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Tres ‘dinosaurios’ sobreviven en el galpón de Auquisamaña

Seguro que detrás de una gran empresa, hay un gran equipo de trabajadores y La Razón no es la excepción. Por eso, en sus 30 años de vida tuvo la suerte de contar con profesionales de lujo, muchos de ellos vieron nacer y crecer a la empresa. Es el caso de Yamil Bustillos, José Luis Sánchez y Ángel Miranda, a quienes sus compañeros llaman los “dinosaurios” del Galpón de Auquisamaña.

Los tres recuerdan cómo llegaron a la empresa, los primeros días de trabajo, que por cierto fueron muy duros, y hablan de los momentos tristes y de los más felices que les tocó vivir. Desde luego tienen más de una anécdota que contar.

Muchos de los trabajadores fundadores de este medio de comunicación venían de otros, por tanto, de una u otra forma ya eran conocidos. “Recuerdo que la secretaria trajo su propio cuaderno y usó una caja de manzanas como escritorio. Después fuimos a comprar unos muebles al Barrio Chino”, dice Ángel. Pero para él lo más importante es que el número cero del periódico salió justo el día de su cumpleaños.

Cuatro días después el periódico ya estaba en las calles.

Ángel Miranda, Yamil Bustillos y José Luis Sánchez, los tres trabajadores más antiguos de La Razón. Foto: José Lavayén

Yamil cuenta que, como siempre, llegaba muy temprano a la oficina y se ponía a la orden de su jefe. Mientras lo que más recuerda José Luis es esa satisfacción que sentía al formar parte de un proyecto que, desde sus inicios, tendría grandes metas y ambiciones.

Los primeros días y semanas de trabajo fueron muy duros porque, entre otras cosas, el periódico se imprimía en la rotativa de otro medio de la competencia. “La primera semana fue muy pesada, teníamos que esperar a que impriman primero su edición y luego recién lo nuestro. Eran esperas interminables”, dice Ángel.

“Fue un cambio completo en mi vida, entrar a la empresa a partir de las cuatro de la mañana y ver el periódico fue una sensación de asombro, jamás antes vi algo así, pero mucho más llegar a la calle Camacho y conocer a los voceadores”, dice Yamil. “Desde las primeras semanas se pudo ver el compromiso y la responsabilidad de los trabajadores”, añade José Luis.

Como en toda historia hay momentos tristes y otros felices. Para José Luis el momento más triste es el de ahora con la pandemia. “Tuvimos que hacer una pausa en la publicación de los periódicos”, dice. Pero, además, esta pena aumentó con la muerte de un compañero de trabajo especial, José Luis Condori. Al contrario, los momentos más felices llegaban en Navidad. “Preparar los regalitos para los niños, su alegría y el agradecimiento de los papás”.

Para Ángel también éste es el momento más triste para la empresa y, como no podía ser de otra manera, sus días más felices están relacionados con el funcionamiento de esa enorme prensa que le toca manejar. “Cuando imprimíamos diferentes guías del país y la prensa, no paraba durante meses”.

Cómo no recordar también los festejos el Día del Gráfico. “Incluso un año bailamos caporales todos los trabajadores y ejecutivos, festejando en nuestras propias instalaciones”.

Yamil recuerda como los momentos más duros las pugnas con los voceadores, con quienes además trabaja de cerca. “Cuando el sindicato de voceadores realizó un paro contra la empresa negándose a vender y oponiéndose a que nosotros podamos hacerlo, llegamos a tener riñas un poco fuertes y al final ganamos como empresa”. Lo más feliz fue cuando vio a La Razón como el principal referente nacional y a Extra como el más vendido. “Todos querían trabajar en la empresa, por eso es y será un honor trabajar en esta empresa”.

José Luis recuerda esta parte de la historia de La Razón como un verdadero hito, porque los trabajadores demostraron su compromiso al salir ellos mismos a vender los periódicos. “Rompimos el monopolio de los voceadores”, dice.

Ángel recordará por siempre el día en que se logró imprimir el periódico en una rotativa propia y, unos años después, el traslado al Galpón de Auquisamaña donde se estrenó la nueva y potente rotativa con la que actualmente cuenta la empresa. “Fue el año 2000. Fue lo que nos llenó de orgullo, con todo nuevecito para estrenar, con la mejor tecnología del momento”. Yamil destaca a La Razón como el primer periódico en tener suscriptores, un servicio personalizado para el cliente.

Los tres tienen en la memoria y el corazón varios trabajos periodísticos que causaron sensación en su momento, como el secuestro de un empresario, la cobertura de los hechos de Octubre de 2003, el Mundial del 94, entre otros. O el lanzamiento de productos periodísticos nuevos, como el suplemento Marcas.

También es parte de la historia de este medio el ser pionero en el lanzamiento de artículos comerciales como los fascículos coleccionables, o los CD de música. Todo este trabajo ayudó al crecimiento y consolidación de la empresa.

Uno de los hechos que quedará por siempre en la memoria de los trabajadores de La Razón es, sin duda, el traslado de la empresa de la zona de Miraflores al Galpón de Auquisamaña. Primero porque permitió una mayor comodidad para todos los empleados y, segundo, porque dio lugar a un salto tecnológico sin precedentes para un medio de comunicación escrito.

“La empresa creció mucho y además aquí ya estaba la nueva rotativa, única en Sudamérica en ese momento”, dice José Luis. “El traslado se hizo urgente”, añade Yamil y Ángel relata que en su área el cambio fue paulatino. “Fue un salto de tecnología en la industria gráfica y la adquisición de la nueva rotativa Goss Universal 45 que automatizó varios procesos y tareas”. Por entonces se formaron dos grupos de trabajo de prensistas, los antiguos que imprimían la edición diaria en la rotativa antigua, y los nuevos que en la Goss imprimían los suplementos.

Los tres coinciden en que el Galpón es su segundo hogar y los compañeros de trabajo la otra familia con la que se convive. “Juntos transitamos por el mismo camino para el logro de los objetivos de nuestra empresa. Al transcurrir el tiempo llegas a identificar los valores de cada uno y sentir cariño fraterno, y con esa confianza formamos un gran equipo de trabajo”, dice José Luis.

“Estamos altamente comprometidos con la empresa”, añade Ángel. “El gran éxito de la empresa fue y es que nos enseñaron a trabajar en equipo, esto genera una gran fortaleza”, añade Yamil.

El impacto por la pandemia del coronavirus ha puesto al mundo en vilo y está haciendo estragos con la economía, la industria y el sector productivo. También fue un golpe duro para La Razón y su hermano menor Extra. A ello se suma una larga crisis de los medios impresos y una guerra sucia que se desató con contra de este medio y de su propietario. Los trabajadores de esta empresa, sobre todo los más antiguos, entienden esta realidad, pero también saben que “habrá una luz al final del túnel” y conocen “el camino que ahora hay que transitar”.

Cierto que hoy en día hay que darle más fuerza al periódico digital, pero también es cierto que el periódico impreso no morirá.

“Los cimientos construidos en estos 30 años deben ser fortalecidos con la fuerza y la responsabilidad que nos caracteriza, continuaremos siendo referentes en el periodismo y como empresa demostrar que con unión podemos salir adelante en esta crisis mundial”, dice José Luis.

“Yo digo siempre que esta es nuestra empresa, cuidémosla, no matemos la gallina de los huevos de oro, el papel es oro blanco. Hoy estamos en crisis, pero es una oportunidad para poder salir juntos adelante, lo lograremos juntos como siempre, como un equipo y familia”, afirma Ángel.

“El precio del éxito es trabajo duro, dedicación y determinación en que, ganes o pierdas, habrás hecho todo lo que estaba en tus manos”, Vicente Lombardi. Siento que esto resume el momento en el que vivimos en la empresa por los eventos externos e internos, pero estoy seguro que La Razón volverá a brillar en el horizonte”, señala Yamil.

Ángel Miranda es hoy Gerente de Producción; Yamil Bustillos, Gerente de Distribución, y José Luis Sánchez, Gerente Administrativo.

Éste es un espacio institucional de La Razón en el que compartiremos con nuestro público un detallado repaso a las tres décadas recorridas por este diario, mostrando los grandes hitos, los logros más importantes, los galardones, pero también los tropiezos y los momentos duros, como el que en este tiempo nos ha tocado vivir. A partir de ahora, tanto en su versión impresa como en la digital, comenzamos a contar nuestra historia, pero con la mirada puesta en el porvenir. Acompáñennos.