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Informe presidencial

Al cabo de tres años de gobierno, el presidente del Estado, Luis Arce, brindó ayer informe a la nación. En rigor, no hubo novedad en las palabras del mandatario, que inicia su cuarto año de gestión en medio de creciente incertidumbre no solo debido a los ataques de una oposición articulada con el ala evista del MAS, sino también por los propios errores que alimentan el disenso.

Fueron varios los temas que abordó el mandatario en su discurso, pronunciado ante el pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que ayer inició la legislatura 2023-2024, destacando en todos los casos los logros o, en ausencia de estos, las promesas en camino de materializarse, pero hizo poca o ninguna mención de los errores y debilidades, atribuyéndolos, más bien, a los obstáculos que enfrenta su gobierno.

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En el ámbito económico, señaló como principales causas del bajo crecimiento y la falta de normalidad en las actividades económicas en el país a la “crisis multidimensional del capitalismo global”, los efectos de la pandemia, las guerras, y los problemas internos, entre ellos “el sabotaje económico”. El país vive en una época caracterizada por una crisis económica, alimentaria, climática, hídrica, energética, entre otras; así como por el reacomodo del orden global, concluyó el mandatario.

En el aspecto político, reconoció que la institucionalidad democrática es rebasada por una sociedad “más fuerte y participativa”, mientras surge la amenaza del fascismo, y deploró que haya grupos e individuos que despliegan ataques arteros y “mentiras de grueso calibre” contra el Gobierno, mientras sueñan con el acortamiento de su mandato; “estas personas no terminan de darse cuenta de que bloqueando la prosperidad de la Patria no perjudican al Gobierno, sino a todo el pueblo”, afirmó.

Respecto de la industrialización, argumento central en su política de gobierno, informó que, en los tres años de gestión cumplidos, Bolivia encara la construcción de más de 150 plantas industriales, además de un laboratorio para servicios industriales y control de calidad. Respecto del litio, afirmó que está en marcha la construcción de cuatro plantas industriales con una multimillonaria inversión que permitirá al país conservar la soberanía sobre estos recursos. De los problemas, obstáculos y denuncias en la materia no dijo nada.

Reconoció como “asunto pendiente y urgente de resolver” la situación del sistema de justicia en el país, pero se limitó a hacer votos porque “las elecciones judiciales lleguen a buen puerto, sin cuoteo y pensando en el interés colectivo” y a reconocer que la sola elección de nuevos magistrados no cambiará el estado de cosas. De planes, o siquiera intenciones, para hacer el tan esperado cambio, no dijo nada.

Ha sido, pues, un informe presidencial previsible y cuidadosamente confeccionado para evitar el conflicto y el riesgoso señalamiento de personas o grupos. Es previsible que las reacciones sean igual de tímidas, exceptuando, claro, las de aquellos líderes y dirigentes que en plan reaccionario levantan el dedo y hacen afirmaciones que a menudo los muestran como contradictorios y poco reflexivos.