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El rigor de la cuarentena se diluye en el casco viejo de La Paz, la Uyustus o la Buenos Aires

Gente en movimiento constante, aglomeraciones, negocios abiertos, venta callejera y circulación normal de vehículos. Así está el casco histórico de la ciudad de La Paz y sus ferias y mercados de la Uyustus, la avenida Buenos Aires y otros.

El temor al contagio con el nuevo coronavirus y los controles se han relajado. El control policial y militar permanece solo en es en ciertos puntos de la ciudad. Después, la gente camina y comercia sin ningún problema, abarrotando calles y aceras.

En un recorrido que realizó La Razón, en la calle América de la zona norte observó gran cantidad de negocios abiertos y hasta ópticas. El flujo vehicular se asemejaba al de los domingos, antes de que la pandemia trastocara todo. Varios negocios de ropa abiertos y hasta puestos callejeros que vendían comida y verduras. Pensiones y restaurantes, además, se disponían a recibir a sus comensales.

Esta cuasi normalidad viene desde hace varios días. Si hace cuatro semanas la calle Comercio estaba desierta, el viernes 22 de mayo, por ejemplo, había un andar y venir de gente no visto antes; la actividad comercial era normal y hasta se observó las promociones 2×1 de pollos fritos y otro tipo de comida rápida a cargo de personas cubiertas con barbijos que vociferaban con sus barbijos la oferta “solo para llevar”.

En el puente de la plaza Pérez Velasco, la venta informal copó todo el lado derecho. Subiendo por la calle Evaristo Valle, toda la vía estaba ocupada por vendedores de pan, de productos de bioseguridad, de CD piratas, de golosinas y prendas abrigadoras, que disputaban el espacio con los transeúntes y con quienes hacían filas en entidades bancarias

Entrando por la calle Murillo hacia la plaza Juaristi Eguino, los restaurantes preparaban pollo a la broaster acompañado con papas fritas y arroz.

En la Tumusla, los puestos de ropa estaban abiertos y los vendedores esperaban que algún cliente les compre, mientras en el Pasaje Ortega otros ofrecían sus productos y frutos secos.

Para ingresar a la avenida Buenos Aires hay una barrera donde militares y policías controlan la terminación del número de carnet de los peatones, pero una vez dentro, el movimiento comercial y peatonal era similar, no había espacio ni para caminar.

En la Max Paredes, la venta de plástico por metros era tan solicitada, que muchos rollos yacían en el piso. Allí este diario encontró puestos de venta de alimentos preparados, de tortas, contenedores de plástico (tapers), ovillos de lana y objetos de decoración o instrumentos para hacer artesanías. 

La normalidad también retornó a la calle Santa Cruz, donde se vende alimento y ropa para animales domésticos, artículos de ferretería y otros. En la calle León de la Barra y en el mercado Rodríguez parecía un fin de semana normal, de antes de que se reportara el primer caso de COVID-19, con decenas de compradores y mercaderes.

La ciudad de La Paz todavía es considerada de alto riesgo, ante la prevalencia de casos de contagio y muertes por COVID-19. Ante la necesidad de normalizar las actividades económicas, las autoridades anunciaron una flexibilización y el retorno del transporte público a partir del 1 de junio.

El alcalde Luis Revilla, no obstante, advirtió con el retorno de la cuarentena rígida si la flexibilización no acompaña el freno a la pandemia. (26/05/2020)