Profundas incertidumbres ralentizan el cambio energético
Los formuladores de políticas deben tomar las decisiones para impulsar el cambio energético, deben generar condiciones para hacer que realizar las inversiones necesarias resulte lo más atractivo posible.

La necesidad de pasar a una economía baja en carbono es urgente, pero la gran cantidad de incógnitas desconocidas está disuadiendo a los políticos e inversores de tomar medidas.
El cambio climático es uno de los problemas más apremiantes del planeta. Ya sea que su impacto sea en los lugares que habitamos, el aire que respiramos o la civilización misma, está claro que el cambio climático está teniendo un efecto desastroso en el mundo en el que vivimos. Se debe hacer algo para revertir sus efectos perjudiciales y hay una serie de industrias en particular donde el cambio podría mejorar drásticamente el medio ambiente.
El sector energético es uno de ellos, contribuyendo a gran parte de las emisiones de dióxido de carbono que están afectando al planeta. Es por eso que el sector energético global debe hacer la transición a la energía limpia, hacia una estructura de carbono cero, basada en dejar de lado las fuentes fósiles. En principio, este cambio suena relativamente simple, dado que tenemos los combustibles alternativos para hacer esta transición. Pero no sólo se necesita una inversión sustancial para hacerlo, también hay un conocimiento limitado sobre dónde o cómo hacer esa inversión. Para que sea eficaz, debe centrarse en los lugares en los que la infraestructura con un alto nivel de emisiones de carbono deba ser reemplazada por opciones de bajas emisiones de carbono. Dos sectores sin los cuales una transición energética es imposible son la energía y el transporte: la energía representó el 40% de las emisiones globales de carbono en 2018 y el transporte el 23%, pero ambos presentan enormes desafíos.
En estos sectores, ni los formuladores de políticas ni los actores del mercado tienen estimaciones o probabilidades con las que trabajar para abordar estos problemas. En estas circunstancias, a los tomadores de decisiones les resulta difícil realizar inversiones, ya que las herramientas tradicionales utilizadas para evaluar y manejar los riesgos no funcionan cuando hay incertidumbres tan profundas.
Según nuestra investigación, este parece ser el problema subyacente de la transición energética: una profunda incertidumbre de incógnitas desconocidas. La inversión se está retrasando en tecnologías vitales para la transición energética, como parques eólicos marinos o vehículos eléctricos, simplemente porque no tenemos datos, información o predicciones sobre cómo implementar el enfoque más efectivo. Esto está reduciendo drásticamente la velocidad de una transición.
La infraestructura energética es intensiva en capital. Sabemos que necesitamos una inversión sustancial en energía limpia y sabemos que la necesitamos rápido. ¿Cómo podemos asegurarnos de que los formuladores de políticas y los inversionistas tengan el conocimiento y la comprensión correctos de estas incógnitas desconocidas actuales, para poder hacer una transición efectiva a un sector de energía limpia?
Los inversionistas y los formuladores de políticas deberían trabajar juntos en esto si la señal de la política es tal que los inversionistas pueden confiar en ella. Y para ser claros, eso no es fácil. Una ley simple que se puede cambiar fácilmente no hará el trabajo. Los contratos financieros, como los contratos por diferencia que simulan un alto precio del carbono para los inversores, pueden ser más útiles.
Debe haber un compromiso creíble de los formuladores de políticas que indique, por ejemplo, que positivamente se implementará el camino hacia cero emisiones para el año 2050. Esto permitirá un plan mejor y con más visión de futuro para los inversores, que entonces tendrán más probabilidades de invertir en energía limpia. Los formuladores de políticas deben tomar las decisiones para impulsar esto, pero en última instancia se necesita inversión privada para tener éxito y los formuladores de políticas deben generar condiciones para hacer que realizar esa inversión sea lo más atractivo posible.
Los gobiernos deben enviar una señal creíble a largo plazo de que se producirá el cambio transformador. Puede haber preocupaciones acerca de que esto genere costos y riesgos para la competitividad, pero eso podría compensarse, al menos en parte, con un fuerte y amplio apoyo público a la investigación y la innovación.
La transición energética es de vital importancia si queremos alcanzar el carbono cero, no solo en la industria de la energía limpia, sino como una contribución para abordar el cambio climático como un problema más amplio. Es importante que podamos recopilar la mayor cantidad de información posible para reducir las incógnitas desconocidas y garantizar que la inversión en energía limpia resulte atractiva y confiable.
Ulf Moslener es profesor de finanzas de energía sostenible en la facultad de la Escuela de Finanzas y Administración de Frankfurt.