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Estados Unidos tras la reinvención de la globalización al estilo ‘America First’

OPINIÓN

La globalización ha muerto? ¿Volvemos al proteccionismo? Muchos expertos hablan de ello, más aún tras escuchar a Joe Biden en su discurso sobre el Estado de la Unión, donde insistió en Buy American, Rebuild America…, ideas parecidas al Make America Great Again de Donald Trump. Biden dijo que “ganar a China es algo que debería unirnos a todos”, refiriéndose a demócratas y republicanos. De hecho, las leyes que protegen a las empresas estadounidenses de firmas competidoras extranjeras (chinas, que se suponen enemigas y europeas, que se suponen aliadas), afectan a todos, comenzaron con Trump y continúan ahora con Biden: America First. Este es el apellido de la nueva globalización.

Seguirá siendo así: todos los presidentes de EEUU creyeron en la excepcionalidad del país. Y en poner los intereses de América siempre primero. Biden fue contundente ante trabajadores en Virginia, a finales de enero: América debe liderar producción y cadena de suministro. Eso significa devolver empleos a EEUU, que están subcontratados en países asiáticos, especialmente, en China, y que “la cadena de suministro no termine en América, sino que empiece en América”. Biden no solo habla (al igual que Trump, Obama, Bush y Clinton), sino que sus leyes favorecen la fabricación en EEUU versus China y Europa.

Europa ha puesto el grito en el cielo. Pero Europa no tiene empresas que puedan competir en cierto pie de igualdad con las norteamericanas, en ningún sector empresarial. Y ninguna ley europea parará a la gran empresa estadounidense (por muchas multas impuestas a Google y Amazon y la obstrucción a Microsoft para comprar Activision), si esta no quiere ser parada y si, además, es protegida por leyes estadounidenses como la de “reducción de la inflación” y la de los chips, que potencia la fabricación de semiconductores en EEUU. Es la guerra de los chips que expertos en geopolítica, como Adam Tooze (Columbia University); Niall Ferguson (Stanford University) e Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group, discutieron en Davos, donde el World Economic Forum tituló significativamente su encuentro: “Cooperación en un mundo fragmentado”.

Fragmentación es división y supone naciones y bloques de países que compiten entre sí, pero Davos los llamó a ponerse de acuerdo. Los expertos antes citados coincidieron en que no hay una vuelta al proteccionismo, sino que EEUU está reinventando la globalización. Larry Summers (exsecretario del Tesoro con Bill Clinton, exasesor económico de Obama y presidente de Harvard University) va más lejos y habla “del fin de una era económica”: globalización 2.0.

Hay realidades tangibles que chocan con los discursos teóricos sobre el fin de la globalización y la vuelta al proteccionismo. El orden mundial actual lo inventó EEUU tras la Segunda Guerra Mundial y el país sigue dominando Occidente. Cuando la URSS se derrumbó, EEUU y sus empresas se dieron cuenta de que era más barato fabricar en los países del este de Europa a cambio de darles entrada en las instituciones mundiales y europeas impulsadas por EEUU. Lo mismo ocurrió con Asia. En cambio, si ahora le conviene a EEUU fabricar en suelo patrio, lo hará. ¿Giro copernicano? EEUU lidera: si la FED sube los tipos, los otros bancos centrales le imitan. Y, citando a Biden, la economía estadounidense creció un 2,9% en el último trimestre de 2022 y, en enero, se crearon 500.000 empleos (40% de ellos en el sector TIC). “Estamos ganando a China”, afirma Biden.

Las empresas tecnológicas estadounidenses siguen siendo las más grandes y valoradas: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, etc. Aunque hayan despedido a miles de trabajadores recientemente para “convertir 2023 en el año de la eficiencia”, como señaló Mark Zuckerberg al hablar de Meta y “hacer más, con menos”, como explicó Satya Nadella respecto a Microsoft. Disney anunció que ahorrará $us 5.500 millones y despedirá a 7.000 personas. ¿Se hunden BigTech y Disney? No. Buscan más eficiencia para remunerar más al accionista.

Proliferan inversores activistas que, en Disney o Salesforce, exigen más rentabilidad y dividendo. Ante la imposibilidad de vender más, queda la reducción de costes laborales. Los trabajadores que quedan, tendrán que “hacer más, con menos”. Bob Iger, en Disney, y Marc Benioff, en Salesforce, no van a finiquitar la globalización. Disney no cerrará parques en ningún lugar del mundo, sino que extenderá Disney+ por más países, como Netflix; y Salesforce no cerrará filiales, sino se aplicará la misma receta que recomienda a sus clientes: más eficiencia gracias al uso de las TIC.

En el contexto de la competencia entre China y EEUU, las leyes impulsadas por Trump y Biden protegen a la empresa estadounidense y penalizan al competidor chino. De ahí las limitaciones impuestas a TikTok en EEUU y las prohibiciones a Huawei, en redes (5G) y semiconductores. Para EEUU es cuestión de seguridad nacional –posibles hackeos chinos– y mira con recelo a la competencia china: Alibaba, Xiaomi, Tencent, etc. EEUU siempre defenderá a Intel, AMD, Nvidia, Qualcomm y Apple frente a competidores chinos, asiáticos y europeos, incluso Samsung y TSCM, coreana y taiwanés, respectivamente y aliados estadounidenses.

Si Apple llevara a EEUU el 10% de su producción en China, ¿significaría esto el fin de la globalización?, se preguntó el economistahistoriador Niall Ferguson en Davos. No, se respondió a sí mismo, porque el 90% restante seguiría en China. Es decir, no es el fin de la globalización, sino su realineamiento conforme interesa a EEUU. Las declaraciones y leyes de Biden (como las de Trump y Obama, Bush y Clinton) no tienen por objetivo acabar con la globalización y volver al proteccionismo. Es un rediseño de la globalización para, como repite Biden, “competir con y ganar a China y Rusia”.

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Jorge Díaz Cardiel Socio director de advice strategic consultants y autor de ‘el new deal de biden’