Alison Dos Santos, el atleta que se sobrepuso a sus cicatrices
Si su accidente infantil no le frenó, los efectos de esa operación en la pasada gestión tampoco iban a hacerlo y 2024 fue el año de su resurgir.
Cuando Alison Dos Santos, de nuevo bronce olímpico de los 400 metros vallas, se dio a conocer en el atletismo antes de la veintena, el público creía que tenía más edad. El motivo, unas cicatrices muy visibles en su cabeza.
Muchos las confundieron al principios con un caso de alopecia precoz y por eso su juventud sorprendía a muchos, hasta que se conoció su historia: con apenas 10 meses de vida, un accidente doméstico con aceite hirviendo le tuvo meses hospitalizado.
Nacido en Sao Joaquim da Barra, a algo más de 300 kilómetros de Sao Paulo, Alison Dos Santos creció con sus padres Sueli y Gerson pero pasaba también mucho tiempo en casa de su abuela Geli, donde se produjo el percance que cambió su vida.
Geli estaba hirviendo aceite para freír pescado y un descuido fue aprovechado por el pequeño Alison para agarrar la sartén con la torpeza de su corta edad. La abuela intentó impedirlo y ambos resultaron heridos con importantes quemaduras, que les tuvieron hospitalizados mucho tiempo.
Fue internado en el hospital de Barretos, donde Alison vivió su primer cumpleaños.
Siendo niño, las secuelas del accidente, en forma de cicatrices muy visibles en su cabeza y con falta de cabello en parte de la misma, le provocaron un problema de timidez extrema y hasta de acoso escolar.
Se le veía casi siempre con una gorra amarilla y se cobijó en el judo, en una sala de deporte local, donde se sentía protegido.
«Me encantaba eso, de verdad. Pero mi familia no es rica, así que se hacía difícil», contó tiempo después a la web de World Athletics, explicando cómo practicar judo costaba dinero a sus padres.
Nuevos amigos
Como solución alternativa y de la mano de un amigo, Alexandre Inocencio, el atletismo hizo su aparición en escena y le ayudó a mostrarse más y a ser más sociable.
«En la pista vi una oportunidad de conseguir dinero, corriendo en campeonatos. Es lo que necesitaba. Comencé realmente por ese motivo económico, pero después de dos meses ya era algo que me encantaba. Hice nuevos amigos», explicó.
Los frutos no tardaron en llegar y los resultados desde pronto fueron esperanzadores.
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En el Mundial Sub-18 de 2017 en Kenia fue quinto en los 400 metros vallas y un año más tarde, en el Sub-20 de Finlandia, se colgó ya el bronce.
En el Mundial absoluto de Doha fue ya finalista de esta exigente prueba y después del parón de competiciones por la pandemia apareció ya como un nombre imprescindible en los rankings y en las listas de favoritos.
En los Juegos de Tokio se colgó el bronce con un impresionante tiempo de 46.72 a sus 21 años, en una carrera histórica en la que el noruego Karsten Warholm pulverizó el récord del mundo (45.94).
Alison Dos Santos tuvo 2022 como el año de la confirmación, llevándose la victoria en el circuito de la Liga de Diamante y, sobre todo, proclamándose campeón del mundo (46.29, su mejor crono personal) en Eugene (Estados Unidos).
La operación de 2023
Pero una lesión cambió el rumbo en el inicio de 2023 y le terminó bajando del trono.
En un entrenamiento en febrero de ese año se dañó en Sao Paulo y tuvo que pasar por quirófano para tratar su menisco lateral de la rodilla derecha, lo que hizo que su temporada fuera muy diferente a como había planificado.
De nuevos, una cicatriz le frenaba. Reapareció en julio, en una reunión de la Liga de Diamante en Polonia, y pudo estar en el Mundial de Budapest para tratar de defender su título, pero apenas pudo ser quinto.
Si su accidente infantil no le frenó, los efectos de esa operación tampoco iban a hacerlo y 2024 fue el año de su resurgir.
Avisó ya ganando a Warholm en la mismísima reunión de Oslo, ante los compatriotas de la estrella vikinga, y llegó a los Juegos Olímpicos con la segunda mejor marca del año. Su crono de la final (47.26) ganada por el estadounidense Rai Benjamin (46.46) no está precisamente entre los mejores de su vida, más bien resulta discreto para sus estándares, pero le valió otro bronce olímpico para su colección, que festejó a lo grande en la pista violeta, el mismo color del que lleva ahora teñidos sus cortos cabellos.