El modelo extractivista no es sostenible, porque hace al país vulnerable
Jan Souverein director y representante de la Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) habla de los desafíos político-económicos que presenta la Bolivia actual. Asimismo, comparte la importancia de los trabajos, hechos por investigadores de la FES, que se difunden los domingos con LA RAZÓN.
Entrevista
La Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) se estableció en Bolivia a finales de los años 80 como el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales-ILDIS, abriendo su primera oficina en enero de 1985. Desde entonces, ha acompañado activamente el proceso de democratización en el país. El objetivo de la FES es contribuir al fortalecimiento del desarrollo y la democracia, ofreciendo un espacio plural para que diversos actores políticos, sociales e institucionales puedan reflexionar sobre los problemas más relevantes para el país, a fin de generar aportes para sustentar una cultura política que tienda a consolidar la democracia boliviana. El foco central es la consolidación de una democracia participativa, pluralista y social.
A nivel internacional, la Friedrich-Ebert-Stiftung (FES), fundada en 1925, es la fundación política más antigua de Alemania. Esta institución se creó como legado político del primer presidente alemán elegido democráticamente, Friedrich Ebert, a quien debe su nombre y los principios que la rigen. El trabajo de esta institución se rige por los valores fundamentales de la democracia social: libertad, justicia y solidaridad. La institución, sin fines de lucro, diseña sus actividades de un modo independiente y autosuficiente. El director y representante en Bolivia, Jan Souverein, explica del trabajo, apuestas y propuestas que desarrollan en Bolivia.
–¿Qué acciones realizan desde el FES-ILDIS para aportar a la democracia?
- En los 80 tuvimos una importante contribución en la construcción democrática ya que teníamos un rol como plataforma para el diálogo con preguntas relacionadas al pensamiento democrático en Bolivia. Hoy en día, seguimos trabajando especialmente en el espíritu del diálogo plural y me parece el aporte más importante que ofrecemos con plataformas y espacios de diálogo con diferentes actores que quizá en el discurso público no dialogan tanto, pero aquí se busca dar esta oportunidad. En este momento, nuestro trabajo se divide en tres grandes líneas: Democracia, Desarrollo sostenible y Justicia social.
–¿Cuán importante es el diálogo para contribuir a la madurez democrática?
- Para llegar a la madurez democrática se necesita tener una profunda y robusta cultura democrática, pero no es nada fácil construirla y mantenerla. El elemento principal para ello es la apertura al diálogo y eso implica reconocer y escuchar al otro. Allí hay tareas pendientes y mucha gente cae en la tentación de desestimar al otro y no querer oírlo. Tanto en la práctica política como en la vida diaria es un hábito muy importante, donde queremos aportar ya que es la base de una convivencia pacífica y de respeto mutuo. Eso significa que se tiene que dar un buen ejemplo desde la política. Hay que demostrar en el contexto de la nueva asamblea que a pesar de las diferencias políticas se puede realizar, entre las diferentes bancadas, una construcción política común y conjunta basada en la acercamiento, diálogo y respeto mutuo, que constituye la madurez democrática.
–¿Cómo trabajan el tema de justicia social?
- Esto va relacionado en cómo interactuamos con la sociedad civil. Nos relacionamos, por un lado, con los principales actores de la política nacional y, por el otro lado, con muchos de los grupos de mujeres, jóvenes y sindicalistas a quienes intentamos apoyarlos para ser más eficientes en la participación de la democracia, porque es un proceso donde todo el mundo debería participar no solo en la formulación de leyes sino en una práctica diaria. Un ejemplo de este apoyo es que trabajamos con organizaciones sindicales para que desarrollen su propia propuesta política, vamos más allá de preguntas que solo tengan que ver con el ámbito laboral. La idea es un sindicalismo sociopolítico que tenga las ideas de la clase trabajadora en muchos ámbitos. Allí es muy importante el apoyo que estamos dando específicamente a las mujeres dentro del movimiento sindical porque históricamente han tenido una posición muy marginalizada. Tenemos una red de mujeres trabajadoras y sindicalistas que sirve para el empoderamiento, para que entre ellas puedan intercambiar sus experiencias y construir conjuntamente en un espacio común. Ha tenido éxito para fortalecer el rol de las mujeres en este ámbito. El sistema político tiene que ofrecer condiciones de igualdad para la participación de mujeres y jóvenes. Bolivia tiene una importante ley de paridad y alternancia y la vemos en la nueva asamblea con mayoría de mujeres participando en estos espacios, lo que es excepcional a nivel mundial y en Latinoamérica, pero no es suficiente porque en realidad no siempre se cumple la igualdad de condiciones para la mujer en la práctica política a pesar de la igualdad numérica. Lo mismo con la posibilidad de inclusión de jóvenes en espacios de decisión.
–¿Cómo estos dos grupos pueden sumar a la transformación social?
- Con su propia experiencia, lo que viven estos grupos es diferente a lo que viven los grupos tradicionalmente dominantes. Ellos van a tener otras visiones e ideas que van a querer insertar en el proceso político. Los asuntos y desafíos no son los mismos que otro grupo y al hacer énfasis en sus necesidades y retos pueden generar una sociedad más justa. Un ejemplo, un hombre de 60 años quizá no entiende cuál es la realidad de una mujer trabajadora de casa o de un joven de 23 años, sin posibilidad de entrar en el mercado laboral. Tener esas posiciones en el debate político y construcción de leyes es clave para no ser excluido.
–¿Qué están trabajando en el tema económico?
- Son dos categorías de temas. Uno, temas de coyuntura y desafíos más inmediatos. Lo segundo, son temas con preguntas más estructurales y desafíos a largo plazo. En cualquier de estos casos, se trata de aportar en la generación de políticas públicas para la reactivación económica, que apunta a la diversificación de la matriz productiva y de un sistema económico socialmente más justo y sostenible en lo ambiental. Tenemos el grupo de análisis económicos, que se dedica a la coyuntura actual y la formulación de propuestas y reformas que los estamos compartiendo insertados (en LA RAZÓN) para el debate público. Por el otro lado, un objetivo es la incidencia política para poder dar una mirada desde afuera para los tomadores de decisión en temas de política económica. Por otro lado, los temas estructurales tienen que ver con la transformación social y ecológica y es la creación de una mirada diferente al desarrollo para superar el modelo de extractivismo que tenemos en Bolivia y que hemos visto que no es sostenible porque hace a Bolivia muy vulnerable respecto a los precios que determina el mercado internacional; además de los costos ambientales y sociales. Es un desafío de largo plazo, por un lado tenemos economistas tradicionales y, por otro, a personas con una mirada más ambientalista. La idea es juntar esas dos visiones para que construyan propuestas para la orientación del sistema económico del país, que responda a la necesidad de que sea más sostenible en lo ambiental y con una mayor diversificación.
–¿Qué desafíos implica la Bolivia actual?
- Antes de las elecciones hubiera dicho la gobernabilidad, pero ahora que con el resultado de las elecciones ya no es tan urgente sino tiene que ver con el tema que ya hemos hablado, el de la cultura del diálogo, generación de acuerdos y reconocimiento del otro. A mediano y largo plazo se va a tener un buen nivel de gobernabilidad sistémica, pero se necesita una cultura de diálogo que supere esta idea de querer imponer algunas ideas a los otros. Es difícil porque cuesta eso de escuchar al otro, pero para la estabilidad política y social es muy importante. Por otro lado, el tema que acabo de mencionar que es el modelo de desarrollo y superación de alternativas al sistema extractivista es también un desafío muy grande. Esperamos la generación de la cadena de valores en la producción de baterías y en la extracción de litio, que puede ser un paso que contribuya, pero no es suficiente. Es un paso para el país y tratamos de contribuir en eso, en dar nuevas miradas y en qué se puede basar un sistema más diversificado y menos extractivista para generar ingresos para Bolivia. El tercer punto tiene que ver con la real y amplia inclusión de mujeres, jóvenes y grupos indígenas en los procesos de toma de decisión. También en el sistema económico y participación laboral. Las oportunidades de ascenso social tienen que ver con el sistema educativo, que es el próximo desafío porque tiene que adaptarse a la realidad del siglo XXI. En un mundo óptimo, dar oportunidad a toda la población del país debe estar separado de los ingresos de los padres para que una persona participe de forma justa y equitativa de las oportunidades que da el país.
–¿Qué entiende por política porque su concepto suele estar desprestigiado?
- Hay que diferenciar lo que es política a lo que la gente llama politiquería. Se ha implementado esa idea que todos los que entran en política lo hacen para su propio beneficio ligado a la corrupción; esto se da en muchos países del mundo. Sin embargo, la política está vinculada al bien común, a trabajar juntos, sacar ideas y tener un diálogo desde la diversidad para mejorar las condiciones de vida de la población y esto no tiene que ver solo con ingresos eco- nómicos sino con un medioambiente sano para la regeneración del planeta y sostenibilidad, de lo contrario no hay futuro para nuestros hijos. Es un debate del respeto y diferencias para una mejor vida.
–¿Qué similitudes y diferencias halla en el trabajo que desarrolla en Bolivia respecto al que hizo en Uruguay?
- Estuve en Uruguay en las elecciones del año pasado, paralelas a las fallidas elecciones que se desarrollaron en Bolivia. Allí los dos candidatos con mayor votación esperaron los resultados con absoluta calma y cuando se terminó el conteo el candidato con menor votación aceptó el resultado con absoluta normalidad. Además, antes de las elecciones se hizo un pacto de todos los partidos contra las noticias falsas en el proceso electoral. A pesar de sus diferencias políticas, los diferentes partidos se juntan en favor del funcionamiento de la democracia. El contexto es muy diferente porque pienso que aquí sería muy difícil que se dé algo así (…). En ese sentido los desafíos son otros, porque allá no se necesita apostar por el diálogo plural porque esos espacios ya están ganados. Aquí la lucha por los derechos y la inclusión de la mujer está en otros niveles, tenemos una alta tasa de participación en la asamblea que destaca a nivel mundial (…). Otro tema relevante en Bolivia son las brechas culturas entre campo-ciudad y Occidente – Oriente. Bolivia me parece un país fracturado en ese sentido. Bolivia es muy rica en su diversidad cultural y eso se debería celebrar y no generar desencuentros y malentendidos (…).
Perfil
Nombre: Jan Souverein
Profesión: Politólogo y economista
Cargo: Director y representante del FES-ILDIS
Experiencia política
Tiene 31 años y es director y representante de la Friedrich- Ebert-Stiftung (FES) en Bolivia, desde febrero de este año. En 2018 comenzó en la oficina de la FES en Uruguay. En cuanto a su formación, es graduado de la Universidad Libre de Berlín, tiene una maestría en Relaciones Internacionales, una licenciatura en Ciencias Políticas y Economía de la Universidad de Münster y estudios adicionales en Melbourne (Australia) y Cali (Colombia). También vivió en Malaui, en África subsahariana.