Aportes para la Plaza del Bicentenario
El proyecto para la Plaza del Bicentenario (PdB) sigue a pesar del restringido tiempo que queda. Es una pena que semejante obra, de trascendencia histórica para cualquier gestión municipal, se lleve a trompicones. Sin embargo, van mis comentarios como un ciudadano proactivo. De inicio, sugiero que la construyan con calma, tomen el tiempo necesario, y construyan pensando en materiales nobles y procesos adecuados, porque no es una placita más con colores de heladería.
Una plaza en la ciudad de La Paz que rememore dos siglos de la historia boliviana, tanto de la República como del Estado Plurinacional, es un desafío enorme por muchas razones, la más importante de todas: la PdB debe ser el espacio público que congregue los imaginarios heterogéneos (históricos/políticos/sociales/culturales) que las paceñas y paceños tenemos de la historia boliviana. Según entendidos, esa simbólica debe conjugar un set de inclusiones: Uno. La inclusión simbólica del pasado, para ello, la comunidad debe guiar la expresión arquitectónica/urbanística. Dos. La inclusión activa, a través de su función central (conmemorativa) en un área espacialmente óptima para propiciar eventos. Tres. La inclusión emocional, con instalaciones especiales vinculadas al medio natural y a la historia.
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Por otro lado, para la toma decisiones se deben analizar ejemplos análogos. Revisar las grandes plazas conmemorativas del planeta: la Plaza de San Marcos, Venecia, Italia; la Plaza del Zócalo, Ciudad de México, México; la Plaza de Mayo, Buenos Aires, Argentina; la Plaza Tiananmen, Pekín, China; la Plaza del Palacio Gyeongbokgung, Seúl, Corea del Sur; etc. Una característica común de estos ejemplos son los grandes atrios para reuniones colectivas, y desfiles multitudinarios. Ese gran vacío urbano debe incorporar la naturaleza junto a otras funciones, como un museo conmemorativo de los momentos épicos que ha soportado esta ínclita ciudad. La ciudad de La Paz, por su rol histórico y su entrega a la nación, debe construir la PdB más representativa de todas.
El ejemplo paceño para inspirarnos es la Plaza de los Héroes en Miraflores. Este complejo fue construido en los años 50 del siglo pasado y conjuga la simbólica política de un proceso revolucionario con las reminiscencias de nuestro pasado prehispánico. Correctamente alineada a un eje urbano fundamental, la gran explanada remata en el Monumento a la Revolución Nacional del arquitecto Hugo Almaraz, una edificación de potencia alegórica que contiene murales, didácticamente ideologizados, de grandes artistas. Una maravilla.
¿Cómo construimos la PdB de este tiempo que este a la altura de ese extraordinario ejemplo histórico?
Carlos Villagómez es arquitecto.