Los representantes de alrededor de 200 naciones se reunirán en noviembre en Egipto, convocadas por Naciones Unidas, para decidir las acciones para reducir las emisiones contaminantes que están afectando la vida en la Tierra. Desde inicios de la Revolución Industrial las actividades humanas han incrementado la concentración de dióxido de carbono (CO2) un 50%. Según la NASA este aumento es un poco mayor al registrado desde hace 20.000 años y hasta los inicios de la Revolución Industrial. Las emisiones contaminantes de origen energético crecieron 6,4% el año pasado, debido a la recuperación global de la actividad económica., marcando así un récord. Las energías fósiles contaminantes aun representan el 80% de la producción energética, a pesar de la expansión de las energías renovables y limpias.
Las emisiones de CO2 (principal gas contaminante) causada por los fósiles fueron el año pasado 18 veces mayores a las de 1900. 2021 fue el año con mayores emisiones históricas. Antes de la revolución industrial el CO2 acumulado alrededor de la Tierra llegaba a 280 partes por millón (ppm), ahora llega a 420 ppm.
La Organización Meteorológica Mundial informa que los eventos climáticos son “ejemplo patente de que las actividades humanas están provocando cambios a escala planetaria en la tierra, en el océano y en la atmósfera, estos cambios entrañan repercusiones nocivas y duraderas” Los últimos 7 años han sido los más cálidos de los que se tiene constancia. En 2021 la temperatura mundial supero en 1,11°C los niveles pre-industriales.
El mundo debe actuar ya esta década para evitar los peores efectos de la crisis climática y mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1,5°C”.
Las concentraciones de gases están empujando al planeta a un territorio desconocido, ya que en la última década se han incrementado la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. El CO2 es un gas de larga vida (alrededor de 1.000 años) y, por tanto, el nivel de temperatura persistirá durante décadas, aunque las emisiones se reduzcan tardíamente.
Son muchos los años de desarrollo económico basado en energías fósiles, aumentando la temperatura, las sequías, las tormentas y inundaciones Según el Observatorio de los Estados Unidos, instalado en Mauna Loa (Hawái), quedan apenas 13 años para cruzar la crítica barrera de 450 ppm. Las actuales emisiones acumuladas ya son 17% mayores a las existentes cuando se reunió la COP-1 (1995).
La energía es la fuente de tres cuartos de las emisiones anuales de gases contaminantes. Eliminar estas emisiones antes del 2050 es clave para evitar que la temperatura suba más de 1,5°C. Se requiere una transformación de la producción y utilización de la energía. En el 2030 la economía mundial será 40% mayor, pero el consumo de carbón, petróleo y gas deberá ser menor. Anular las emisiones hacia el 2050 exige inversiones en hidrogeno, captura y almacenaje de CO2 y más inversiones en energías limpias y en tecnologías para reducir el consumo energético por unidad de PIB. La Agencia Internacional de Energía afirmo que no habrá necesidad de nuevas inversiones para aumentar la producción de combustibles fósiles contaminantes (carbón, petróleo y gas). Evitar cruzar el límite de 1.5°C de aumento de la temperatura global aún es posible según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), pero es necesario una mejora de las propuestas de la mayoría de los países, requeridas por el Acuerdo de Paris (2015). Para afrontar esta tarea es crucial el liderazgo de los países del G20, donde están los más contaminadores como China, Estados Unidos, India, la Unión Europea, Rusia y Japón, ya que estos países representan el 80% de las emisiones de gases contaminantes.
Las demoras en actuar aumentaran los costos económicos, ambientales y sociales. Debemos avanzar hacia energía sin emisiones., para que en 2050 las emisiones energéticas sean un 95% inferior a las actuales. Esto requiere un consenso global, liderado por las naciones más contaminantes, para abatir las emisiones, es hora de acelerar la transición hacia energías limpias.
El informe del IPCC sobre las de emisiones de gases señala que, para limitar el calentamiento, será necesario que las emisiones alcancen su nivel máximo en 2025 y que se reduzcan un cuarto antes de 2030. Si no modificamos nuestro patrón de consumo energético, el clima continuará deteriorándose, pero la buena noticia es que es tecnológicamente posible un nuevo modelo de generación y utilización de la energía que acompañe al crecimiento económico sin perjudicar nuestro medio ambiente. Pero es necesario comenzar ya.
El G-7 reafirmó la urgencia en reducir las emisiones de CO2, de manera que hacia el 2030 sean 43% inferiores a los niveles correspondientes al año 2019. En la reciente reunión del G-7 Antonio Guterres, secretario general de la ONU, expresó que “Nuestro mundo se dirige al caos climático. Los combustibles fósiles no son la solución, ni lo serán”. La energía renovable es una respuesta a la crisis climática pero no es la única, también se debe revertir la deforestación y la degradación de la tierra. Lo mismo se puede decir de los esfuerzos por promover el hidrogeno y la eficiencia energética.
El tema a ser encarado este año en Egipto, es definir las acciones para no cruzar la barrera de un aumento de la temperatura mayor a 1,5°C. John Kerry, representante de los Estados Unidos en la anterior reunión había expresado que “esta es ya la última oportunidad de acordar un firme abatimiento de las emisiones globalmente contaminantes”, por eso es urgente una transición rápida a las energías limpias.
La reunión en Egipto decidirá nuestro futuro, lamentablemente el conflicto con Rusia no ayuda a acordar un esfuerzo que comprometa a todas las naciones que habitamos nuestra Casa Común.