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Pánico bursátil global no afecta a Wall Street

Después de las trágicas caídas de los últimos días, donde el Dow Jones ha perdido alrededor de 2.000 puntos, Wall Street vivió otro día de locura, aunque esta vez fuera en la otra dirección, la de las ganancias.  Wall Street se disparó en la última hora de negociaciones y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, cerró con una fuerte subida del 3,95%, su mayor ascenso en casi cuatro años.

Los operadores en el parqué neoyorquino lograron así frenar una racha bajista de seis jornadas consecutivas y el Dow Jones firmó su tercera mayor subida en puntos en la historia de Wall Street, animado por las últimas medidas anunciadas en China.

El Banco Popular de China (central) inyectó ayer en el sistema bancario del país asiático 140.000 millones de yuanes (unos 21.800 millones de dólares), un día después de haber anunciado otra inyección de liquidez de 150.000 millones de yuanes (unos 23.400 millones de dólares).

Cifras. De nuevo, la ristra de cifras desorbitadas: 619 puntos de ganancia en una sola jornada para el Dow, un 3,95%, lo que supone la mayor subida en puntos desde 2009, mientras el Nasdaq subió un 4,24 % y el S&P 500 un 3,90%. A excepción de dos días en 2008, cuando el Dow Jones creció alrededor de los 900 puntos, nunca se habían vivido crecidas semejantes. Claro, que a nadie se le escapa qué significa 2008 en economía y lo poco que conviene retrotraerse a esos días, cuando, igual que hoy, las grandes subidas eran respuesta a caídas todavía peores.

Finanzas. Por eso, lejos de transmitir ánimos de recuperación (ninguno de los días de caídas se llevaron más de 600 puntos), estos bandazos son síntomas del profundo estado de nerviosismo en el que están sumidos los mercados por varias razones.

El martes, por ejemplo, el día comenzaba con ganancias que se mantuvieron durante gran parte de la sesión. China había decidido bajar los tipos de interés para estimular los mercados y hubo alegría inicial y luego caídas de reflexión, dado que era una medida desesperada ante una situación desesperada. Ayer, en cambio, la montaña rusa no solo subió y bajó, sino que subió, bajó y volvió a subir.

Las ganas de recuperarse estaban allí, pero las faltaba una causa, que llegó cuando el presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, aseguró que la descongelación de los tipos de interés en Estados Unidos se ha convertido en una necesidad menos urgente de lo que era antes de esta nueva ola de pánico bursátil global. La reacción fue muy positiva en el parqué neoyorquino, pero no deja de esconder un antídoto para un veneno más profundo.