La promesa del Mutún
El Gobierno tiene previsto inaugurar la planta en septiembre, ya que es el mes aniversario de Santa Cruz
El desarrollo del potencial siderúrgico del Mutún, en el oriente de Bolivia, en la frontera con Brasil, cerca de Puerto Suárez, es una de las más antiguas promesas del Estado boliviano y, como muchas otras, sigue sin ser cumplida a pesar de incontables anuncios e inauguraciones de obras para el desarrollo del proyecto, anterior incluso a los intentos de procesar el litio en el suroeste potosino.
En los últimos días, el yacimiento de hierro y la empresa creada para desarrollarlo y explotarlo, Empresa Siderúrgica del Mutún (ESM), han ocupado nuevamente titulares noticiosos gracias al anuncio de que en las siguientes semanas comenzarán las pruebas de funcionamiento de la planta eléctrica, que luego permitirá poner en marcha el Complejo Siderúrgico e inaugurar en septiembre la producción de hierro y su industrialización.
Lea: El entorno Huaytari
El anuncio viene acompañado de la promesa de que en septiembre comenzarán a operar seis de las siete plantas que componen este proyecto: la Planta de Concentración, la Planta de Peletización, la Planta de Acería, la Planta de Laminación, la Planta de la Central Eléctrica y las Plantas Auxiliares. Días atrás, una nutrida delegación de autoridades nacionales y subnacionales visitó la planta y, según los reportes periodísticos recogidos a su regreso, todo luce muy bien.
El Gobierno tiene previsto inaugurar la planta en septiembre, ya que es el mes aniversario de Santa Cruz, y su promesa es que el complejo industrial comenzará a producir barras corrugadas de hierro para la construcción y alambrón para la fabricación de clavos, tornillos y tuercas, haciendo posible la también muchas veces anunciada sustitución de importaciones; el acero recién se producirá a mediados de 2025, cuando la séptima planta sea inaugurada. La promesa mayor es que el complejo siderúrgico producirá 200.000 toneladas anuales del metal.
Sin embargo, incluso si todas las promesas se cumplen, seguirá pendiente el trabajo de construcción de la infraestructura necesaria para que la producción de la planta, añorada por ya demasiadas décadas, llegue a sus mercados, nacionales y extranjeros, cosa que no solo tiene que ver con la construcción de caminos o vías férreas y fluviales, sino también con profundizar y activar relaciones especiales con los países vecinos y potenciales compradores del hierro y el acero bolivianos.
Hace más de una década y media, cuando la empresa india Jindal Steel & Power ganó la licitación internacional para su explotación, luego de un polémico proceso que incluyó expulsar a una empresa brasileña que estaba desarrollando trabajos sin tener licencia para hacerlo, se creyó que por fin el gigante había despertado. El proceso ganado semanas atrás a la empresa india, que demandó un resarcimiento pese a no haber cumplido con el contrato, es un recordatorio de que no importa cuánto optimismo se ponga en los anuncios, pues no valen nada si no se acompañan con evidencia de que se cumplen. Ojalá esta vez sea posible.