Editorial

Monday 27 Nov 2023 | Actualizado a 08:59 AM

Carretera inviable

Es evidente que la reclusión del Gobernador cruceño en la cárcel de Chonchocoro es el factor que hace inviable cualquier acuerdo

Por La Razón

/ 21 de septiembre de 2023 / 07:01

Después de varias semanas de conflicto, el proyecto carretero Las Cruces-Buena Vista sigue siendo inviable, a pesar de que es una iniciativa propuesta en 2010, aprobada en 2017, financiada en 2018 y acordada en abril de 2022 entre el Gobierno nacional y el actual Gobernador de Santa Cruz. Las partes en conflicto se acusan mutuamente de esconder intereses inmobiliarios.

Al parecer, el conflicto tiene que ver, por una parte, con intereses inmobiliarios, según los unos, del Gobierno sobre asentamientos humanos cercanos al trazo de la carretera acordado tiempo atrás; según los otros, de la Gobernación cruceña que esconde un interés de favorecer grandes extensiones de tierra urbanizada con el nuevo trazo que se exige. Ninguna de las partes puede demostrar lo que afirma ni desacreditar completamente la versión del adversario.

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Por otra parte, es evidente que la reclusión del Gobernador cruceño en la cárcel de Chonchocoro es el factor que hace inviable cualquier acuerdo entre los gobiernos nacional y departamental de Santa Cruz. Eso explica, entonces, por qué en abril de 2022 el ahora detenido preventivo firmó un acuerdo intergubernativo dando luz verde al proyecto carretero y ahora pretenda borrar con el codo lo escrito con la mano.

En los hechos, fue recién en octubre de 2022 cuando se planteó la supuesta existencia de acuíferos por debajo de la carretera (que actualmente es un camino de tierra y ripio que se usa hace más de un siglo); para más sospecha, el Comité Cívico pro Santa Cruz, ha intentado convencer a la población de que la palabra “acuífero” es un vocablo típico de la región. Es decir, los actuados del lado cruceñista solo confirman una forma de hacer política basada en la comunicación propagandística y no en hechos o necesidades reales.

Al frente, el Gobierno solo muestra incertidumbre y confusión, habiendo sido incapaz de demostrar no solo que se trata de un proyecto largamente demandado en el departamento oriental, sino que además ha cumplido con el debido proceso para llegar a la fase de ejecución. Prueba de ello es que están comprometidos $us 142 millones a través de sendos créditos de la CAF: Banco de Desarrollo y del Fondo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo para el Desarrollo Internacional (OFID-OPEP). La diferencia ($us 70 millones) debería ser cubierta por la Gobernación cruceña, que al inicio del conflicto afirmó no tener esos recursos.

El resultado es una multimillonaria pérdida económica para el sector productivo a causa de 16 días no consecutivos de bloqueos; la sistemática erosión de la confianza de la población en los representantes de los gobiernos nacional y departamental, y la desaparición de las condiciones necesarias para desarrollar y ejecutar proyectos que más que servir para promover la imagen de tal o cual líder deberían aportar al desarrollo de la sociedad. Ciertamente, como demuestra este caso, las prioridades están trastornadas, y son los gobernados quienes llevan la peor parte.

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El cambio en Argentina

Las razones que explican el triunfo del ‘ultraliberal’ merecen mucho debate, análisis e investigación

Por La Razón

/ 23 de noviembre de 2023 / 06:44

La contundente victoria en Argentina, el domingo, en segunda vuelta, del candidato “ultraliberal” Javier Milei ha sorprendido a muchos de los que todavía creen en las encuestas de intención de voto (que habitualmente esconden el número de quienes no responden) y a todos los que esperaban que el miedo a perder derechos superase al enojo por la crisis que no da signos de resolverse.

Fue tal el triunfo del candidato de La Libertad Avanza (LLA), que el postulante oficialista y todavía ministro de Economía, Sergio Massa, reconoció su derrota y felicitó a su contrincante antes de que el conteo de votos llegase siquiera al 90%, estableciendo de ese modo, al menos hasta ahora, el tono del proceso de transición que culminará el 10 de diciembre con la transmisión de mando.

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Impulsado por un discurso de abiertamente confrontador y tachonado de palabrotas pronunciadas siempre de modo exaltado, el ahora presidente electo “sorprendió” por primera vez al imponerse en las elecciones primarias (PASO) y luego ocupó el segundo lugar en la primera vuelta, que lo habilitó para conseguir una holgada victoria en la segunda. Analistas coinciden en que los números de la votación coinciden con los de Patricia Bullrich y los del partido de Mauricio Macri, que más que pronto comprometieron su apoyo al líder neoliberal.

En su discurso tras el triunfo electoral y luego en otras apariciones, Milei se mostró mucho más sereno que el personaje que se identificaba con un león y portaba una motosierra. Se impone al ánimo exaltado de la campaña el realismo que exige el cargo para el que acaba de ser electo, debido a que, como explicaron tres analistas en el Piedra, Papel y Tinta de esta casa periodística, su gobernabilidad depende de tres factores clave: una estructura administrativa para la que probablemente no tiene suficientes cuadros propios, la capacidad de controlar la movilización social y un posiblemente escaso respaldo legislativo.

Súmese a ello la dificultad de imponer en el corto plazo las transformaciones prometidas. Si bien es probable que se ejecuten algunas acciones de alto impacto en la opinión, como la ya anunciada privatización de la estatal petrolera (YPF) y los medios públicos de comunicación, otras, estructurales y urgentes como el control de la crisis cambiaria y la inflación, lo ha reconocido el propio Milei, tomarán al menos un año y medio. En el camino, es posible que el desmantelamiento del Estado en plan neoliberal también encuentre escollos.

Las razones que explican el triunfo del “ultraliberal” merecen mucho debate, análisis e investigación, pero mientras tanto conviene reconocer que se equivocan quienes creen que es una derrota del populismo, pues el candidato Milei construyó cuidadosamente la diferencia entre un “nosotros” y “la casta”, además de mostrarse como líder mesiánico, ingredientes clave para este modo de gestionar la política. Se dice que el enojo desatado da paso a la esperanza por los cambios que pueden producirse, falta ver si se convierte o no en frustración.

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Justicia imposible

Las víctimas de Sacaba y Senkata están cada día más lejos de la justicia y la reparación que les corresponde

Por La Razón

/ 16 de noviembre de 2023 / 06:43

Al cumplirse, ayer, cuatro años de la masacre perpetrada en Sacaba, Cochabamba, y a pocos días de idéntico aniversario de la ocurrida en Senkata, El Alto, parece todavía difícil que las víctimas y sus sobrevivientes y familiares reciban la justicia y la reparación que merecen. Una larga cadena de contradicciones y errores procesales podría dejar esta tragedia y a sus autores en la impunidad.

A juzgar por el hecho que los dos tribunales de sentencia se excusaron de conocer los casos, primero el de El Alto y días después el de Sacaba, el principal problema es la falta de claridad en el proceso que puede o debe merecer la expresidenta, incluso si ostentaba el cargo de manera inconstitucional, cuando se produjeron los crímenes que se desea juzgar.

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En favor de tramitar un juicio de responsabilidades, una buena parte de la opinión recuerda que incluso Luis García Meza y sus colaboradores en la dictadura de 1980-1982 merecieron este tipo de proceso; también puede inferirse algo de temor de los jueces que se excusaron ante la posibilidad de ser a su vez procesados por no haber observado el debido proceso, el mismo que lamentablemente es cada vez menos fácil de definir.

En favor de un proceso por la vía penal ordinaria hay muchas otras voces, comenzando por la del exsecretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) Paulo Abrao, quien participó de manera personal en los procedimientos investigativos de ambas masacres, y que afirma que “es legítima la existencia de los juicios civiles y penales ordinarios de la justicia nacional”, en el afán de brindar justicia a las víctimas y sanción a los victimarios. Como él, pero con argumentos diferentes, piensan el Ministro de Justicia, y el Fiscal General del Estado, quien ocupaba el mismo puesto cuando se produjeron las matanzas.

Quienes no brindan claridad alguna sobre su posición son las y los representantes parlamentarios de las fuerzas de oposición (incluyendo al ala evista del MAS), que a la vez afirman estar de acuerdo con el juicio de responsabilidades y no estar dispuestos a facilitarlo en el ámbito legislativo. Daría la impresión de que los líderes de estas fuerzas tienen algo qué temer de un proceso de esa naturaleza, además de mostrar el poco aprecio que sienten por la idea de justicia para las víctimas y mucho menos por el principio de no repetición de esos horrendos hechos.

Hay otras contradicciones y obstáculos en el camino al juzgamiento de la expresidenta y su gobierno inconstitucional, que en su momento merecerán comentario y crítica; sin embargo, es posible afirmar que, dado el estado de cosas en los ámbitos jurídico y político, las víctimas de Sacaba y Senkata están cada día más lejos de la justicia y la reparación que les corresponde, y que hay poca o ninguna voluntad de cambiar el rumbo y encontrar la verdad histórica, que todo el país merece conocer.

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Informe presidencial

Fueron varios los temas que abordó el mandatario en su discurso, pronunciado ante el pleno de la Asamblea Legislativa

Por La Razón

/ 9 de noviembre de 2023 / 07:35

Al cabo de tres años de gobierno, el presidente del Estado, Luis Arce, brindó ayer informe a la nación. En rigor, no hubo novedad en las palabras del mandatario, que inicia su cuarto año de gestión en medio de creciente incertidumbre no solo debido a los ataques de una oposición articulada con el ala evista del MAS, sino también por los propios errores que alimentan el disenso.

Fueron varios los temas que abordó el mandatario en su discurso, pronunciado ante el pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que ayer inició la legislatura 2023-2024, destacando en todos los casos los logros o, en ausencia de estos, las promesas en camino de materializarse, pero hizo poca o ninguna mención de los errores y debilidades, atribuyéndolos, más bien, a los obstáculos que enfrenta su gobierno.

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En el ámbito económico, señaló como principales causas del bajo crecimiento y la falta de normalidad en las actividades económicas en el país a la “crisis multidimensional del capitalismo global”, los efectos de la pandemia, las guerras, y los problemas internos, entre ellos “el sabotaje económico”. El país vive en una época caracterizada por una crisis económica, alimentaria, climática, hídrica, energética, entre otras; así como por el reacomodo del orden global, concluyó el mandatario.

En el aspecto político, reconoció que la institucionalidad democrática es rebasada por una sociedad “más fuerte y participativa”, mientras surge la amenaza del fascismo, y deploró que haya grupos e individuos que despliegan ataques arteros y “mentiras de grueso calibre” contra el Gobierno, mientras sueñan con el acortamiento de su mandato; “estas personas no terminan de darse cuenta de que bloqueando la prosperidad de la Patria no perjudican al Gobierno, sino a todo el pueblo”, afirmó.

Respecto de la industrialización, argumento central en su política de gobierno, informó que, en los tres años de gestión cumplidos, Bolivia encara la construcción de más de 150 plantas industriales, además de un laboratorio para servicios industriales y control de calidad. Respecto del litio, afirmó que está en marcha la construcción de cuatro plantas industriales con una multimillonaria inversión que permitirá al país conservar la soberanía sobre estos recursos. De los problemas, obstáculos y denuncias en la materia no dijo nada.

Reconoció como “asunto pendiente y urgente de resolver” la situación del sistema de justicia en el país, pero se limitó a hacer votos porque “las elecciones judiciales lleguen a buen puerto, sin cuoteo y pensando en el interés colectivo” y a reconocer que la sola elección de nuevos magistrados no cambiará el estado de cosas. De planes, o siquiera intenciones, para hacer el tan esperado cambio, no dijo nada.

Ha sido, pues, un informe presidencial previsible y cuidadosamente confeccionado para evitar el conflicto y el riesgoso señalamiento de personas o grupos. Es previsible que las reacciones sean igual de tímidas, exceptuando, claro, las de aquellos líderes y dirigentes que en plan reaccionario levantan el dedo y hacen afirmaciones que a menudo los muestran como contradictorios y poco reflexivos.

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Polémica acusación

La primera de ambas masacres ocurrió el 15 de noviembre, en el puente de Huayllani, en el municipio de Sacaba, en Cochabamba

Por La Razón

/ 26 de octubre de 2023 / 07:04

El lunes último, en Sucre, el Fiscal General del Estado anunció la decisión de acusar formalmente a la expresidenta Jeanine Añez y otras 17 personas por el delito de genocidio, asociado a las masacres de Sacaba y Senkata, cometidas días después de que en cuestionados actos legislativos se proclamase presidenta del Senado, primero, y Presidenta del Estado, después. Hay polémica para rato.

La primera de ambas masacres ocurrió el 15 de noviembre, en el puente de Huayllani, en el municipio de Sacaba, en Cochabamba: un contingente militar y policial apostado en ese puente, usó gases y balas para reprimir a los movilizados, una nutrida columna que exigía “respeto a la democracia”. Cuatro días después, en Senkata, una populosa zona de El Alto, nuevamente los militares dispararon contra un grupo de manifestantes que impedían la salida de cisternas y camiones con garrafas de gas de la planta engarrafadora que allí se levanta.

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En total, 20 personas perdieron la vida, sin que los entonces gobernantes, la Iglesia Católica o la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia manifestaran siquiera pena por las personas muertas o los familiares que les sobrevivieron. Los medios de comunicación alineados con el gobierno se prodigaron en interpretaciones y explicaciones para justificar los asesinatos. La única explicación válida es que el gabinete de ministros había aprobado días antes el Decreto Supremo 4078, que eximía a militares y policías de responsabilidades penales por el posible uso desmedido de la fuerza.

Tuvo que ser un Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), enviado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para investigar ambos casos, el que pusiera los puntos sobre las íes, calificando ambas actuaciones como “masacres” y desvirtuando las delirantes explicaciones que los ministros de Gobierno y de Defensa repetían una y otra vez, tratando de culpabilizar a las víctimas.

Casi cuatro años después, la Fiscalía General, encabezada por el mismo fiscal que ostentó el cargo durante el gobierno transitorio, tras haber acumulado 450 pruebas documentales, 25 dictámenes periciales, 11 informes técnicos de investigación, además de 126 entrevistas a miembros las Fuerzas Armadas, 30 entrevistas de efectivos policiales, 50 entrevistas a víctimas y ocho a funcionarios de YPF, decidió acusar formalmente a la expresidenta, detenida desde 2021, a tres de sus ministros y a todos los jefes militares y policiales de su gobierno, según lo que indica el artículo 138 del Código Penal.

Sin embargo, el proceso no será sencillo ni mucho menos, no solo por la gravedad de los crímenes que se juzgan, sino sobre todo por el hecho que la expresidenta no gozará de juicio de responsabilidades, sino un proceso ordinario, en gran medida debido a que la oposición parlamentaria lo ha impedido, para beneplácito del oficialismo, que no le reconoce legitimidad alguna al gobierno transitorio. El resultado, probablemente, será una sentencia cuestionable que no dará justicia, ni mucho menos reparación, a las víctimas de ambas masacres.

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La agenda del cabildo

A simple vista, se trata de un documento cuidadosamente labrado, que debería servir como agenda gubernamental

Por La Razón

/ 19 de octubre de 2023 / 06:36

El cabildo del martes, con menos incidentes de lo que se temía, ha servido para publicitar una agenda que, a tiempo de tocar los temas álgidos para la gestión gubernamental, incluyendo “mandatos” a las autoridades electas, plantea una suerte de refundación del Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos. La división está planteada y cada acto político la profundiza.

Fue un acto multitudinario al que faltó una nutrida delegación de los movimientos sociales de Santa Cruz debido a un injustificado bloqueo de carreteras en tres puntos del Trópico cochabambino; el Ministro de Gobierno señaló que se trataba de un boicot al evento de El Alto y señaló que hubo violencia y heridos. El Ministro de Obras Públicas denunció que los bloqueos contaron con maquinaria del Servicio Departamental de Caminos cochabambino y anunció sanciones a los responsables.

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Sin embargo, y al margen de los obstáculos y amenazas que circularon en la víspera, el cabildo de las organizaciones sociales que se dicen excluidas del ala del MAS que se reunió días atrás en Lauca Ñ fue multitudinario y sirvió de marco para reiterar las consignas de defensa al Gobierno electo en octubre de 2020, de rechazo al congreso del MAS donde “no había ponchos, no había chicote, no había pollera ni guardatojos”, como arengó un dirigente campesino de La Paz y, sobre todo, para presentar el “manifiesto político del Cabildo del Pueblo”.

El documento, entregado al Presidente, quien se comprometió a cumplirlo, tiene 20 puntos, que abordan diversos temas próximos a la coyuntura, comenzando por el asedio del propio MAS al gobierno de Arce. Los puntos 1, 4 y 5 marcan la ruptura con la facción liderada por el expresidente Evo Morales: se declaran en emergencia, desconocen el congreso de Lauca Ñ y piden convocar uno nuevo.

Los puntos 2 y 3 apuntan a una refundación del instrumento político, dirigido por las “organizaciones sindicales y sociales de Bolivia” y con una “comisión política transitoria” llamada a elaborar una “tesis política”. Concomitantes con esta pretensión, están los puntos 9, 10 y 11, que señalan la necesidad de un nuevo gabinete, luego de una evaluación y ajuste, y de “desterrar la corrupción y la burocracia”.

En el punto 8, conminan a la Asamblea Legislativa a aprobar “las leyes que beneficien al pueblo y exigir su respaldo a las políticas públicas sin obstaculizar la gestión”. Al Judicial le demandan “la reforma total del sistema de justicia en Bolivia”. Y a los vocales del Tribunal Supremo Electoral “mantener la independencia política partidaria”, pero también presentar el informe sobre el congreso del partido en Lauca Ñ.

A simple vista, se trata de un documento cuidadosamente labrado, que debería servir como agenda gubernamental (también se instruye industrialización, lucha contra el narcotráfico y sendas cumbres de salud y educación) y como norte al cual orientar la visión, lo cual ayudaría a recuperar la confianza de la población.

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