begoña Gómez, esposa del presidente de gobierno de España, Pedro Sánchez, es que éste comunicó la semana pasada que se tomaba unos días para reflexionar en torno a si aún valía la pena continuar a la cabeza del gobierno español cuando los ataques llegan a los seres más queridos; dejando así a la ciudadanía en vilo durante cinco días. El lunes de esta semana inició con el tan esperado anuncio no solo por este país, sino por varios otros del mundo: la noticia fue internacional. En éste, Sánchez señaló que seguiría a la cabeza del gobierno y denunció aquel secreto a voces que padecen las sociedades en los últimos años: la política se ha vuelto un lodazal.

Consulte: Palabras que pesan

Luego del anuncio, varias han sido las reacciones. A Sánchez, que se le conoce por ser un político que sobrevive a varias embestidas políticas, la oposición de derecha le ha criticado por el dejo de victimismo que tuvieron estas acciones y la oposición de izquierda, que no haya anunciado medidas concretas para darle batalla a este escenario político contaminado. Asimismo, desde ambos lados señalan haber sido víctimas anteriormente de estas sucias prácticas que combinan desinformación y juzgados. Esto aunque es claro que, al menos en el caso español, esta época de cloacas y lodazales coincide con la emergencia de portales de desinformación como Ok Diario o partidos políticos de ultraderecha como Vox. 

Lo que ocurrió en España se constituye en uno de los más importantes hitos en comunicación política en habla hispana de los últimos años. Más aún, cuando en el centro del hecho político se encontró, precisamente, un fenómeno atravesado por ella. La pregunta que queda es: ¿cómo se va a gestionar hacia adelante una democracia habitada por una política con las características actuales gracias, en buena parte, a la dinámica comunicacional contemporánea? Como pocas veces se había visto anteriormente, resulta más que determinante para la salud y preservación de la democracia lo que desde la comunicación se proponga.

Que en la actualidad la desinformación vestida de periodismo y la construcción discursiva de posverdad se hayan vuelto moneda corriente en la comunicación, y que el descrédito y el atrincheramiento tribal le hayan ganado terreno al intercambio de argumentos en lo político, están resultando ser un fenómeno político cuya magnitud está modificando radicalmente la percepción de la ciudadanía respecto a la importancia de vivir en democracia. Dando como resultado nuevas generaciones que creen hacer política desde la antipolítica (es decir, rechazándola), oponiéndose —sin matices— a todo aquello que tenga apariencia de institucionalidad y atrincherándose en sus identidades como proyecto de vida y futuro individual. 

La comunicación política para la democracia lo viene advirtiendo desde hace décadas: sin una información y un periodismo de calidad, no se puede contar con una ciudadanía crítica que participe activamente en política, generando una democracia saludable. Lastimosamente, con los años lo que es contrario a esta premisa ha ganado terreno y hoy acudimos a un escenario informativo plagado de desinformación y malas prácticas periodísticas (además de su crisis existencial), y todas las consecuencias que esto implica. Sumado —cómo no— a la instrumentalización de jueces y juzgados (porque a esas prácticas no se les puede llamar Justicia) que solamente van consiguiendo la tergiversación de la política, la degradación de la vida pública en democracia y la erosión del tejido social. ¿Le suena familiar?

(*) Verónica Rocha Fuentes es comunicadora. Twitter: @verokamchatka

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El BM, el PIB y el tiro al blanco

Ante escenarios muy cambiantes, tanto a nivel mundial como nacional, es muy difícil realizar pronósticos de mediano plazo

Efraín Huanca Quisbert, economista

/ 3 de mayo de 2024 / 07:15

Otra vez jugando a las expectativas. Al parecer muchas entidades y economistas se dieron a la tarea de generar expectativas; unas, a bajar las tasas de crecimiento del PIB, y otros, para romper los equilibrios macroeconómicos. 

El Banco Mundial (BM), en el documento Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?, en su afán de explicar la región latinoamericana en su conjunto, generaliza demasiado y mal, puesto que cuando hacemos la operación inversa, particularizar, la realidad concreta no encaja a esta generalización, como para el caso de Bolivia.

Lea: Bloomberg y su cristal empañado

El BM, cuando hace su diagnóstico “construye” elementos “generales”, pero éstos son ajenos a la realidad boliviana; por ejemplo, cuando dice que la región debe recuperar el poder adquisitivo y reducir los niveles de pobreza, Bolivia tiene grandes avances en estos aspectos. Otro tema que plantea es el déficit fiscal, pero es un problema a nivel mundial, es decir, no solo de los países emergentes, sino, principalmente, de los desarrollados; otro tema que postula, por demás importante, es el envejecimiento de la población, sin embargo, Bolivia tiene una gran población joven. Por lo tanto, por donde lo miremos, “su” diagnóstico del BM no nos representa, no refleja nuestra realidad. 

Inmediatamente, el BM realiza una enumeración de los elementos que serían problemáticos para la región. Por ejemplo, dice que los precios de las materias primas seguirán debilitándose durante 2024, reflejo de una menor demanda a nivel mundial, en un escenario donde “la economía de EEUU superó todas las expectativas y parece estar lista para alcanzar el santo grial de un ‘aterrizaje suave’, bajando la inflación sin generar una recesión, aunque Europa sigue deprimida y China, el mayor mercado para ALC (América Latina y el Caribe), mantiene un comportamiento lento e impredecible”.

Con estos elementos, realiza sus proyecciones del Producto Interno Bruto (PIB) para América Latina y el Caribe. Para Bolivia pronostica que para 2023 el PIB estaría en 2,4%, para 2024 en 1,4%, para 2025 en 1,5% y para 2026, en 1,5%. Tienen a la mano su bola de cristal. Para 2023, el BM formuló similares pronósticos en cuatro oportunidades, empero, en ninguna dio en el blanco. Con estos datos, Bolivia está debajo del promedio, que es de 1,6% para ALC; el PIB más alto es de Paraguay con 3,8%, y el más bajo de Argentina, con -2.8%. Lo más curioso, por decir menos, es que el BM se aventuró en aseverar que Argentina registraría para 2025 un crecimiento de 5% y de 4,5% para 2026.

Según estimaciones oficiales, el PIB de Bolivia crecería en 3,7%, apuntalado por una inversión pública caracterizada por el énfasis en la inversión productiva y por una demanda efectiva resultado de una distribución primaria del proceso de producción y la redistribución del ingreso, que permiten continuar con el fortalecimiento del mercado interno, lo que neutraliza, en parte, los efectos de la crisis internacional y los conflictos bélicos, y se constituye en un elemento central para una industrialización con sustitución de importaciones.

El BM argumenta que el bajo nivel de crecimiento no es solo una estadística, sino una barrera para el desarrollo; lo que omite decir es que el PIB —el indicador por excelencia de la producción— tiene como reverso la generación de ingreso y, más aún, la distribución de este ingreso entre los participantes del proceso de producción, tal como lo definió el economista inglés David Ricardo.

Ante escenarios muy cambiantes, tanto a nivel mundial como nacional, es muy difícil realizar pronósticos de mediano plazo. Además, cabe indicar que el BM nunca acierta con sus pronósticos, con una metodología encajada en una caja de Pandora que, más bien, parecería ser resultado de una sofisticada culinaria. Entonces, cabe preguntarse, ¿cuál es la intencionalidad, a pesar de esto, de realizar pronósticos?

(*) Efraín Huanca Quisbert es economista

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