Energías & Negocios

Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 04:57 AM

Ola de despidos en las ‘big tech’: ¿bache, o bienio de declive?

Las personas muy bien informadas ya no muestran interés por aparecer en las redes sociales.

/ 27 de enero de 2023 / 06:29

OPINIÓN

En el último año, Alphabet, Microsoft, Amazon y otras tecnológicas han prescindido de más de 70.000 trabajadores. En enero se han multiplicado los anuncios de recortes de personal: Amazon (18.000), Alphabet (12.000), Microsoft (10.000), Meta (11.000), Salesforce (7.000), Tesla (6.000) y Twitter (3.700). La caída de la publicidad digital y el menor consumo es la explicación rápida de sus ejecutivos. Pero hay ocho motivos para argumentar que la crisis de las tecnológicas durará hasta 2024.

El contexto geopolítico y macroeconómico mundial es el primero. En el Foro Económico Mundial de Davos, los líderes empresariales y políticos destacaron la crisis energética, la guerra en Ucrania, la altísima inflación, la ralentización de la economía internacional y el COVID-19 ante la reapertura de China como sus máximas preocupaciones.

El segundo es que la crisis energética y la guerra en Ucrania asestan un duro golpe a las tecnológicas. Se fortalece el compromiso de la coalición occidental de mandar más armamento a Ucrania. Se plantea la guerra como una defensa de la democracia. Así se aleja la posibilidad de una negociación con Moscú desde una posición de fuerza. Vladimir Putin prepara una ofensiva con parte de los 300.000 reservistas movilizados. Únicamente, provocará más víctimas mortales. Los desmoralizados y mal equipados soldados rusos seguirán librando una inútil batalla ante el superior armamento occidental: artillería móvil Himars, vehículos blindados Bradley y Stryker, baterías antiaéreas Patriot y tanques Leopard de países europeos cuyo envío Alemania acabará autorizando porque el 46% de su población lo apoya.

El Green New Deal de Joe Biden y el Partido Demócrata y el Pacto Verde Europeo de la UE compiten entre sí. Se estrellan contra la realidad de un invierno durante el cual, únicamente, un buen almacenamiento de gas natural y petróleo en Europa ha impedido hasta ahora cortes de suministro. Biden olvidó su promesa de 500.000 estaciones de carga eléctrica de vehículos para 2030. Pero sí es real el incremento en un 137% de los envíos de gas natural licuado (GNL) de EEUU a Europa en 2022, más de la mitad del GNL importado por Europa.

En tercer lugar, la guerra real en Europa y la tensión geopolítica global limitan la inversión privada en los pocos fabricantes de los semiconductores más potentes (inferiores a dos nanómetros), como TSMC, Samsung e Intel. Necesitan cadenas estables de producción y distribución de sus semiconductores, que ya fallaban antes de la eclosión del COVID. La financiación pública de $us 52.000 millones incluida en la ley Chips de EEUU e iniciativas parecidas se distribuirán muy gradualmente.

La actuación de los bancos centrales es la cuarta causa. La Fed, el BCE y otros bancos centrales occidentales continuarán aumentando los tipos hasta atajar la inflación. Se ha reducido en EEUU al 6,5% en diciembre de 2022, en términos interanuales. Pero la Fed no prevé que se acerque al 2% hasta 2024. No acudirá el capital que piden los inversores para sostener la burbuja tecnológica. Ya ha reventado la del metaverso. Un ecosistema virtual de tres dimensiones es una pésima idea. Entre marzo de 2000 y octubre de 2002, el Nasdaq se desplomó desde 5.048 hasta 1.139 puntos, destruyendo casi toda su ganancia acumulada desde 1995. El 2 de enero de 2020 se encontraba en 8.972 puntos, y cerró el 24 de enero en 11.140 puntos. La actual ratio de precios sobre beneficios del Nasdaq, de 27, es netamente superior al de 22 de enero de 2020, y al de 13, al cierre de 2009.

En quinto lugar, la mayoría republicana en la Cámara de Representantes desprecia a Silicon Valley. La administración Biden y la UE mantienen sus planes de regular más a los colosos tecnológicos. La cotización bursátil conjunta de Apple ($us 2,2 billones), Microsoft (1,8 billones), Alphabet (1,3 billones) y Amazon (0,9 billones) ha descendido sustancialmente, hasta los 6,2 billones. Solo EEUU, con 25 billones de PIB, y una China con 18 billones, que creció solo un 3% en 2022, las superan. Pero las multas aplicadas e investigaciones lanzadas a ambos lados del Atlántico por prácticas anticompetitivas son una tendencia irreversible en la UE en la era posterior al reglamento europeo que define los derechos digitales.

La sexta causa son los hacks de máxima dimensión histórica. La paralización durante unos días del gasoducto Colonial Pipeline de 8.800 km en EEUU o la penetración de la inteligencia rusa y china en la tecnológica tejana SolarWinds son dos ejemplos destacados. SolarWinds suministra el sistema operativo Orion a miles de empresas de EEUU y otros cinco países. Las VPN que pueden permitirse pagar las pymes y los particulares se pueden desbordar con facilidad. Combinan antivirus con protección de datos y añaden capas de protección como la autentificación de dos pasos. Pero la dirección IP de cualquier ordenador, portátil, tablet o móvil debería cambiarse cada 0,0 segundos y para impedir que hackers la penetren. Mapas en tiempo real mostrados en webs públicas muestran el origen (Rusia y China) y destino (Europa y EEUU) de hacks de volumen medio. Pero Putin quiere que se le respete y China continuar vendiendo sus productos y servicios. Por consiguiente, no atacarán las infraestructuras críticas occidentales.

La séptima causa es que las personas muy bien informadas ya no muestran interés por aparecer en las redes sociales. Ciberataques, hacks, web oscura y bots son una combinación peligrosa. La octava es que las élites populistas siempre han distraído al gran público con espectáculo. Pero los miles de canales de TV y decenas de miles de películas y series de televisión acumuladas no consiguen ser vistos por suficientes abonados. El gran público tampoco regresa a los cines.

La democracia no avanza en el mundo. Pero la obediencia implícita en las dictaduras frena su desarrollo tecnológico. Nos esperan dos años durante los cuales el ciudadano prudente debe seguir la cobertura informativa proporcionada por los medios rigurosos.

Alexandre Muns Profesor de la EAE business school

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¿La economía estadounidense apunta a un aterrizaje brusco o suave?

La economía china muestra debilidad en su sector inmobiliario y comercio, además de una bajada de precios

Alexandre Muns

/ 18 de agosto de 2023 / 08:47

A  finales de los 70, la Reserva Federal, entonces presidida por Paul Volcker, no tuvo más remedio que aumentar los tipos de interés drásticamente para combatir una inflación que alcanzó el 14% en 1980. La Fed elevó los tipos del 11% en junio de 1979 hasta el 20% en 1981. Fue el detonante principal de la recesión de 1981-82, durante la cual el desempleo llegó al 10,8%, la tasa más alta desde la Segunda Guerra Mundial. La inflación tardó hasta 1983 en retroceder hasta el 4%. Desde entonces, en los países occidentales se ha destacado la importancia de que los bancos centrales tengan una independencia absoluta. Deben administrar la medicina de las alzas de tipos, aunque provoquen síntomas desagradables.

Después del pinchazo de la burbuja tecnológica en el año 2000, la mayoría de bancos centrales occidentales consiguieron cumplir con el doble objetivo de atajar la inflación y fomentar el crecimiento. A raíz de la crisis financiera internacional de 2007-2009 y del COVID-19, los bancos centrales recortaron los tipos hasta cerca del 0%. Acostumbraron a ciudadanos, empresas e inversores a décadas de dinero fácil. El Gobierno y el Congreso de EEUU, entre marzo de 2020 y junio de 2022, aprobaron paquetes de estímulo por valor de $us 5,2 billones, una inyección de liquidez sin precedentes.

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Empresas e individuos recibieron cuantiosas ayudas directas. Se acumularon ahorros. Se emplearon durante la pandemia en renovaciones de inmuebles privados. El crecimiento desde 2021 se ha debido en gran parte al gasto de la población de sus ingresos y ahorros en la compra de bienes y servicios que les estaban vetados durante las restricciones. Durante la primera ola posterior al levantamiento, adquirían electrodomésticos o bienes electrónicos o acudían a restaurantes y otros lugares de ocio. Desde el verano de 2022 se viaja de forma masiva y frecuente. La moda de este verano es combinar viaje con asistencia en grupo a conciertos o acontecimientos deportivos.

Se disparó el consumo después de dos años de restricciones en el lado de la demanda. La limitación de la oferta de bienes y servicios por las jubilaciones de muchos profesionales (pilotos, azafatas, conductores de camiones, estibadores en los puertos, maestros) y las obstrucciones en las cadenas de producción situaron la inflación en EEUU en el 9,1% en junio de 2022. La Fed no inició su ciclo de subidas hasta marzo de 2022, cuando la tasa de fondos federales estaba solo en 0-0,25%. Sí fue contundente en acometer 11 incrementos entre marzo de 2022 y julio de este año, dejando la tasa de fondos federales en el 5,25%-5,50%.

Jerome Powell y los gobernadores de la Fed insisten en analizar especialmente la inflación subyacente, que excluye la volatilidad de los precios de los alimentos y la energía. La disminución del coste de los hidrocarburos también facilitó la contención de precios. El ascenso espectacular del suministro de gas natural licuado (GNL) por parte de EEUU, y en menor medida Noruega, a Europa permitió superar el corte de exportación de hidrocarburos rusos a países occidentales.

El COVID-19 transformó la manera de trabajar. En 2020, en EEUU el 36% de los que trabajaban remotamente empleaba Zoom, el 19%, Microsoft Teams, el 17%, Skype, el 9%, Hangouts, y el 7%, Slack. El trabajo remoto no se ha abandonado. Mejora la calidad de vida y reduce el tráfico por desplazamientos al trabajo. Pero genera efectos negativos como el aislamiento social de algunos individuos y el fenómeno del excesivo trabajo híbrido.

Durante el periodo de inflación elevada, se afianzaron comportamientos nuevos y racionales. Con pleno empleo en EEUU, los ciudadanos siguieron consumiendo excesivamente. El paro es del 3,5% y la creación de empleos nuevos fuerte. Muchos asalariados aún pueden cambiar de trabajo con facilidad o si pierden su empleo, e incluso exigir remuneraciones más altas. Los directivos no despiden por temor a no encontrar personal cualificado. A medida que la inflación ha descendido decisivamente y sin contratiempos desde inicios de 2023, los mercados bursátiles se han mantenido en cotas excesivamente altas.

Se evitó una crisis financiera después de la intervención de los insolventes Silicon Valley Bank y Signature Bank en marzo. La ola de despidos en las tecnológicas tampoco ha ralentizado la Bolsa. La euforia desatada por el metaverso y las inversiones en inteligencia artificial explican esta evolución. La inflación interanual fue del 3,2% en julio (3% en junio), y la inflación subyacente del 4,7%. Los inversores apuestan a que la Fed no elevará los tipos en septiembre. La presidenta de la Fed de San Francisco ha indicado que aún no se ha controlado la inflación. La prestigiosa reunión en Jackson Hole de los miembros de los bancos centrales a finales de mes aportará más opiniones.

El consumidor sigue gastando a un ritmo asombroso. Los inversores confían en una nueva ola de financiación para cumplir los ambiciosos objetivos de descarbonización de las economías y para inteligencia artificial. Pero la guerra en Ucrania se intensifica. El próximo invierno puede ser mucho más duro. El precio del barril de Brent está en $us 87. La mayoría republicana quizás no aprobará el presupuesto para el año fiscal 2024, provocando un cierre parcial del Gobierno federal en octubre. La deuda acumulada en tarjetas de crédito es de $us 1 billón. El Tribunal Supremo tumbó el programa de cancelación parcial de deuda universitaria de Joe Biden. Los reguladores y parte de la sociedad plantean limitaciones de la IA. La economía china muestra síntomas fuertes de debilidad en su sector inmobiliario y comercio, y una bajada de precios. Con el seguro bono de EEUU a 10 años rindiendo un 5%, el riesgo de la renta variable es poco atractivo. En el segundo trimestre, el crecimiento a ritmo anualizado alcanzó el 2,4%. La economía estadounidense debe mantenerse como locomotora del tren mundial para facilitar un aterrizaje suave.

(*) Alexandre Muns es profesor de la EAE Business School

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Las divergentes perspectivas de la UE y EEUU ante la crisis energética

La coalición occidental no ha podido evitar que China, India, Brasil y otros comercien con Rusia.

/ 18 de septiembre de 2022 / 22:45

OPINIÓN

Las percepciones sobre la realidad son distintas en Estados Unidos y en la Unión Europea. Están en momentos diferentes, en términos económicos, políticos y energéticos. En tanto que la guerra en Ucrania está significando una importante amenaza para la estabilidad de UE, la misma está significando una oportunidad para la industria de los hidrocarburos estadounidense. Los precios altos del crudo y del gas son oportunidades y desafíos, dependiendo del lado del océano en que se esté.

La diferente situación macroeconómica de EEUU y la UE tiene múltiples causas. La más importante es la guerra en Ucrania. Europa sufre la peor contienda militar desde la Segunda Guerra Mundial. Según la lista de la Yale School of Management, 676 empresas occidentales se han retirado completa o parcialmente de Rusia. Las fuerzas militares rusas son incapaces de ocupar territorio ucraniano más allá del Donbás y de la franja meridional. La ofensiva ucraniana en septiembre ha liberado 6.000 kilómetros cuadrados. Vladimir Putin ha respondido con su arma no militar más eficiente: cortar el flujo de gas natural a Europa. El 3 de septiembre Gazprom anunció la suspensión total indefinida del abastecido por Nord Strem, que en 2021 bombeó un 40% del consumido por la UE. En mayo ya cerró el gasoducto Yamal que discurre por Bielorrusia y la guerra ha reducido sustancialmente el suministro del que transita por Ucrania.

Las cotas de inflación más elevadas desde los años 70 son atribuibles en gran parte al menor abastecimiento de gas natural por parte de Rusia y exportaciones de cereales rusos y ucranianos. En 2021, Ucrania produjo el 10% del trigo, 13% de la cebada, 15% del maíz y 50% del aceite de girasol mundial. El acuerdo de agosto para permitir las exportaciones ucranianas y rusas por el Mar Negro ha relajado considerablemente la tensión en los mercados de cereales. La inflación también es el resultado de las persistentes obstrucciones en las cadenas de producción y distribución globales de bienes y servicios. Dichos cuellos de botella son a su vez consecuencia del fuerte crecimiento de la demanda ante el final de las restricciones por COVID-19 y de la escasez de productos intermedios como los semiconductores. EEUU con $us 25 billones y la UE con 17 billones son la primera y segundas economías mundiales, generando el 26,8% y 18,3%, respectivamente, del PIB mundial. Su rendimiento influye decisivamente en la economía internacional.

EEUU goza de pleno empleo. La tasa de paro del 3,5% es la más reducida desde 1969. El número de vacantes laborales es de 11 millones, casi dos por cada trabajador. Los salarios crecieron un 5,3% entre junio de 2021 y junio de 2022. El promedio nacional de un galón (3,8 litros) de gasolina ha disminuido de forma ininterrumpida durante tres meses, desde el máximo de $us 5,02 por galón del 14 de junio hasta los actuales $us 3,7. Dicha tendencia se debe en parte a la menor demanda mundial de hidrocarburos. Pero también es fruto del liderazgo mundial de EEUU en la producción de petróleo y gas natural. Después de alcanzar un récord de 9,1% en junio, la inflación interanual se situó en el 8,5% en julio y se prevé inferior al 8% en agosto. Baja el precio de la vivienda y la fortaleza del dólar abarata las importaciones.

Los previsibles incrementos por parte de la Reserva Federal de la tasa de fondos federales en 75 puntos básicos el 21 de septiembre y 50 puntos básicos el 1 de noviembre contendrán la inflación a medio plazo. Las cuatro alzas de tipos de la Fed en 2022 por un total de 225 puntos básicos han elevado la tasa de fondos federales de 0,25%-0,50% al actual 2,25%-2,50%.

La fortaleza del dólar y la bajada de la gasolina han fomentado los viajes internacionales y nacionales. Durante el fin de semana alargado de principios de septiembre, una tercera parte de la población (137 millones) viajó en automóvil, tren o avión. Se espera un mantenimiento de los desplazamientos en otoño, así como durante el periodo entre la fiesta de Acción de Gracias (24 de noviembre) y finales de año. Después de los retrocesos del PIB a ritmo interanual en el primer (1,6%) y segundo (0,6%) trimestres, para el tercero se proyecta un aumento del 1,4% y un 1,6% para el conjunto de 2022. En definitiva, muchos estadounidenses pueden elegir entre empleos, pagan mucho menos por la gasolina y viajan más.

En Europa la situación es distinta. Eurostat anunció que en la UE la inflación subió a ritmo interanual del 9,6% en junio al 9,8% en julio y ascendió en la eurozona un 8,6% (junio), 8,9% (julio) y 9,1% en agosto. La cifra para las repúblicas bálticas fue superior al 20%, en España del 11% y los Países Bajos 12%. Respecto a julio de 2021, en la eurozona se dispararon los precios de la energía un 40% y los alimentos un 10%. El BCE esperó hasta julio para acrecentar los tipos y el 8 de septiembre tuvo que subirlos en 75 puntos. Detrás de las relativamente bajas tasas de desempleo del 6% en la UE y 6,6% en la eurozona de julio se encuentran preocupantes porcentajes de paro juvenil (25%) y en Suecia (7,4%), Francia (7,4%), Italia (7,9%), Grecia (11,4%) y España (12,6%). La Comisión Europea preveía aumentos del PIB en 2022 del 2,7% para la UE y 2,6% para la eurozona.

Después del consumo y turismo estival, Europa se enfrenta a la interrupción casi total de gas natural ruso. Un reciente estudio del FMI calculó que en dicho escenario se reduciría el crecimiento del PIB de la UE en 1,8 puntos el próximo año. La pérdida de PIB ascendería a más de cuatro puntos en Hungría y la República Checa, 3,7 puntos en Italia y dos puntos en Alemania. La coalición occidental mediante sus sanciones no ha podido evitar que China, India, Brasil, México, Turquía e Indonesia mantengan sus intercambios comerciales con Rusia. Fracasará la pretensión de limitar el precio mundial de petróleo y gas natural. La única respuesta europea a corto plazo es la reapertura de sus centrales nucleares y el empleo de su carbón.

Alexandre Muns Profesor de la EAE Business School

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