Los precios del trigo, la harina y otros cereales, además de otros alimentos como el azúcar y la carne, cerraron el año pasado en máximos, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que destaca que sus índices sobre estos productos están incluso por encima de los récords registrados durante la crisis alimentaria de verano del 2008.
«Estamos preocupados, sobre todo por lo difícil que es predecir su evolución», admite el economista de la FAO Abdolreza Abbassian en una entrevista concedida a Reuters en la que también advierte de que estas materias primas puedan seguir encareciéndose.
«Aún hay margen para que sigan subiendo los precios, por ejemplo si el menor régimen de lluvias en Argentina acaba convirtiéndose en sequía o si el frío invierno que está sufriendo el hemisferio norte causa problemas en la cosecha de trigo».
No obstante, Abbassian ha añadido que a pesar de los altos precios, algunos factores que marcaron la crisis de hace dos años, como la débil producción en los países pobres y el fuerte aumento en los precios del petróleo, actualmente no se dan, lo que reduce los riesgos de que se repitan las turbulencias en los mercados de entonces. La FAO señala que los precios del azúcar y la carne marcaron niveles récord.