El día después
El resultado del sufragio del 5 de noviembre es fruto de las campañas electorales más reñidas de la historia, donde el ciudadano no podía discernir con claridad el programa de gobierno de los candidatos por ser éstos inexistentes. En ambos bandos se impuso el tono agresivo y la multiplicidad de adjetivos para descalificar al adversario fue feroz, destacándose, por ejemplo, evaluar a Trump como peligroso para la supervivencia misma de la democracia, citando para ello opiniones negativas que brindaron varios colaboradores suyos durante su primer mandato (“Quisiera yo contar con generales como los de Hitler”, habría trinado el presidente) .Y, en la acera del frente, su rival se sorprendía que Harris se hubiese ofrecido un día libre durante su campaña. “Faltando tan poco tiempo para las elecciones, es muy curiosa su decisión podría ser que ayer se pasó de tragos o quizá se drogó, en fin, yo no sé”, declaró el republicano.
Anteriormente, Trump después de haber vencido tres intentos de magnicidio, comentó paladinamente estar protegido por la mano de Dios, reprochando el aparente agnosticismo de su contrincante, a la que también atribuyó un bajo coeficiente intelectual.
Notorio perdedor en el único debate frente a frente, se negó firmemente a repetir el ejercicio quedando como su promesa electoral más recurrente el frenar duramente la inmigración ilegal. En cambio, Harris tuvo en su radical posición frente a la libertad de abortar, su tema más apreciado de campaña que cautivó según las encuestas el 58% del voto femenino.
En aquella pelea sin límite, donde todo valía, desde la lotería de un millón de dólares cada día por un voto en Pensilvania ofrecido por el multimillonario trumpista Elon Musk, injerencias extranjeras en las guerrillas cibernéticas libradas en las redes sociales.
Entretanto, la prensa foránea en sus versiones escritas y televisivas durante todo el mes de octubre abría página ocupándose del vaivén de las encuestas que se movían nerviosamente día a día. Igualmente, las cancillerías en todos los continentes seguían de cerca las declaraciones de uno y otro candidato acerca de los problemas de la política externa.
Las conjeturas fluctuaban y los cálculos oportunistas apostando al ganador también. Los visitantes a la Casa Blanca o al Congreso en Washington no faltaban pasar a saludar al republicano que los recibía displicentemente.
El mundo todo estuvo al vilo, consciente de que ese resultado electoral no solamente alteraría el panorama interior de Estados Unidos; la jornada más importante no fue el 5 de noviembre, si no el día después…
Trump, como ganador indiscutible, es garante de la paz mundial por su “real politik” frente a Rusia y China.
*Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.