Editorial

Friday 6 Dec 2024 | Actualizado a 14:40 PM

Difícil ruta crítica

El primero en vulnerar el acuerdo (tal vez porque no fue parte de la deliberación), fue el expresidente Carlos Mesa

Por La Razón

/ 15 de febrero de 2024 / 06:31

Lo que hasta la semana pasada parecía una salida al laberinto de la ley de convocatoria a elecciones judiciales se convirtió, en vísperas del Carnaval, en un nuevo reto para el espíritu democrático de algunos y más del mismo juego iniciado hace casi un año, para otros. Se espera que esta semana se implemente la ruta crítica y la convocatoria a elecciones sea publicada.

El escenario parecía haberse aclarado con el acuerdo “bicameral y multipartidario”, suscrito a instancias del Vicepresidente del Estado, y entonces se celebró “el triunfo de la política” por encima de las mezquinas actuaciones de algunas y algunos legisladores; sin embargo, la semana pasada, en vísperas del Carnaval, las cosas volvieron a complicarse cuando los jefes partidarios decidieron ignorar el contenido del acuerdo.

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A despecho de lo que pudieran creer y afirmar los dirigentes políticos interesados en impedir la pronta realización de las elecciones judiciales o en mantener en status quo la “autoprórroga” de las y los magistrados en ejercicio, el acuerdo sostiene que el debate legislativo sobre el mandato de los jueces, magistrados y tribunos debía producirse “en la sesión siguiente a la aprobación del Proyecto de Ley N° 144/22-23 y de al menos 4 de los proyectos de ley” referidos a créditos externos. El primero en vulnerar el acuerdo (tal vez porque no fue parte de la deliberación), fue el expresidente Carlos Mesa.

Sin embargo, legisladores de las tres fuerzas representadas en las dos cámaras de la Asamblea Legislativa se mostraron optimistas respecto de la posibilidad de publicar hasta el fin de semana la convocatoria al registro de postulantes, paso que dará inicio al calendario electoral, que debe desarrollarse en 80 días en el ámbito legislativo y luego en 150 días en manos del Tribunal Supremo Electoral.

Mientras tanto, la interminable pulseta, en la que es imposible identificar alguna parte que no hubiese mostrado signos de mala fe, se alimenta de amenazas de declarar “incompetente” al presidente de la Cámara de Diputados o de reactivar los bloqueos de caminos desde la próxima semana, habida cuenta que, según varios comentadores y analistas, el bloqueo sí produjo los resultados que su impulsor, el expresidente Evo Morales, buscaba.

Por su parte, el Gobierno sigue mostrándose débil y arrinconado, y sin darse cuenta de que los discursos en los que se muestra como víctima tienen poco o ningún efecto en la opinión, seguramente porque se espera que las autoridades electas con más de la mitad de los votos sean capaces de proponer iniciativas que muestren proactividad. Mientras tal cosa no suceda, es de esperar que los líderes de oposición sigan manejando la agenda política según sus caprichos y que, como dijo una senadora de CC, siga alargándose “la agonía de los ciudadanos”.

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laRazón: nuevo ciclo

Por La Razón

/ 31 de agosto de 2024 / 07:50

Desde nuestro nacimiento hace 34 años, hemos recorrido un camino de crecimiento y consolidación, destacándonos como un diario nacional líder y de referencia. Ha sido un andar fecundo, con desafíos y aprendizajes, marcado por un periodismo honesto y responsable. Como toda empresa que opera en un entorno económico cambiante, llega un momento en el que se deben tomar decisiones estratégicas para garantizar su sostenibilidad y permanencia. A partir del 1 de septiembre, iniciamos un nuevo ciclo como medio digital. Es una decisión necesaria para asegurar nuestra continuidad y relevancia.

Hemos analizado en profundidad este nuevo rumbo desde hace algún tiempo, proyectando escenarios futuros, pero sobre todo ponderando el hecho que un periódico es ineludiblemente una empresa y debe regirse por los códigos de un manejo responsable y sostenible. En ese sentido, estamos impulsando un modelo de negocio diferente al anterior.

La actual crisis económica boliviana, con su impacto en los flujos de divisas y en nuestra logística operativa, particularmente en la importación de materia prima, y la reconfiguración de la inversión del mercado publicitario, ha motivado el cambio: a partir de septiembre La Razón no tendrá una versión en papel y trasladaremos nuestras ediciones al «papel digital», concentrando nuestros esfuerzos en ofrecer un producto de calidad e interactivo a la altura de los tiempos.

En este contexto de consolidación digital, fortaleceremos nuestra presencia en línea, desarrollando nuevas herramientas y formatos. Potenciaremos La Razón Digital, ofreciendo contenidos innovadores y mejorados como La Razón Radio, el programa Piedra, Papel y Tinta, y los programas deportivos Marcas y Fútbol sin Anestesia, en streaming y televisión. La constante evolución de La Razón Digital y nuestras propuestas en redes sociales continuarán y reflejan el inicio de este ciclo en nuestra trayectoria.

Hoy en día, el periodismo impreso enfrenta desafíos sin precedentes. La irrupción de Internet, junto con el auge de las plataformas y redes sociales, han transformado los hábitos informativos de las personas e impactan profundamente en el modelo de negocios de los diarios impresos a nivel global. La Razón se adapta a ese nuevo contexto.

Apreciadas y apreciados lectores, más allá del soporte mediático, el grupo propietario del diario, la dirección y todo el equipo de La Razón reafirmamos nuestro compromiso con un trabajo responsable y de calidad.

Esta transformación es un paso más en nuestra evolución y estamos convencidos de que, con la confianza de nuestros lectores, colaboradores y columnistas, continuaremos siendo un pilar en la conversación pública y democrática del país. Septiembre marca el nacimiento de una nueva etapa para esta casa periodística, una etapa que enfrentamos con convicción y optimismo, seguros de que las decisiones tomadas hoy garantizarán nuestra permanencia y éxitos en el futuro.

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Economía en tiempos difíciles

El desafiante entorno económico ha forzado transformaciones drásticas en varios sectores

Por La Razón

/ 30 de agosto de 2024 / 07:01

El contexto de la economía boliviana está acompañado por una serie de factores tanto internacionales como domésticos, que han creado una situación extremadamente compleja. Sería apropiado mencionar la desaceleración económica a nivel mundial, que implica condiciones desfavorables, así como desafíos a escala interna que incluyen la presencia de problemas estructurales y de desconfianza.

Todos estos fenómenos tuvieron un impacto negativo en el entorno económico, lo que exacerbó aún más la situación. La política, naturalmente, ha sido un factor crucial en todo esto, especialmente en lo que respecta a las tensiones entre el Gobierno y sus críticos y adversarios políticos, que solo han agregado más incertidumbre sobre el futuro económico del país. Las políticas económicas han sido criticadas con intensidad, lo que demuestra una cultura polarizada que lucha por la toma de decisiones efectiva.

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Uno de los problemas más visibles es la escasez de dólares, que se agudiza desde principios de 2023 a la par de una devaluación impulsada por el precio de la divisa en el mercado paralelo. El desequilibrio ha impactado el sistema de precios, exacerbado por el control y ocultamiento de la información disponible. Las Reservas Internacionales Netas disminuyen, dando señales de fuertes problemas en la gestión de liquidez y de política monetaria. Al mismo tiempo, el sector privado señala la falta de seguridad jurídica y la urgente necesidad de una nueva ley de inversiones.

Otro conflicto de larga data es el subsidio a los hidrocarburos que aunque ha permitido mantener precios bajos en el mercado interno, es insostenible a largo plazo y está afectando el presupuesto estatal. Las discusiones sobre posibles cambios en esta política podrían generar aún más tensiones internas.

La inflación, ya perceptible, ha elevado la preocupación por el incremento de precios en productos básicos, fenómeno que se ve agravado por la especulación y la escasez de divisas. A esto se suman los desafíos provocados por desastres naturales, como la sequía que ha golpeado varias regiones del país, afectando la producción agroindustrial. Aunque ha habido avances en la exploración de hidrocarburos con algunos descubrimientos recientes, estos no han sido suficientes para aliviar las tensiones económicas y han abierto nuevos frentes de conflicto.

El desafiante entorno económico ha forzado transformaciones drásticas en varios sectores, incluyendo el de la comunicación y el periodismo. Los medios impresos, en particular, han enfrentado dificultades para importar insumos básicos, pero también han encontrado en la digitalización y en los nuevos patrones de consumo de información una ventana para reinventarse.

Aunque la situación es compleja, las crisis ofrecen oportunidades para aquellos que saben identificarlas y reestructurarse a tiempo. Las empresas y sectores que logren adaptarse a las nuevas realidades podrán salir fortalecidos. La rápida evolución en la forma de informar, impulsada por los cambios en las preferencias del público, presenta tanto desafíos como oportunidades para quienes sepan ajustarse a los nuevos tiempos.

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Camino al referéndum

Corre contra el tiempo el Gobierno y en su camino tiene por delante muchos obstáculos, algunos subsanables con retórica y argumentos

Por La Razón

/ 22 de agosto de 2024 / 07:17

A 10 días del plazo máximo para convocar a referéndum para resolver tres asuntos urgentes en la agenda política, social y económica, el presidente Luis Arce ha puesto en consideración del Tribunal Supremo Electoral (TSE) cuatro preguntas, que deberán ser analizadas y comentadas antes de pasar al control de constitucionalidad; la Asamblea Legislativa no ha sido invitada al debate.

En cumplimiento de su anuncio de convocar a consulta ciudadana para dirimir si se levanta o no la subvención a los carburantes, si es posible la reelección después de un segundo periodo, y si se incrementa el número de miembros en la Asamblea Legislativa, el mandatario propuso cuatro preguntas, dos sobre los carburantes, que serán sometidas al análisis del TSE, que debe dictaminar, en el plazo de 72 horas desde ayer, “si reúnen las características de claridad, imparcialidad y precisión”.

Lea: Elecciones judiciales

Luego del informe del TSE, explicó el ministro de Justicia, le corresponde al Tribunal Constitucional Plurinacional avalar la constitucionalidad de las preguntas. La “fecha fatal” para haber cumplido ambos trámites, dijo el ministro, “es la próxima semana”. Es previsible que, cualquiera que sea el veredicto de ambas instancias, habrá severos cuestionamientos, que ya han sido anunciados por los líderes de la oposición.

Las reacciones de los líderes de partidos de oposición, incluyendo a Evo Morales, salieron por el cauce de lo previsible: el Presidente trata de transferir al pueblo responsabilidades indelegables; la reforma constitucional no puede consultarse mediante decreto; la consulta no sirve para resolver los problemas de hoy; hacer referéndum es un despilfarro de dinero, hoy tan escaso; la consulta solo servirá para confundir al pueblo; y, coincidentemente entre todos, las preguntas son confusas; el resultado solo agravará la polarización. Los unos hablaron en nombre de sus convicciones democráticas, el expresidente Morales, en nombre de su aspiración a ser candidato nuevamente y su temor de no serlo.

En medio de la carrera por llegar a la “fecha fatal” para emitir el decreto supremo convocando al referéndum e instruyendo al TSE realizarlo el mismo día que las elecciones judiciales, el debate público no ha sido parte de la agenda. No se trata siquiera de discutir la pertinencia de los tres temas, sino sobre todo de lo que se desea lograr con las preguntas. Cierto es que debatir en medio de crispada polarización parece tarea infértil, pero cuando menos proponer los temas ya es un avance democratizador.

Corre contra el tiempo el Gobierno y en su camino tiene por delante muchos obstáculos, algunos subsanables con retórica y argumentos, y muchos otros con política activa, mientras trata a toda costa de evitar el, probablemente imposible, paso por el Legislativo. Las conclusiones y recomendaciones del TSE y del TCP servirán para saber si el Gobierno prevalece en su intento o debe buscar otra estrategia en medio de un clima crecientemente conflictivo.

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Anuncios presidenciales

El anuncio más ambicioso se refiere a la convocatoria a referéndum, el mismo día de la elección de autoridades judiciales

Por La Razón

/ 8 de agosto de 2024 / 06:40

El martes, Bolivia ha cumplido 199 años de vida republicana en un contexto de alta crispación e incertidumbre en los ámbitos social, económico y político. El Presidente, que llegó al acto de aniversario patrio acosado por demandas de adelanto de elecciones y una popularidad muy mermada, anunció medidas trascendentes, pero de difícil implementación por los obstáculos que afronta.

En esencia, el discurso presidencial del 6 de agosto se sintetiza en no pocas alusiones al expresidente Evo Morales y sus errores y decisiones equivocadas (tratando de ignorar su cuota de culpa, pues durante casi todo ese gobierno fue ministro de Economía); a una coyuntura internacional muy complicada, especialmente en lo económico; a eventos climáticos tan incontrolables como severos; y prácticamente ningún reconocimiento de los yerros propios del actual Gobierno. Pero lo más importante del mensaje pronunciado desde la histórica Casa de la Libertad, en la capital constitucional, Sucre, fue el anuncio de cinco acciones, dos encuentros y un referéndum para tratar asuntos relevantes para el futuro del país.

Lea: Bochorno y elecciones

Las cinco acciones consisten en: 1) uso de plataformas de pagos digitales y de criptoactivos; 2) planes de empleo para jóvenes emprendedores y créditos, a una tasa de interés de 7,5%; 3) incentivo fiscal con gravamen arancelario cero; 4) reducción del impuesto de repatriación de divisas para la importación de combustibles; y 5) liberación de exportaciones bajo un plan de abastecimiento nacional. Fue inevitable que desde la oposición dijeran que estos temas ya fueron acordados en reuniones entre Gobierno y empresarios.

Los encuentros anunciados consistirán en un “Diálogo Nacional por la Economía y la Producción” con el empresariado y otra reunión del “gabinete social” entre su gobierno y organizaciones sociales agrupadas en el Pacto de Unidad. En ambos casos, la agenda incluirá el tipo cambiario, las exportaciones e importaciones, y otros. Es previsible que de ambas reuniones saldrán mandatos incompatibles entre sí, y habrá que ver qué hará el Gobierno al respecto.

Finalmente, el anuncio más ambicioso se refiere a la convocatoria a referéndum, el mismo día de la elección de autoridades judiciales, para consultar sobre suspensión o no de la subvención de hidrocarburos, redistribución de escaños legislativos y reelección continua o descontinua de Presidente y Vicepresidente. La descalificación a esta propuesta fue unánime entre los expresidentes Quiroga, Mesa y Morales, fervorosos opositores, que coincidieron plenamente en sus afirmaciones.

Es posible que con estos anuncios el Presidente haya ganado algo de tiempo para su gobierno, asediado por innumerables problemas y creciente pérdida de credibilidad, pero ahora toca hacer mucha gestión (y mucha política) para convertir los anuncios en hechos, lo cual, por fin, permitirá al primer mandatario dejar de hacer todas sus afirmaciones en tiempo futuro y comenzar a mostrar resultados, no solo favorables para su imagen, sino sobre todo para el pueblo boliviano.

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País bloqueado

De nada les ha servido a las autoridades gubernamentales buscar culpables en el pasado reciente

Por La Razón

/ 1 de agosto de 2024 / 07:13

Como en tiempos de los gobiernos de la democracia pactada, Bolivia es hoy presa de movilizaciones, paros y bloqueos de todo signo que complican la gobernabilidad y causan creciente incertidumbre en la población. La diferencia es que hoy los pactos, más o menos espurios, se producen en la vereda opositora y, aunque los efectos dicen lo contrario, se realizan en nombre del “pueblo”.

El origen del malestar de los grupos corporativos, desde empresarios privados hasta trabajadores campesinos, pasando por organizaciones cívicas y del transporte (en las que, bajo la forma sindical, se confunden propietarios con asalariados), puede identificarse en la falta de dólares en el mercado, así como la escasez de combustibles, particularmente diésel, que es el empleado para el transporte de mercancías desde y hacia el país, y que no se produce en Bolivia pese al enorme costo de importarlo y distribuirlo subsidiado.

Lea: Selección contaminada

El resultado de este estado de cosas, agravado por un constante ataque opositor a las políticas gubernamentales y una ostensible incapacidad del oficialismo para hacerse cargo de todos los errores cometidos, incluyendo la parálisis de la Asamblea Legislativa y, sobre todo, la totalmente previsible especulación producida por la escasez de divisas, combustibles u otros productos de alta demanda, es un momento de creciente fragilidad gubernamental.

En el camino, organizaciones como la Confederación del Transporte Pesado Nacional e Internacional y Ramas Afines, atribuyéndose la representación del pueblo boliviano, resolvió no solo adelantar en un día el inicio de las movilizaciones de su gremio, sino también demandar la renuncia de ministros y otras autoridades, y hasta amenazar con pedir el adelanto de elecciones si no se cumplen condiciones casi imposibles en un plazo poco realista. En evidente consonancia, reaccionaron el ala evista del MAS y el Comité pro Santa Cruz, ofreciendo discursos oportunistas y confusos, como asegurar que “adelanto de elecciones” no es lo mismo que “acortamiento de mandato”.

Por su parte, de nada les ha servido a las autoridades gubernamentales buscar culpables en el pasado reciente y asegurar que se trata de movilizaciones “políticas” (como si alguna no lo fuese) o que hay un evidente contrasentido en organizar bloqueos por la falta de combustibles impidiendo el ingreso de camiones cisterna con el carburante reclamado. A estas alturas, la apuesta de los sectores movilizados ha crecido tanto que de nada sirven las engañosas explicaciones, propuestas y promesas gubernamentales.

La solución a este estado de cosas ni está a la vista ni será fácil. Seguramente pasa por hacer un sinceramiento (probablemente con efectos suicidas): del estado de la economía y la devaluación de la moneda nacional, de la imposibilidad de sostener el subsidio a los carburantes, del tamaño del contrabando, de la precariedad del empleo y de la imposibilidad de hacer frente a conflictos cuyos impulsores desean convertir en crisis.

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