Energías & Negocios

Saturday 22 Mar 2025 | Actualizado a 14:32 PM

Panorama energético mundial 2023: sobreviviendo a la crisis energética

'La adición de capacidad solar y eólica se mantendrá sólida entre 2023 y 2031'.

2023: Sobreviviendo a la crisis energética

Por Pablo Deheza

/ 6 de enero de 2023 / 06:56

INFORME

La Economist Intelligence Unit (EIU), una unidad especializada del grupo The Economist, presentó su informe Energy Outlook 2023. En el mismo se brinda una mirada al escenario del sector energético, las oportunidades y los desafíos que marcan las tendencias al comenzar el año. La información es amplia y valiosa para ayudar a levantar la mirada y contemplar el horizonte al cual nos dirigimos en la carrera anual que acaba de largar.

A modo de resumen ejecutivo, se puede señalar los siguientes puntos. El consumo mundial de energía crecerá solo un 1,3% en 2023 en medio de una economía que está todavía en desaceleración. A pesar de los objetivos de descarbonización, el consumo de carbón mineral crecerá marginalmente para compensar las brechas en el suministro de gas. Más eventos climáticos extremos obligarán a muchos países a recurrir a los combustibles fósiles, lo que retrasará la transición energética. El consumo de energía renovable aumentará aproximadamente un 11%, con Asia encabezando, pero la inversión se debilitará. La crisis energética hará que algunos gobiernos retrocedan en sus esfuerzos por eliminar gradualmente el uso de la energía nuclear.

Entrando al desarrollo de la información, el consumo de energía verá su segundo año de crecimiento lento. Con la desaceleración de la economía mundial y los precios de la energía que se mantienen altos, el consumo total de energía en los 69 países observados por la EIU aumentará solo un 1,3% en 2023. En 2022 se estimó que la demanda creció solo un 0,9%, en medio de precios récord y una contracción en el suministro de gas y petróleo de Rusia.

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Foto. EL PERIÓDICO DE LA ENERGÍA

También es probable una reducción en el suministro de energía en 2023, ya que los miembros de la OPEP+ están dispuestos a reducir la producción para evitar que los precios del petróleo caigan demasiado. También se espera que la producción de petróleo y gas de Rusia caiga aún más, con las sanciones de la UE sobre el petróleo que se comenzaron a ejecutar a finales de 2022. A pesar de las presiones sobre los precios por problemas relacionados con la oferta, los temores de una recesión mundial están haciendo bajar los precios del petróleo. La EIU pronostica un precio promedio para el crudo Brent de $us 89,6 por barril en 2023.

Petróleo.

El consumo mundial de gas natural se mantendrá estable en 2023, ya que continúa disminuyendo en Europa (-1,7%) y se mantiene estable en América del Norte, contrarrestando las ganancias en el resto del mundo. No se espera que el consumo de gas en Europa (excluyendo Rusia) regrese a los niveles anteriores a la guerra en el periodo de pronóstico de 2022 a 2031. Sin embargo, la demanda de gas en Asia aumentará un 2,4% en 2023, con la región en camino de convertirse en el mayor mercado mundial de gas natural (superando a América del Norte) para 2027.

El consumo de carbón se beneficiará de un mayor enfoque político en la seguridad energética, creciendo por tercer año consecutivo en 2023, aunque solo marginalmente. El consumo de petróleo crecerá un 1,4%, apoyado principalmente por Asia, donde el uso aumentará un 2,9%. Por el contrario, la demanda de petróleo en Europa se contraerá un 1% a medida que la actividad económica se ralentice y el embargo de la UE sobre las importaciones de petróleo ruso entre en pleno efecto.

El crecimiento de las energías renovables se mantendrá fuerte. Mostrando una perspectiva mucho más brillante que los combustibles fósiles, el consumo de energía solar y eólica aumentará un 11% durante 2023 (aunque desde una base más pequeña) a medida que se pongan en marcha más proyectos. El pronóstico de la EIU es que la adición de capacidad solar y eólica se mantendrá sólida entre 2023 y 2031, lo que impulsará el consumo de energía renovable a una tasa promedio anual de 10% durante los próximos 10 años. Asia es y seguirá siendo el mercado más grande del mundo para la inversión en energías renovables, con la mayor parte yendo a China, India, Japón y Corea del Sur.

Sin embargo, el auge de los precios de las materias primas desviará algunas inversiones hacia proyectos de combustibles fósiles. Las tasas de interés más altas también aumentarán el costo de financiamiento de proyectos de energía renovable, lo que ralentizará el ritmo de la transición energética. El apoyo financiero para los proyectos de cambio en la matriz de energía en los países en desarrollo podría disminuir aún más, lo que afectaría de manera desproporcionada a las zonas geográficas pobres y vulnerables.

Las crisis energéticas provocadas por fenómenos meteorológicos extremos fomentarán el uso del carbón. El aumento de la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, como sequías, olas de calor y huracanes, tendrá un impacto adverso en los sistemas energéticos de los países. El clima seco en gran parte del hemisferio norte en 2022 provocó situaciones de sequía en los principales sistemas fluviales como el Yangtzé (China), el Danubio y el Rin (Europa) y el río Colorado (EEUU), afectando la generación de hidroelectricidad a nivel mundial. Las olas de calor podrían provocar apagones, ya que aumentan la demanda máxima de energía, al tiempo que disminuyen la productividad de las centrales eléctricas; los huracanes podrían infligir severos daños a la infraestructura de los países costeros.

Con los meteorólogos pronosticando más eventos climáticos, incluido un raro tercer año consecutivo de La Niña, esperamos más crisis energéticas a corto plazo en todo el mundo en 2023. Los países seguirán recurriendo a los combustibles fósiles para hacer frente a tales escenarios. China e India, donde la energía hidroeléctrica representa más del 10% de la generación total de electricidad, tienen más probabilidades de hacerlo. Otro ejemplo es Brasil, que depende de la energía hidroeléctrica para el 60% de la generación total de energía.

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Foto. EL CEO

Financiamiento.

Los países en desarrollo enfrentarán un camino cuesta arriba hacia el financiamiento climático. Es probable que un entorno económico y geopolítico volátil como el que se prevé, además de los recientes fenómenos meteorológicos extremos en Europa y EEUU, cambien la opinión pública en esos países hacia la canalización de fondos de adaptación climática para las necesidades internas antes de comprometerse a ayudar a otros países. Esto afectará la disponibilidad de financiamiento global para el clima. Los países en desarrollo, como India e Indonesia, tendrán dificultades para asegurar compromisos significativos del mundo rico para financiar su transición energética. En consecuencia, estos países tardarán más en abandonar los combustibles sucios como el carbón, y se ampliará la divergencia en la transición energética entre el mundo desarrollado y el mundo en desarrollo.

A causa de ello, se prevé el regreso de la energía nuclear. La crisis energética hará que algunos gobiernos reconsideren sus planes para eliminar gradualmente la energía nuclear, a medida que el sentimiento cambie a favor de suministros de energía confiables. Japón, que dejó inactivas sus plantas nucleares tras el desastre de Fukushima Daiichi en 2011, planea reiniciar siete reactores nucleares para el verano de 2023.

Incluyendo estos siete, Japón tiene actualmente 23 reactores nucleares operables comercialmente pero fuera de línea. En total, los reactores del país tienen una capacidad de generación eléctrica instalada combinada de 21,7 GW. No se descarta que el Gobierno japonés anuncie el reinicio de más reactores nucleares durante 2023.

Un ejemplo más llamativo es Alemania. Después del desastre de Fukushima, Alemania comenzó a cerrar sus plantas de energía nuclear. Sin embargo, los desafíos de seguridad energética han obligado al país a dar un giro en su política nuclear. Comentarios recientes del Gobierno sugieren que el país podría extender la vida útil de las tres plantas restantes. También es probable que otros países, como India y China, renueven su enfoque en la energía nuclear en 2023.

Los eventos a observar en este 2023 serán en Alemania, Irán y Nigeria. Haciendo énfasis en las terminales de GNL, Alemania, que está sufriendo por su dependencia anterior del gas ruso canalizado, verá su primera unidad de regasificación entrar en funcionamiento a principios de 2023. La terminal de GNL en alta mar en Wilhelmshaven tendrá la capacidad de manejar 7.500 millones de metros cúbicos de gas natural por año. Se espera que otra terminal en construcción en Brunsbüttel agregue entre 3.000 y 5.000 millones de metros cúbicos adicionales. Las dos instalaciones juntas podrán satisfacer más del 10% de la demanda anual de gas de Alemania para 2023.

En cuanto a la negociación con Irán, el mercado de petróleo crudo ajustado ha reavivado las conversaciones sobre un acuerdo nuclear con Irán, un importante productor de petróleo crudo con capacidad de exportación sobrante. Sin embargo, es probable que las negociaciones, que serán seguidas de cerca, se extiendan a lo largo de 2023, particularmente si el Gobierno de Irán toma medidas enérgicas contra las protestas civiles actuales. A pesar de una reciente oleada de actividad diplomática, no se espera que Irán y EEUU lleguen a un acuerdo que permita levantar algunas restricciones a la producción y las exportaciones. Sin un suministro adicional de Irán en 2023, el mercado mundial del petróleo permanecerá ajustado.

También puede leer: Tecnología: El despegue del hidrógeno verde y su rol en la transición energética global

En Nigeria, actualmente se está construyendo una megarrefinería y un complejo petroquímico con una capacidad de 650.000 barriles diarios de procesamiento. Se espera que la instalación de Dangote, que tendrá un costo estimado de $us 19.000 millones, alcance su plena producción en 2023. Será la refinería de un solo tren más grande del mundo y, una vez en funcionamiento, permitirá que Nigeria reduzca drásticamente su factura de importación de productos refinados.

Sin embargo, la refinería venderá localmente solo si los precios tienen racionalidad económica. Por lo tanto, será necesario reducir los subsidios al combustible de Nigeria en 2023 para permitir que la refinería abastezca el mercado interno con ganancias.

Un escenario de riesgo clave es el invierno frío que podría exacerbar la crisis energética de Europa. Un invierno más frío de lo normal empujará el consumo de gas doméstico por encima de los niveles esperados, lo que probablemente descarrile los planes de Europa para reducir el consumo de gas durante los próximos meses. En ausencia del suministro ruso, el aumento de la demanda de los hogares agotará los almacenamientos, lo que provocará el racionamiento de energía en el sector industrial. Esto empeorará la recesión económica.

Las industrias que consumen mucha energía, como los productos químicos, el acero, el vidrio y los fertilizantes, serían las más afectadas, con efectos colaterales más adelante en la cadena de suministro. La falta de conservación de gas en los próximos meses de invierno llevará a los gobiernos europeos a aumentar la generación de energía a base de carbón, lo que obstaculizará los esfuerzos de la región para combatir el cambio climático.

Además, la escasez de energía en Europa mantendrá los precios del gas más altos durante más tiempo de lo esperado en 2023, lo que aumentará aún más las facturas de importación de muchos importadores de productos básicos, especialmente en Asia y África.

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IBCE: la falta de combustibles requiere ajustes estructurales

El gerente del IBCE, Gary Rodríguez, brinda una perspectiva sobre la crisis actual en el país.

/ 15 de marzo de 2025 / 23:45

Bolivia enfrenta la crisis energética más complejas de las últimas décadas debido a la escasez de combustible, en especial de diésel. Esto ha generado largas filas en estaciones de servicio y un impacto significativo en diversos sectores de la economía. En respuesta, el Gobierno nacional anunció un paquete de diez medidas para paliar la situación. Entre ellas están la reducción del uso de vehículos estatales, el incremento en la provisión de combustibles y la habilitación de estaciones exclusivas para el transporte público y el sector agropecuario. Sin embargo, persisten dudas sobre la efectividad de estas acciones y su capacidad para ofrecer una solución sostenible en el tiempo.

En este contexto, Energías & Negocios, de La Razón, conversó con Gary Rodríguez, gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), para analizar el impacto real de la crisis en la producción, el comercio y la inflación. El economista, con amplia trayectoria en el ámbito institucional empresarial, explica cómo la falta de combustible afecta a sectores esenciales como la agricultura y la ganadería, donde los tiempos de siembra y cosecha dependen de una provisión oportuna de diésel. Además, advierte sobre las repercusiones de un incremento en el precio del combustible y cómo esto podría poner en riesgo la competitividad de distintos rubros.

Combustibles y otros problemas

Más allá de los efectos inmediatos, Rodríguez aborda un tema medular: ¿son suficientes las medidas adoptadas o se requiere una reforma estructural en el sector energético? Más aun, el profesional indica que el Gobierno nacional debe sincerar los precios para hacer que el país resulte nuevamente atractivo a la inversión de las grandes empresas petroleras. También analiza el papel de la política en esta crisis, señalando cómo la falta de consenso en la Asamblea Legislativa ha impedido la aprobación de créditos internacionales que podrían aliviar la situación.

Acompáñenos en esta entrevista para comprender mejor el alcance de la crisis y las posibles soluciones que podrían garantizar estabilidad y desarrollo en el país.

¿Cómo está afectando la falta de combustibles, especialmente del diésel a los sectores productivos y comerciales?

Por definición, la actividad agrícola es de alto riesgo, ya que depende grandemente del clima para la siembra, el progreso del cultivo y, la cosecha. A ello hay que sumar las “ventanas de oportunidad” que se presentan para la siembra (humedad) y la cosecha (ausencia de lluvia), de tal manera que, si la provisión del diésel no llega en el momento exacto, el productor del agro pierde por doble partida; otro tanto pasa con el ganadero. Respecto al sector comercial, la escasez del combustible puede ocasionar una ruptura de la oferta, con un daño para los sectores mencionados, pero también, para el propio consumidor.

¿Qué tan viable es la propuesta de habilitar diésel para los sectores productivos a Bs 11,50 por litro? ¿Cómo repercute esto en la estructura de costos y en la competitividad?

La cantidad y la intensidad del consumo del diésel varía de sector a sector, no es lo mismo hablar del sector agropecuario que del minero, hay una diferencia abismal en cuanto al esfuerzo y el rédito que cada uno percibe, de ahí que, semejante elevación de precio sin duda impactará sobre todos ellos, en unos más que en otros, todo dependerá del tipo y la escala de producción, pero, además, de su productividad, ya que, a menor escala y competitividad, mayor el impacto, ya que habrá quienes bajen su margen de utilidad, pero también, los que se vuelvan inviables. Aquello de que “no hay un producto más caro, que el que no está en el mercado”, es cierto, pero, no menos cierto es que el límite para utilizar un insumo tiene que ver con la posibilidad de ganancia: Si el alza del costo es tal que inviabiliza esto último, sin duda tal actividad declinará y hasta podrá desaparecer ya que nadie invierte para perder, eso es algo básico. Una cosa es pagar Bs10 o Bs12 por el litro de diésel, como se oye, para una cosecha inminente que dé cierto nivel de ingresos para cubrir deudas, y otra, comprar a tal precio para apostar por una actividad de alto riesgo sin garantía de ganancia.

¿Cómo afectan los factores anteriormente señalados a la inflación en el país?

Indudablemente, si el margen de ganancia en el sector agrícola es mínimo por las vicisitudes del clima, plagas, “precios justos” (subvencionados por el sector privado), el vaivén de los precios internacionales o las restricciones a la exportación que se dan, es lógico que si a ello se agrega el aumento de costos que afecte negativamente dicho margen, esa subida se la trasladará a los precios, por la viabilidad de la actividad. En el sector comercial la subida de los fletes impacta en los precios de los productos para su expendio. In extremis, si en algún momento ya “no es negocio producir algo”, la disminución de la oferta también contribuirá a la subida de precios y a una mayor inflación.

¿Qué consecuencias tiene una inflación elevada y qué es posible hacer para atenuarla?

Alguien dijo que la inflación funciona como un “impuesto ciego” que disminuye el poder adquisitivo de absolutamente todas las personas, pero, afecta mucho más a quienes tienen ingresos bajos y rentas fijas, porque gran parte de los mismos se destina a la compra de bienes básicos. Contrariamente a lo que se piensa, el “control de precios” no es la solución, más bien, un problema, por lo que se ha venido constatando desde 2008, cuando comenzó la subvención al precio de los alimentos por parte de los productores privados (debido al “precio justo” fijado oficialmente), ocasionando un gran negocio para los contrabandistas, a costa del desabastecimiento del mercado interno y la pérdida de los productores del agro.

¿Son suficientes las diez medidas planteadas por el gobierno nacional para enfrentar la escasez de combustibles?

Se trata de medidas reactivas que pueden ayudar a dar una respuesta a cortísimo plazo a la preocupación del sector productivo y la bronca ciudadana por las colas derivadas de la escasez de combustibles, que, en la práctica, va sembrando el camino hacia una desregulación del sector (compra de dólares en el Banco Unión por YPFB y utilización de criptoactivos, ambos a precio de mercado), sin embargo, no se trata de un paquete de medidas estructurales.

Está registrado por la prensa que, el 26 de diciembre de 2010, cuando el gobierno emitió el Decreto Supremo No. 748 para subir el precio del diésel y la gasolina, el IBCE fue la única institución privada del país que se manifestó a favor de un “ajuste estructural” en el sector de hidrocarburos, por la necesidad de un “sinceramiento de precios” con la finalidad de atraer a las empresas petroleras para que vuelvan a invertir en exploración en nuestro país; asimismo, para disminuir el pesado lastre que suponía ya, para el Estado, la alta subvención a los hidrocarburos; consecuentemente, eliminar los cupos al sector productivo; finalmente, bajar el contrabando de combustibles al exterior, dado su bajo precio.

¿Cuánto está jugando el componente político en la situación actual, con un proceso electoral de por medio?

Definitivamente, así es, y resulta lamentable que ello ocurra, porque las consecuencias las está pagando la gente. La pulseta política al interior del partido de gobierno hace que la Asamblea Legislativa no apruebe créditos por más de 1.600 millones de dólares de deuda externa contratada, que si bien son para proyectos, tales dólares al ingresar al país llegan a engrosar las RIN del Banco Central de Bolivia, el que entrega los montos correspondientes a los diferentes Ministerios en moneda nacional, de ahí que, la maniobra legislativa hace que el Banco Central se vea imposibilitado de otorgar a YPFB dólares al tipo de cambio oficial para importar combustibles. Esta resistencia política en la Asamblea Legislativa apunta a no darle esta suerte de “oxígeno” al gobierno.

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Déficit comercial y shock interno de la oferta exportable

Bolivia refleja una crisis estructural, marcada por la caída del volumen de sus principales productos exportados en un contexto de agotamiento de reservas y pérdida de mercados estratégicos.

/ 15 de marzo de 2025 / 23:29

En el pasado, las economías periféricas estaban sujetas a shocks externos por la tendencia del precio de sus exportaciones a fluctuar y a deteriorarse respecto a los precios de las manufacturas que importaban. Los precios de los commodities además dependían del ciclo económico de los países del centro, puesto que crecían en el periodo de auge y se desplomaban en la fase de declinación o crisis. Este comportamiento afectaba el bajo nivel de las exportaciones que además eran muy volátiles transmitiendo sus fluctuaciones al conjunto de las economías primario exportadoras.

Una crisis estructural

El caso boliviano en el presente siglo es interesante, puesto que la evolución de las exportaciones y sus precios en un primer periodo (2004-2016) tuvo un comportamiento cíclico con una fase larga de boom de precios (2004-2013) para entrar después a una fase declinación (2014-2016) como se observa en el Gráfico 1. Sin embargo, en el segundo periodo (2016-2023) presenta un comportamiento ondulatorio con un ciclo corto de recuperación y caída hasta la crisis del COVID 2020, para después atravesar por una fase de corta recuperación entre 2021-2023 y terminar registrando una leve declinación en 2024.

Gráfico 1

La gran diferencia es que en el segundo periodo la variable explicativa no fueron los precios de exportación, variable exógena, que tuvieron una tendencia creciente hasta 2023, sino los volúmenes de exportación, variable endógena, puesto que  la economía boliviana experimentó a partir de 2014 un shock interno que se expresó en la caída en el volumen de exportación del principal producto de exportación, el gas natural que llegó a representar un 50% del total exportado, debido al agotamiento de las reservas. El cierre del mercado argentino fue la cereza de la torta puesto que se preveía que en 2024 iba a terminar el contrato de gas con Argentina.

Déficit comercial y de combustibles

Bajo este contexto, el análisis del déficit comercial en 2024 ($us 845,5 millones) adquiere relevancia, no por su tamaño, puesto que representa un 1,75% del PIB, sino por sus componentes y los factores relacionados con las exportaciones.

En primer lugar, si incluimos la balanza de combustibles, observamos una ampliación de su saldo negativo de $us 855,9 millones en 2023 a $us 1.191,3 millones, equivalente al 2,5% del PIB, debido a que las exportaciones de combustibles se desplomaron en 20,6% mientras que las importaciones se contrajeron, pero solo en 3,5%.  El problema es la tendencia creciente y persistente a la caída de las exportaciones de combustibles porque ya desde el 2022 ya no somos un país exportador neto por el fin del ciclo del gas, sino pasamos a ser considerado un país importador neto de petróleo (Cuadro 1).

Cuadro 1

En segundo lugar, el déficit comercial se debe a la caída en el valor de las exportaciones (-17,4%) más acelerada que el de las importaciones (-13,8%).  Esta caída de exportaciones esta más relacionada con el desplome del volumen exportado en 15,9%, por lo que la disminución de los precios de exportación solo explica un descenso del 1,5%.Por tanto, la causa principal del déficit comercial no fue un shock externo de precios sino una caída en el volumen de exportación asociado a factores internos.

En tercer lugar, la caída del volumen de exportación se dio en los principales productos de exportación, como son el oro, el gas natural y en los aceites y tortas oleaginosas, como se observa en el Grafico 2. Bolivia tiene una oferta exportable concentrada en pocos productos y poco diversificada y estos productos representaban más del 60% del total exportado en 2023.

Gráfico 2

El caso del oro es preocupante, puesto que la caída del volumen exportable de oro en 2024 fue de un 79% debido a factores internos puesto que el precio o valor unitario de exportación, según el INE, creció en un 6,6%, sin embargo, la cotización internacional subió un 35% al pasar de 2000 $us por onza troy fina (OTF) a 2700 $us por OTF. Una explicación serían las compras internas del Banco Central, pero solo compró 14,5 TM en 2024 y el país exportó 9 TM, lo que suma un total 23,5 TM. Si comparamos esta cifra con el volumen exportado en 2023 que fue 45 TM, la caída sería del 52%. ¿Es el fin del ciclo del oro en pleno auge de su cotización que llegó a 3.000 $us OTF? Lo lamentable es que el país no conoce su propia oferta exportable. En el pasado, cuando aumentaron las exportaciones de oro se dijo que provenían del Perú de contrabando y ahora que bajaron dramáticamente dicen que salió de contrabando. Es así que el principal producto de exportación en 2023 con una participación del 25% en el total exportado cayó al quinto lugar, llegando a representar solo un 8,4% en el total exportado, sin embargo, en el país no es noticia relevante.

Déficit y más

En el caso de las exportaciones de gas natural, continuó la tendencia de caída que se viene registrando desde 2014 con un desplome en el volumen (21,3%) que explica totalmente la caída en valor (21,3%). Su caída sigue siendo trascendente puesto que el gas natural continúa siendo el principal producto de exportación con una participación del 20% en el total exportado, aunque lo que preocupa al país son las importaciones de gasolina y diésel. Donde se registró una caída tanto en el volumen y también en los precios, fue en las exportaciones de aceites y tortas de oleaginosas, que junto a las exportaciones de soya representan el cuarto producto de exportación con un 13% en 2024.

En conclusión, el sector exportador boliviano registró en 2024 una caída principalmente del volumen y especialmente en sus principales productos de exportación que da señales de restricciones estructurales de oferta exportable y que requieren medidas urgentes para que vuelva a ser el motor de la economía y el principal sector generador de divisas.

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Petróleo: la oferta mundial superará a la demanda en 2025

La transformación energética en China y las tensiones comerciales globales redefinen las perspectivas para los países exportadores e importadores de crudo.

/ 15 de marzo de 2025 / 22:59

El mercado mundial del petróleo podría enfrentar un excedente significativo este año, según revela el más reciente informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicado el último jueves. De acuerdo con el organismo, «la oferta global de petróleo podría exceder a la demanda en aproximadamente 600 kb/d este año», una condición que podría presionar aún más a la baja los precios del crudo, que ya se encuentran cerca de mínimos de tres años.

«Si la OPEP+ extiende la reducción de los recortes de producción más allá de abril sin controlar el suministro de los miembros que actualmente producen por encima de sus objetivos, se podrían añadir otros 400 kb/d al mercado», advierte el informe, lo que aumentaría aún más el superávit.

Este pronóstico llega en un momento de creciente incertidumbre económica global, caracterizado por tensiones comerciales entre Estados Unidos y varios países, incluidos México y Canadá, dos de sus principales socios comerciales en el sector energético. «Los nuevos aranceles estadounidenses, combinados con medidas de represalia en escalada, inclinaron los riesgos macroeconómicos a la baja», señala la AIE.

Precios del petróleo en descenso y tensiones comerciales

La presión sobre los precios ya es evidente. Según el informe, «los precios del petróleo cayeron alrededor de $us 7 porbarril en febrero y principios de marzo, ya que el sentimiento macro se agrió en medio de crecientes tensiones comerciales, nublando las perspectivas para el crecimiento de la demanda de petróleo». Al momento de redactar el informe, los futuros del Brent se cotizaban «cerca de mínimos de tres años, alrededor de $us 70 por barril».

Los mercados sudamericanos, altamente dependientes de los ingresos petroleros en casos como Venezuela, Brasil y Ecuador, podrían verse afectados por esta tendencia bajista en los precios internacionales, especialmente mientras la producción global continúa en aumento.

China: el gran cambio estructural

Uno de los datos más relevantes del informe es el cambio estructural en el patrón de consumo de China, el mayor importador mundial de petróleo. «A medida que la economía china y el sector de transporte doméstico experimentan transformaciones significativas, la demanda de los combustibles derivados del petróleo más ampliamente consumidos —incluidos la gasolina, el combustible para aviones y el diésel— disminuyó marginalmente en 2024», revela el documento.

El análisis de la AIE es contundente: «Los datos sugieren fuertemente que los usos de combustión del combustible de petróleo en China ya han alcanzado una meseta y que el potencial para el crecimiento futuro puede ser muy limitado».

Este cambio es especialmente significativo para los países exportadores de la región como Brasil, Colombia y Ecuador, que han encontrado en China un mercado clave en la última década.

Transformación energética y económica

El informe explica que la transformación energética china responde a políticas nacionales «centradas en la seguridad energética, la actividad industrial y el control de la contaminación». Los incentivos para vehículos eléctricos y de bajas emisiones «han impulsado su adopción, reduciendo significativamente la demanda de combustible».

A diferencia de otras economías emergentes, «la demanda de China para todos estos productos combinados sigue siendo inferior a la demanda estadounidense de gasolina por sí sola», a pesar del fuerte crecimiento durante la década de 2010. En contraste, «el uso de combustible en otros mercados emergentes importantes continúa aumentando, con un crecimiento del consumo tanto indio como brasileño de aproximadamente un 4% el año pasado».

Oferta de petróleo en expansión

La oferta global de petróleo «aumentó en 240 kb/d en febrero hasta los 103,3 mb/d, liderada por la OPEP+», indica el informe. La producción de Kazajistán alcanzó un máximo histórico con la expansión del proyecto Tengiz, mientras que «Irán y Venezuela aumentaron los flujos antes de sanciones más estrictas».

Para los intereses sudamericanos, resulta particularmente relevante la advertencia sobre Venezuela: «Se espera que el suministro venezolano disminuya a partir de abril, cuando expire la Licencia General de Chevron para operar en el país». Esta situación podría alterar el panorama de producción regional, donde Brasil continúa expandiendo su capacidad productiva.

Estados Unidos «actualmente está produciendo en niveles récord y se prevé que sea la mayor fuente de crecimiento de suministro en 2025, seguido por Canadá, Brasil y Guyana», tres actores relevantes para el mercado regional.

Demanda global en crecimiento moderado

A pesar de las tensiones comerciales y la desaceleración china, «se espera que el crecimiento de la demanda mundial de petróleo promedie poco más de 1 mb/d este año, por encima de los 830 kb/d en 2024, impulsado en parte por los precios más bajos del petróleo», señala el informe.

Los países asiáticos «representarán casi el 60% de las ganancias, liderados por China, donde las materias primas petroquímicas proporcionarán la totalidad del crecimiento, ya que la demanda de combustibles refinados alcanza una meseta».

Para América del Sur, este panorama presenta tanto desafíos como oportunidades. Si bien los precios más bajos podrían beneficiar a los países importadores netos como Chile y Uruguay, también ejercerían presión sobre los presupuestos de las naciones productoras como Venezuela, Brasil y Colombia. Además, la creciente atención a los productos petroquímicos podría abrir nuevas vías para el desarrollo industrial en la región.

En un mundo de «arenas movedizas», como lo describe la AIE, la región deberá adaptar sus estrategias energéticas a un panorama global cada vez más complejo y en transición.

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El crudo registra su peor semana en cuatro meses

Los precios del crudo Brent bajaron del umbral de $us 70 al impulso de las incertidumbres geopolíticas y el aumento de producción de la OPEP+.

/ 9 de marzo de 2025 / 02:16

Los precios del crudo cerraron la última semana con fuertes pérdidas, marcando su peor desempeño en casi cuatro meses. El Brent, el barril de referencia mundial, cayó un 3,8%, su mayor descenso semanal desde noviembre del año pasado, mientras que el West Texas Intermediate (WTI) de Estados Unidos retrocedió un 3,9%, su peor caída desde enero. Esta volatilidad refleja un mercado petrolero tensionado por decisiones de la OPEP+, incertidumbre geopolítica y señales confusas sobre la demanda global de energía.

El Brent cerró la semana en $us 70,36 por barril, un aumento del 1,3% en la sesión del viernes, pero acumulando una caída semanal significativa. Por su parte, el WTI terminó en $us 67,04, con un alza del 1,02% en el día, pero con una pérdida semanal del 3,9%. Estos movimientos contrastan con los máximos alcanzados durante la semana, cuando el Brent tocó los $us 71,40 y el WTI los $us 68,22, impulsados por comentarios del viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, quien sugirió que la OPEP+ podría reconsiderar su estrategia de producción después de abril.

Tensiones geopolíticas

Uno de los factores clave que influyeron en la volatilidad del mercado fue la amenaza del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer sanciones a Rusia si no se alcanzaba un alto el fuego en Ucrania. En una publicación en su plataforma Truth Social, Trump afirmó que estaba «considerando seriamente» sanciones a los bancos rusos y aranceles comerciales sobre productos rusos debido a los continuos ataques militares en Ucrania. Esta declaración generó incertidumbre en los mercados, ya que Rusia es uno de los principales exportadores de crudo a nivel global.

«La perspectiva de una tregua temporal en Ucrania limitó las noticias sobre aranceles que trastocaron los mercados globales», señalaron analistas de Barclays. Sin embargo, la posibilidad de sanciones adicionales a Rusia mantuvo a los inversores en alerta, especialmente en un contexto en el que la OPEP+ planea aumentar su producción en abril.

Aumento de la oferta de crudo

La decisión de la OPEP+ de incrementar la producción en 138.000 barriles diarios a partir de abril añadió presión a los precios del crudo. Este movimiento, el primero desde 2022, ha sido interpretado por los mercados como una señal de que el cártel podría estar respondiendo a presiones políticas, particularmente de la administración Trump, en lugar de a una demanda más fuerte de lo esperado.

«La decisión de la OPEP+ de aumentar la producción no parecía responder a una demanda de petróleo más fuerte de lo esperado, sino más bien a una creciente presión política, especialmente de la administración Trump», destacó Barclays en un informe.

Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más influyentes de Wall Street, advirtió que este aumento de la producción podría generar riesgos a la baja para los precios del crudo en los próximos años. El banco revisó sus pronósticos para el Brent y el WTI, estimando que el Brent podría caer a un rango de $us 60 a $us 65 por barril a finales de 2026 si la OPEP+ mantiene un aumento de la oferta durante 18 meses.

«En concreto, estimamos que el Brent caería a un nivel entre 60 y 65 dólares a finales de 2026 en un escenario de riesgo en el que la oferta de la OPEP+ aumenta durante 18 meses», dijo Goldman Sachs. Además, el banco señaló que la demanda de petróleo podría ser más débil de lo esperado, especialmente en China, y que la escalada arancelaria global podría afectar el crecimiento económico y, por ende, el consumo de energía.

Inventarios del crudo y políticas comerciales

Otro factor que pesó sobre los precios del crudo fue el aumento de los inventarios de petróleo en Estados Unidos, que alcanzaron su nivel más alto desde diciembre de 2021. Este incremento en las reservas, combinado con la decisión de la OPEP+ de aumentar la producción, generó preocupaciones sobre un exceso de oferta en el mercado.

Además, las políticas comerciales de la administración Trump continuaron influyendo en los mercados globales. Aunque el presidente suspendió temporalmente los aranceles del 25% sobre productos de Canadá y México, los impuestos al acero y al aluminio siguen vigentes, lo que ha generado incertidumbre sobre el futuro del comercio internacional y su impacto en la demanda de energía.

«Los mercados globales se han visto afectados por la fluctuación de la política comercial en los EEUU, el mayor consumidor de petróleo del mundo», destacaron analistas. Esta incertidumbre se reflejó en los comentarios del presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, quien señaló que la institución está monitoreando cómo las nuevas políticas comerciales de la administración Trump podrían afectar la economía estadounidense.

Perspectivas a futuro

A corto plazo, los precios del crudo podrían encontrar cierto soporte en un dólar debilitado y en los planes de Estados Unidos para reabastecer su reserva estratégica de petróleo. Sin embargo, a mediano plazo, los riesgos a la baja parecen predominar, especialmente si la OPEP+ mantiene su estrategia de aumentar la producción y si las tensiones comerciales globales continúan afectando la demanda.

Citi Research coincidió con Goldman Sachs en que la decisión de la OPEP+ es «más bajista para los precios del petróleo» y que el Brent podría caer a un rango de $us 60 a $us 65 por barril en los próximos 6 a 12 meses. Por su parte, Axis Securities destacó que «el mercado está bajo presión debido a múltiples factores, entre ellos, la OPEP+, que ha señalado el regreso de una oferta previamente retenida, las preocupaciones sobre una posible debilidad de la demanda derivada de la evolución de las políticas comerciales estadounidenses y una acumulación de inventarios».

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La apuesta boliviana por el litio enfrenta la caída de los precios

Los precios del carbonato de litio se ubican debajo de $us 10.000 por tonelada. Los expertos hablan de una sobroferta para explicar el desplome.

/ 9 de marzo de 2025 / 01:52

Bolivia intenta a posicionarse en el mercado internacional del litio en medio de una caída histórica de los precios globales. Los expertos citan el crecimiento de la oferta como la causa principal que mueve la cotización a la baja. Por su parte, la Agencia Internacional de Energía (AIE) espera que la demanda de baterías continúe en aumento.

Según datos del Ministerio de Hidrocarburos y Energías, Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) generó Bs 256,91 millones durante 2024 por la comercialización de carbonato de litio y cloruro de potasio, dos de los productos clave en la industria de baterías y energías renovables.

La empresa estatal logró vender 2.032,05 toneladas métricas de carbonato de litio, captando ingresos por Bs 119,80 millones a lo largo del año pasado. Adicionalmente, la venta de 78.566,07 toneladas métricas de cloruro de potasio reportó Bs 137,11 millones adicionales.

Estos resultados llegan tras la inauguración de la Planta Industrial de Carbonato de Litio el 15 de diciembre de 2023 en el municipio de Colcha K, departamento de Potosí. Esta instalación, que representa una inversión de Bs 766,94 millones, tiene capacidad para producir 15.000 toneladas métricas al año. Hasta diciembre de 2024, la planta produjo 1.474,53 toneladas métricas de carbonato de litio, aproximadamente un 10% de su potencial.

Desplome mundial de los precios

La entrada de Bolivia al mercado coincide con una pronunciada caída en los precios internacionales del carbonato de litio. En febrero de 2025, el precio CIF en el norte de Asia cayó por debajo de los $us 10.000 por tonelada métrica, disminuyendo un 4,5% hasta los $us 9.550 por tonelada, según datos del Mercado de Metales de Shanghái. Así, el mineral llega a su nivel más bajo desde febrero de 2021. Esta tendencia refleja un exceso de oferta en el mercado global, combinado con una desaceleración en la demanda.

El desplome en los precios representa un contraste dramático con los niveles récord alcanzados hace poco más de dos años. Según Benchmark Mineral Intelligence (BMI), «los precios del litio se dispararon a $us 81.375 por tonelada en China en diciembre de 2022». Esta volatilidad evidencia las dificultades que enfrentan los productores para planificar inversiones a largo plazo.

Factores que impulsan la caída del litio

Varios elementos confluyen en esta crisis de precios. Por un lado, «la producción de litio ha estado creciendo rápidamente. En enero de 2025, las exportaciones de litio de Chile aumentaron un 22,8% de mes a mes, inundando el mercado con suministro adicional», señala BMI en un reporte reciente. Se debe contar además que nuevos proyectos en Mali y Argentina están incrementando significativamente la oferta global.

En el lado de la demanda, «China, el mayor comprador de litio del mundo, experimentó una fuerte caída en la demanda a principios de 2025», sostiene BMI. Las festividades del Año Nuevo Lunar ralentizaron la actividad industrial, mientras que «muchos fabricantes de baterías también pospusieron sus compras», contribuyendo a una mayor presión a la baja sobre los precios.

Otro factor relevante es el cambio tecnológico en la fabricación de baterías. «El cambio hacia baterías de fosfato de hierro y litio (LFP), que requieren menos litio que las baterías tradicionales basadas en níquel, está reduciendo la demanda de litio», observa BMI. Empresas como Tianqi Lithium e IGO Ltd. ya han detenido la expansión de sus refinerías de hidróxido de litio debido a las débiles condiciones del mercado.

Respuestas ante la crisis

Frente a esta situación, los principales actores del sector están tomando medidas drásticas. Los grandes productores como Albemarle y SQM planean reducir la producción. Esta medida tiene como objetivo detener nuevas caídas de precios. Al mismo tiempo, algunas empresas mineras están retrasando nuevos proyectos, mientras que otras reducen costos para mantener la rentabilidad.

Las empresas más pequeñas son las que enfrentan mayores dificultades. «Aquellas que no cuentan con un fuerte respaldo financiero son las que más sufren. Algunas han tenido que detener operaciones o buscar fusiones para sobrevivir», señala BMI. Esta tendencia hacia la consolidación quedó evidenciada en diciembre de 2024, cuando Rio Tinto adquirió Arcadium Lithium por 6.200 millones de euros, consolidando su posición en el mercado global del litio.

El panorama a futuro

A pesar de la actual situación de crisis, la Agencia Internacional de Energía (AIE) mantiene una perspectiva optimista sobre el futuro del mercado de baterías y, por ende, del litio. Según un reciente informe, el organismo considera que «la industria de las baterías ha entrado en una nueva fase» caracterizada por un crecimiento exponencial de la demanda y una continua reducción de costos.

«En 2024, a medida que las ventas de automóviles eléctricos aumentaron un 25% hasta los 17 millones, la demanda anual de baterías superó 1 teravatio-hora (TWh), un hito histórico», señala la AIE. Simultáneamente, «el precio promedio de un paquete de baterías para un automóvil eléctrico cayó por debajo de los 100 dólares por kilovatio-hora, comúnmente considerado un umbral clave para competir en costo con los modelos convencionales».

La AIE también destaca que «después de años de inversiones, la capacidad global de fabricación de baterías alcanzó los 3 TWh en 2024, y los próximos cinco años podrían ver otra triplicación de la capacidad de producción si se construyen todos los proyectos anunciados».

Bolivia y el Triángulo del Litio

En este contexto, Bolivia busca consolidar su posición como parte del llamado «Triángulo del Litio«, denominación que comparte con Chile y Argentina, y que alberga las reservas más ricas del mundo. Argentina ha tomado ventaja, buscando convertirse en el principal productor del Triángulo del Litio, con proyectos como el de Ganfeng Lithium Group que ha comenzado la producción en el proyecto de salmuera Mariana, añadiendo otras 17.420 toneladas métricas de carbonato de litio anualmente.

Analistas del sector anticipan que la actual sobreoferta dificultará una recuperación de los precios en el corto plazo. S&P Global Commodity Insights predice que «la sobreoferta hará difícil que los precios del litio aumenten hasta la próxima década». Sin embargo, la AIE prevé que creciente demanda impulsada por la transición energética global podría eventualmente reequilibrar el mercado.

Tecnología y transición energética

El futuro del mercado del litio estará estrechamente vinculado al desarrollo de tecnologías energéticas más eficientes. Goldman Sachs Research estima «un aumento general en el consumo de energía de los centros de datos por IA de 200 teravatios-hora por año entre 2023 y 2030». A medida que crezca el uso de IA y la computación de alto rendimiento, también aumentará la necesidad de baterías de iones de litio para respaldo energético.

Para Bolivia, el desafío consistirá en aumentar su producción y mejorar su eficiencia mientras navega un mercado volátil. Con la planta de carbonato de litio operando a solo una fracción de su capacidad instalada, el país tiene margen para incrementar su producción y capitalizar una eventual recuperación de precios.

A pesar de las actuales dificultades, tanto la AIE como las consultoras especializadas del mercado coinciden en que la demanda de litio crecerá significativamente en las próximas décadas, impulsada por la electrificación del transporte y el almacenamiento de energías renovables. Para productores como Bolivia, el desafío será sobrevivir a la actual crisis de precios y posicionarse estratégicamente para el futuro.

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