Súbdito

El filósofo francés Michel Foucault en sus lecciones del año 1976 señala que es necesario emprender una investigación no sobre la manera en la que se constituye el soberano, sino la manera en la que se fabrica y se constituye al súbdito, pues no hay soberano sin súbdito, sin sujeto. Foucault sugiere un plan de investigaciones sobre el funcionamiento y los efectos del poder, entendido éste como algo que fluye, y que causa efectos. Trata de hacer una investigación contraria a la de Hobbes en el Leviatán, trata de dar cuenta de una microfísica del poder, en las que se crea y constituye de manera múltiple al sujeto. Y aquí debe entenderse sujeto como aquel que resultado artificial, no natural sino que está constituido en y dentro de una lógica de poder, es decir, aquel que es atravesado/constituido/fabricado por el poder, y que sólo después del poder “es”.
Una de las primeras funciones del poder es la constitución de subjetividad, de identidad, incluso de la otredad, la diferencia del otro que es calificada por que es distinto al nosotros. Lo mágico en este proceso de sujeción es que el individuo producto del poder no se da cuenta que ha sido constituido, considera que su génesis es natural, se habla a sí mismo como si el lenguaje siempre le hubiera pertenecido, como si el cuerpo mismo le fuera natural. La elegancia y el refinamiento del ejercicio de poder es pasar desapercibido.
Para Foucault , el ser sujeto, el devenir sujeto, el considerarse sujeto, es una forma de dominación distinta de la esclavitud, es incluso elegancia de la disciplina prescindir de esa relación costosa y violenta; también la considera distinta de la domesticidad que la califica como dominación constante pero no analítica, aún ilimitada y dependiente del amo exterior; es distinta también del vasallaje, que sólo se ocupa de los productos del cuerpo: el trabajo y las marcas del mismo; es distinta del ascetismo y de las disciplinas de tipo monástico, pues éstas tienen como función garantizar renunciaciones más que aumentos de utilidad. Nace entonces en nuestra modernidad un arte de la sujeción, el ser sujeto, el pensarse sujeto, el sentirse sujeto, el ser dueño de la geografía de su cuerpo, que aprende a reconocer justamente porque no es dueño. El ser humano entra finalmente en el mecanismo de poder más amplio: la anatomía política como mecánica del poder. De esta manera se fabrican cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dóciles, sujetos en sí, voluntarios, racionales y auto reflexivos, es decir que pueden pensarse a sí mismos, incluso pueden pensarse paradójicamente como no sujetos pero desde su condición de sujetos.
El filósofo esloveno Zizek parece decirlo de manera clara cuando señala que pertenecer a una sociedad supone un punto paradójico en el que a cada uno de nosotros se nos ordena adoptar libremente, como resultado de nuestra elección, lo que de todos modos se nos imponen. Paradoja del sujeto libre, querer elegir lo que de todos modos es obligatorio, pero sin embargo fingir que se elige para mantener las apariencias racionales, humanas y modernas.
Farit Rojas T. es abogado y filósofo