En el programa Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, los economistas Horst Grebe y Gabriel Loza coincidieron en que los países de América Latina enfrentarán dos grandes desafíos en 2023.
Primero, y como elemento más importante, deberán “combatir” los efectos de la inflación a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Ese conflicto armado comenzó la madrugada del 24 de febrero de este año, cuando fuerzas rusas invadieron, primero la capital ucraniana Kiev.
Desde entonces se vio afectado el comercio de energías, alimentos y fertilizantes, que además repercutió “ineludiblemente” en los países de América.
“El acontecimiento geopolítico más importante fue la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que ha traído consigo un desorden internacional severo”, dijo el economista Horst Grebe.
Dijo también que los países que comercializan hidrocarburos, energías y fertilizantes “tienen un tiempo de bonanza” debido a que el precio internacional de esos productos se incrementó junto con la demanda.
“Son malas noticias para América Latina, porque el nivel de endeudamiento que tiene la región, el endurecimiento de las condiciones financieras en el Mundo va a traer consigo serios problemas”, advirtió.
Sin embargo, aclaró que los problemas en las economías de los países están golpeados desde el brote del COVID-19 a nivel mundial.
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Por su parte, su colega Gabriel Loza consideró que todos eso elementos “son malas noticias para América Latina”.
“El nivel de endeudamiento que tiene la región, el endurecimiento de las condiciones financieras en el Mundo va a traer consigo serios problemas”, señaló.
Aunque también dijo que “la recesión en 2023 alcanzará a países “adelantados”, mientras que los “emergentes”, solo sufrirán un crecimiento menor, “mas no una recesión como tal”.
Otro punto que abordaron es la gobernabilidad que deben “estabilizar” los mandatarios de la región y apuntaron a Perú y Bolivia como ejemplos.
Por un lado, Perú que se vio envuelto en conflictos desde el 7 de diciembre.
Entonces, el ahora expresidente Pedro Castillo decidió cerrar el congreso y gobernar bajo decretos.
Eso derivó en una convulsión socio-política que ya cobró la vida de 25 personas.
Pero afectó también, y de fuerte manera, a las actividades económicas en ese país, debido al bloqueo de caminos en varias regiones y la paralización de sectores como el transporte local e internacional.
Asimismo, tocaron el problema de Bolivia, pero en el sentido de las trabas que halló en el mismo partido de Gobierno.
un sector de esa fuerza truncó el debate del Presupuesto General del Estado (PGE) en la Cámara de Diputados.
Ese debate terminó de develar las fracturas internas en el Movimiento Al Socialismo (MAS).
En ese sentido, por las diferencias entre “luchistas”, que respaldan al presidente Luis Arce y “evistas”, que defienden al exmandatario Evo Morales.
Eso también puso en riesgo el presupuesto para diferentes proyectos, principalmente en salud educación, caminos y otro tipo de inversiones.