El vicepresidente Álvaro García aseguró hoy en Santa Cruz que el certificado de país libre de fiebre aftosa debe incentivar la inversión en la ganadería en la perspectiva de multiplicar por 10 las exportaciones y llegar hasta los 200 millones de dólares. También comprometió la disposición del Gobierno de financiar las acciones para mantener esta certificación que demandó, detalló, un trabajo sostenido y una inversión de 61 millones de dólares en 10 años.
García participó de un acto en las instalaciones de la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz), donde expuso el certificado extendido por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). Ya en 2003 la región de la Chiquitania logró la certificación de libre de la enfermedad con vacunación, en 2012 el altiplano, y en 2013 la región del chaco y valle, mientras que este año alcanzó a todo el territorio.
La fiebre aftosa es una enfermedad vírica grave del rebaño, sumamente contagiosa y de repercusiones económicas considerables. Se caracteriza por fiebre y úlceras en forma de ampollas en la lengua y labios, en la boca, en las ubres y entre las pezuñas. Ocasiona graves pérdidas de producción y aunque la mayoría de animales afectados se recupera, la enfermedad a menudo los deja debilitados.
El logro conseguido demandó una inversión de 61 millones de dólares en los últimos diez años, provenientes del gobierno central, los subnacionales y la cooperación internacional. “Con este certificado hay que dar un siguiente paso, no nos contentemos con abastecer el mercado interno”, demandó el vicepresidente en el acto transmitido por los medios estatales.
Exportamos “anualmente como unos 20 millones de dólares, no es nada, deberíamos exportar 100 o 200 millones de dólares, así como exportamos en agricultura, granos por 800 millones de dólares. Con la ganadería deberíamos tener ese tipo de dinamismo”, desafió y comprometió que el Gobierno hará su parte en esta meta para el corto plazo.
Bolivia cuenta con 9,1 millones de bovinos; 9,3 millones de ovinos; 2,9 millones de porcinos; 2,4 millones de caprinos; 2,8 millones de llamas, y medio millón de alpacas. Al menos 1,3 millones de productores están dedicados a esta actividad, centrada en Beni, una de las zonas castigadas por las inundaciones en los últimos meses.
También aseguró la necesidad de trabajar en los diferentes frentes para mantener esta certificación evitando el rebrote de la enfermedad en el ganado. “Esta es una bandera verde que nos permite correr esa perspectiva (exportadora), pero también está la responsabilidad de mantenerlo, no hay que bajar la guardia”, sostuvo.