El valor de los bosques en Bolivia: un llamado a la acción

Dorys Méndez es gerente de Proyecto de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN)
Cada 21 de marzo se celebra el Día Internacional de los Bosques, un día que nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental que estos ecosistemas desempeñan en nuestro planeta. Bolivia, un país con una de las mayores extensiones de bosques tropicales del mundo, no está ajeno a este llamado. La conservación de sus bosques es una tarea urgente que requiere una respuesta integral y sostenible, considerando su inmenso valor ambiental, social y económico, así como las crecientes presiones que enfrentan.
Los bosques bolivianos cubren más de la mitad del país, abarcan la vasta región del Amazonas, la Chiquitania, el Chaco y los Yungas; desempeñan un papel esencial en la regulación del clima local, regional y global. Actúan como sumideros de carbono, absorbiendo grandes cantidades de dióxido de carbono y contribuyendo a mitigar los efectos del cambio climático. Además, albergan una biodiversidad incomparable, con especies de flora y fauna endémicas y ecosistemas complejos cuya conservación es crucial para su supervivencia. También cumplen una función vital en el ciclo hidrológico, actuando como esponjas que retienen agua y garantizan el suministro de recursos hídricos para millones de personas en el país.
Para muchas comunidades indígenas de Bolivia, los bosques son mucho más que una fuente de recursos: representan su hogar, cultura y legado. Estos pueblos no solo los utilizan de manera sostenible, sino que también los protegen, guiados por sus conocimientos ancestrales y su cosmovisión.
A nivel económico, los bosques de Bolivia sustentan la economía rural mediante el aprovechamiento forestal sostenible, el ecoturismo y la producción de bienes como la castaña, el cacao, el asai y los aceites esenciales. Sin embargo, amenazas como la tala ilegal y la expansión agrícola comprometen su regeneración, afectando a miles de familias y poniendo en riesgo la estabilidad de diversas industrias locales.
La deforestación provocada por la expansión agrícola y ganadera, la minería ilegal y los incendios forestales, agravados por el cambio climático, está degradando los bosques bolivianos. La falta de gobernanza y el débil control ambiental agravan esta crisis, poniendo en riesgo los recursos naturales y el futuro del país.
No obstante, así como en otros países de la región, Bolivia podría aprovechar el financiamiento climático para conservar sus bosques. Los bonos de carbono tienen el potencial de generar ingresos al proteger los ecosistemas y reducir la deforestación, si se diseñan e implementan con criterios de alta integridad ambiental, social y económica. Además, el apoyo internacional y las alianzas con el sector privado pueden impulsar proyectos de reforestación y manejo sostenible, beneficiando tanto a las comunidades como al medio ambiente.
En este Día Internacional de los Bosques, recordemos que los bosques de Bolivia no solo son un recurso natural, sino un patrimonio que debemos proteger y conservar para las generaciones futuras. Los desafíos son grandes, pero también lo son las oportunidades. Con el aprovechamiento de los mecanismos de financiamiento climático y la promoción de políticas de conservación eficaces, Bolivia puede convertirse en un líder en la protección de sus bosques, generando beneficios para su población y para el planeta.
Es momento de actuar. El deterioro de estos ecosistemas afectaría directamente la disponibilidad de agua potable y la agricultura en diversas regiones del país. Los bosques de Bolivia son vida, y su conservación es vital para nuestro futuro común.
Dorys Méndez es gerente de Proyectos de la Fundación Amigos de la Naturaleza.