Al rescate de la bolsa madre

Cuando era niño y me mandaban a la tienda de la esquina a comprar pan, mi abuela siempre me preguntaba ¿Y tu bolsa? De mala gana, iba a la cocina y buscaba la más adecuada dentro de la que todos llamábamos “bolsa madre”, allí donde guardábamos, enrollándolas como bolitas, las bolsas “hijas” que nos daban en el mercado. La verdad, me daba mucha flojera, sobre todo porque igualito me iban a regalar bolsas sin preguntar. Han pasado los años y las ciudades han demostrado lo nociva que era mi forma de pensar en ese entonces.
Apelando a las nuevas generaciones, una singular campaña que combina arte y mensajes ecológicos ha destacado en Santa Cruz de la Sierra. Se enfoca en los principales monumentos de la urbe —como el de José Manuel Baca (Cañoto), Gladys Moreno, el Chiriguano, Jorge Roca, Gumercindo Coronado o el Cristo Redentor— que son testigos mudos de una ciudad que se va inundando de bolsas plásticas. En un video de animación que circula en redes sociales se ve a estas estatuas “luchando” contra un problema de nuestros tiempos: la contaminación. Las mismas figuras son protagonistas de un mural de 134 m2 ubicado en la Manzana 1, en el corazón de la ciudad. En clave de comedia y denuncia, se ofrece a los ciudadanos una reflexión singular desde el arte sobre esta temática.
En tiempos en que la crisis ambiental es inminente, es fundamental buscar nuevas formas de crear conciencia en la población sobre la necesidad de adoptar hábitos más sostenibles. Entre estas estrategias, el arte y la comedia surgen como herramientas poderosas que pueden inspirar cambios significativos, especialmente en lo que respecta al uso desmedido de bolsas plásticas de un solo uso. Según estudios, la vida útil de estas es de 20 a 30 minutos, mientras que su degradación tarda entre 150 y 400 años.
El arte siempre ha tenido un papel crucial en la sociedad desde la plástica, la lírica y lo escénico hasta las actuales instalaciones multimedia y los materiales audiovisuales de redes sociales que invitan a la reflexión. Y en el tema medioambiental, la denuncia de los creadores siempre ha estado presente. Por ejemplo, están las instalaciones del artista visual español Fernando García-Dory, que utiliza materiales reciclados para crear conciencia sobre el desperdicio, en un ejemplo sobre cómo el arte puede servir como espejo para reflejar nuestras acciones y sus consecuencias.
Por otro lado, la comedia, a menudo subestimada, tiene el poder de llegar a audiencias diversas y hacer reaccionar a las personas de una manera que desde otros lugares es imposible. La risa y el buen humor bajan las defensas de quien se siente permanentemente atacado o juzgado por la sociedad.
Con estos dos elementos como base, la campaña denominada “Menos plásticos, más voluntad” ofrece un aire fresco de reflexión, logrando que otras instituciones y empresas se sumen a la iniciativa que lleva adelante la Empresa Municipal de Aseo Urbano Santa Cruz (EMACRUZ), como parte del proyecto Ciudades Circulares, impulsado por la Fundación Suiza para la Cooperación Técnica Swisscontact, que promueve el intercambio de experiencias entre las ciudades de Santa Cruz (Bolivia), Cali (Colombia) y Zúrich (Suiza).
“Si no es necesario, no lo usés”, dice el slogan de esta campaña, emulando la forma de hablar cruceña. Y como la campaña apela a la voluntad de los ciudadanos, por mi parte he decidido volver a darle vida a la “bolsa madre”, esa que se llena con todas las bolsas que me dan en el supermercado o en las tiendas, para que su reutilización sea un hecho. Todavía me da flojera, pero una pequeña acción puede significar un futuro mejor.
Miguel Vargas Saldías es periodista, artista y comunicador social.