Graziano da Silva: La quinua puede alimentar a 842 MM de personas con hambre en el mundo
El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) respondió el cuestionario enviado por La Razón sobre la importancia de incentivar el cultivo de la quinua para luchar contra el hambre en el mundo. Graziano da Silva indicó que 26 países de África,
Asia y del Cercano Oriente han manifestado su interés a la FAO para comenzar a experimentar con el cultivo de este grano andino. En estos países se han introducido semillas mejoradas de éste.
— A horas del cierre del Año Internacional de la Quinua, ¿cómo evalúa la importancia de este grano en los proyectos que impulsa la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en la lucha contra el hambre?
— La quinua puede jugar un rol fundamental para alimentar a las 842 millones de personas que aún sufren hambre en el mundo, gracias a sus cualidades nutricionales únicas, que lo convierten en un verdadero superalimento. Veintiséis países de África, Asia y del Cercano Oriente han manifestado su interés a la FAO para comenzar a experimentar con el cultivo de este grano andino. Entre ellos, varios forman parte de la región del Sahel y del Cuerno de África, países que sufren repetidas sequías que año tras año destruyen sus cosechas de trigo y mijo, un grano muy similar a la quinua pero que necesita mucha más agua para crecer. Estamos apoyando a estos gobiernos en la introducción de semillas mejoradas de quinua y en la creación de capacidades nacionales para trabajarla e integrarla en sus cadenas de producción y mercados locales.
Además, debido a su adaptabilidad, potencial nutricional y capacidad para crecer en una amplia variedad de climas y condiciones agroecológicas, la quinua ocupa un lugar destacado en las labores de la FAO que buscan rescatar y potenciar cultivos olvidados y cuyo potencial no está plenamente explorado. Recuperar estos alimentos significa revalorizar culturas y modos de vida que pueden fortalecer la alimentación de millones de personas.
— Debido al elevado precio de la quinua en el mercado internacional, ¿cómo podría ayudar la FAO para que los cultivos se expandan y disminuya su costo con el fin de masificar su consumo en aquellos países en vías de desarrollo?
— La subida del precio de exportación de la quinua en Bolivia empieza en 2007 y coincide el alza de los precios internacionales de los alimentos. Hasta 2009, los precios suben rápidamente de poco más de un dólar a tres dólares el kilo. Sin embargo, desde 2009 hasta julio de 2013 crece en tan sólo 19%, de 3 dólares a cerca de 3,50.
Respecto al precio al productor, que puede ser una mejor referencia para el consumidor tradicional de quinua, se mantiene casi estable después de la subida de 2007/2008, aumentando solamente 6% entre 2009 y mediados de 2013. Entre enero y noviembre de 2013, por ejemplo, el precio de la quinua ha aumentado solo 1% en Challapata, el mayor mercado de productores de quinua.
Es decir, el alza de los precios internacionales de la quinua no tienen incidencia en la inseguridad alimentaria ni en la pérdida de consumo tradicional de las comunidades productoras de quinua. Lo que es realmente un problema es que los campesinos productores se han beneficiado muy poco del alza de los precios de exportación. Los intermediarios en la cadena de comercialización son los grandes beneficiarios de esta subida, pues es el consumidor final en mercados extranjeros o en las grandes ciudades de países latinoamericanos quien paga un precio elevado.
La FAO va a trabajar con los gobiernos de los países andinos que producen 95% de la quinua en el mundo —Bolivia, Perú y Ecuador— para que el aumento de los precios internacionales llegue a los productores y sirva de estímulo para que incrementen su producción.
— ¿Qué papel podría jugar Bolivia en esta iniciativa promovida por esta organización para erradicar el hambre en el mundo?
— Para erradicar el hambre en el mundo es necesario aprovechar los aprendizajes de los miles de agricultores familiares de Bolivia, los cuales han demostrado su potencial este año, duplicando su producción en tan sólo dos años, desde 38.000 toneladas a más de 61.000. Bolivia tiene una enorme experiencia para compartir con el resto del mundo en términos de sistemas productivos sostenibles y en armonía con la madre tierra, factores que caracterizan la agricultura familiar, sector al que las Naciones Unidas ha decidido dedicar en 2014, a través del Año Internacional de la Agricultura Familiar. Esto permitirá construir sobre los cimientos del Año Internacional de la Quinua.
— Bolivia es uno de los mayores productores y exportadores de quinua en el mundo. ¿Es posible que la FAO pueda prestar asistencia técnica para mejorar el rendimiento de los cultivos y aumentar la oferta?
— La FAO en Bolivia ha apoyado al Gobierno en materia de asistencia técnica en el cultivo de quinua. Destaca el proyecto “Semillas Andinas” a través del cual se ha mejorado la disponibilidad, acceso y uso de semillas de calidad en sistemas de agricultura familiar campesina, apoyando la intensificación sostenible de la producción. Este proyecto ha permitido a agricultores ser parte de nuevos mercados, fortaleciendo sus capacidades para trabajar de forma asociativa y difundiendo estas nuevas técnicas de producción y comercio. En Bolivia este proyecto trabaja de la mano del INIAF (Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal) y tiene presencia en los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí.
La FAO también ayuda a Bolivia en sus labores de protección de los recursos genéticos de quinua cultivados y silvestres, desarrollando un documento sobre el Estado del Arte de la Quinua, el cual ha permitido conocer a fondo su nivel de desarrollo, técnicas de cultivo y distintas variedades. La FAO también apoya todas las iniciativas del Estado Plurinacional de Bolivia que permitan mejorar la comercialización y distribución de la quinua, en especial en los municipios productores de este cultivo. La organización trabajará junto al Gobierno y la Cooperación Italiana para realizar el proyecto quinua-camélidos en los municipios de García Mendoza y Colcha K.
Es importante mencionar los esfuerzos bolivianos para establecer un Centro Internacional de la Quinua, el cual ya cuenta con el apoyo de los Ministros de Agricultura del Consejo Agropecuario del Sur y de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y un estudio técnico exploratorio realizado por FAO Bolivia, el cual se construyó de forma conjunta con el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.
— ¿Por qué es tan importante para esta organización promover el cultivo y consumo de la quinua en el mundo?
— Porque el mundo necesita aumentar la producción de alimentos de alta calidad nutricional en un contexto de cambio climático y con una población creciente. Es aquí donde el rescate de cultivos infrautilizados —como la quinua— tiene un importante rol que jugar. La quinua puede ser una alternativa viable para los países en situación de inseguridad alimentaria, no sólo por su valor nutricional, sino también porque la mayor parte de la quinua es producida actualmente por pequeños agricultores. Se trata de un alimento único producido por el sector que tiene el mayor potencial para aumentar su productividad en las próximas décadas.
— Con un producto como la quinua, dadas sus elevadas cualidades alimenticias, ¿cuál puede ser la colaboración que Bolivia preste para reducir el hambre en el mundo?
— La quinua boliviana puede ser un ejemplo para muchos países en términos del desarrollo de sistemas alimentarios sostenibles para la nutrición, utilizando semillas de calidad certificadas y producidas por asociaciones de pequeños productores. Esto le brinda autonomía económica a familias y comunidades productoras de granos, fortaleciendo las organizaciones campesinas y comunitarias. Desarrollar modelos productivos de este tipo también permite una mejor articulación e integración entre el productor y el consumidor a partir de sistemas públicos agroalimentarios locales, como, por ejemplo, centros de acopio y procesamiento o programas de alimentación escolar que reciben sus insumos de la agricultura familiar. Si se logran generar círculos virtuosos que conecten a la producción de quinua en particular, y la de la agricultura familiar en general, con los programas de compras públicas, podemos potenciar e incrementar los impactos de este cultivo y de estos modos de producción sobre la seguridad alimentaria de muchos países.
— ¿La FAO seguirá promoviendo el consumo de la quinua, el único cereal que contiene todas las proteínas y aminoácidos que necesita el cuerpo humano y requiere menos agua que cualquier otro cereal?
— Para nosotros la quinua es un nuevo aliado en la lucha contra el hambre y por ello su difusión y promoción —al igual que el de otros alimentos ancestrales de alto valor nutritivo— son parte de la labor constante de la FAO.
Perfil
Nombre: José Graziano da Silva
Profesión: Doctor en Ciencias Económicas
Cargo: Director General de la FAO
Experto en temas de seguridad alimentaria
Da Silva ingresó en la FAO en 2006 como jefe de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe. En su calidad de Representante Regional hasta 2011, apoyó decididamente la “Iniciativa América Latina y el Caribe sin Hambre”, que hizo de la región la primera en comprometerse con la erradicación total del hambre para 2025, y puso de relieve la importancia de la agricultura familiar, el de-sarrollo rural y el refuerzo de las instituciones rurales para garantizar la seguridad alimentaria. Fue elegido Director General de la FAO el 26 de junio de 2011 y tomó posesión de su cargo el 1 de enero de 2012. Su mandato concluye el 31 de julio de 2015.
Da Silva ha sido autor y compilador de más de 25 libros sobre desarrollo rural, seguridad alimentaria y economía agraria, y colabora en publicaciones de primera importancia y en debates de alto nivel sobre seguridad alimentaria y agricultura sostenible. Nacido en los Estados Unidos el 17 de noviembre de 1949, Graziano da Silva es ciudadano brasileño e italiano y tiene dos hijos y dos nietos. Está casado con Paola Ligasacchi.