De ‘pensiones’ a ‘cocinas fantasma’, el fenómeno global se instala en Bolivia
Los emprendedores utilizan la tecnología para promocionarse. Se promocionan en redes sociales y a través de aplicaciones. Los clientes toman nota de esas referencias y hacen sus pedidos; los emprendedores entregan la comida puerta a puerta.
Los restaurantes virtuales o “cocinas fantasma” son emprendimientos que no cuentan con un espacio físico, pero ofrecen su propuesta a través de las redes sociales y aplicaciones. El fenómeno mundial está en Bolivia.
“Lograr una gran calidad del producto que se ofrece es uno de los grandes retos de este emprendimiento porque la reputación se forja en las redes sociales y espacios de internet donde la gente conoce y comenta sobre el alimento que se vende. Entonces, el esfuerzo por destacar es mayor y como no hay paredes donde recibir al cliente se hacen las entregas donde pidan”, señaló Carolina Ledezma, quien ofrece pastelería a través de las redes sociales.
María del Carmen Ramírez explica que ella ofrece las tres comidas del día con el plus de que son bajas en calorías a través de internet. “Para mí este fenómeno es una adaptación de las antiguas ‘pensiones’ a la modernidad. Mi abuela tenía una pensión, cuando yo era niña, y daba almuerzos en su propia casa. Yo comía y compartía la mesa con personas que no conocía, quienes le pagaban al mes por el almuerzo. Ahora, yo ofrezco tres comidas por internet. La diferencia es que no tengo un lugar para recibir y las llevo donde me solicitan (casa o trabajo)”.
La gestión pasada, las “cocinas fantasma” se popularizaron en varios países de América Latina como México, Brasil, Argentina, Chile, Perú y Colombia, donde hubo un boom de pedidos a este tipo de emprendimientos.
En esos países, las entregas no las hace el emprendedor personalmente, sino se compran a través de aplicación de entrega a domicilio como Seamless, GrubHub, DoorDash, Uber Eats u otras.
En esas capitales de la región como en Estados Unidos y Europa algunas de estas propuestas han cosechado tal éxito que han podido convertirse en franquicias y abrir sus primeros restaurantes físicos con total éxito.
“En esos países desarrollados los alquileres son altos y por eso surgen estas tendencias, en Bolivia si bien los alquileres no son inaccesibles, emprender implica una serie de pasos y trabas porque entre las licencias y los sistemas impositivos suelen ser un gran desafío sobrevivir. Sin olvidar que hay que tener capital para decoración, vajillas, personal como meseros y otros. Mientras que emprender desde tu propia cocina y atender pedidos a través de tu celular es más fácil”, expresa el sociólogo Rubén Cardona.
Fenómeno. El profesional agrega que hasta los negocios se adaptan a la realidad que marca una determinada época. “Detrás de los restaurantes fantasma hay jóvenes creativos que ven en la gastronomía un sector de trabajo. Los que replican esta idea en nuestro país nos muestran que por más que estemos aislados, en comparación a otros países, y tengamos un mercado pequeño el que quiere trabajar idea, crea y genera movimiento económico”. Además, precisa que se ha adaptado ese concepto de pensión a lo virtual y tecnológico. “Los conceptos culturales se adaptan a lo que requiere el mercado”.
Una búsqueda hecha por este medio a través de redes sociales muestra que entre las propuestas más llamativas, la mayoría se centra en menús para mantener la figura o hasta reducir de peso. También hay opciones veganas, vegetarianas y pastelería.
En cuanto a los precios, éstos van desde Bs 30 hacia arriba y algunos ofrecen el envío gratis.
Cardona acota que la tendencia actual es que los clientes prefieren quedarse en sus casas y ver series en feriados y fines de semana lo que les juega a favor.
“En ese contexto pedir comida de calidad a domicilio es más económico y cómodo que tener que salir”.
Pero no todo es fácil para estos emprendimientos porque el campo de expansión para adquirir clientes está solo en el espacio virtual, lo que implica una llegada limitada a solo ciertas personas que consumirán el producto. “El campo de expansión se limita a un sector específico de cierta edad y con conocimiento de tecnología”, indica el profesional.
Por su parte, Ramírez identifica un aspecto que podría jugar en contra del negocio. “La comida que yo reparto es de excelente calidad y con un estándar alto de higiene, pero no puedo meter las manos al fuego por todos. Si bien los comentarios de los clientes en redes orienta, el control sanitario no lo hace una institución, como lo haría la Intendencia en un establecimiento físico, sino es responsabilidad plena del chef”.