El último año ha sido extraordinario para el renminbi. Por un lado, ha decepcionado claramente a los inversores, que esperaban que la moneda se apreciara a medida que la economía china abandonaba las políticas de cero-COVID a finales de 2022.

En cambio, tras un breve respiro, se depreció alrededor del 8,5% frente a la moneda estadounidense desde los mínimos de enero hasta que encontró un suelo de alrededor de 7,30 renminbi por dólar. La tendencia reflejó la obstinada debilidad de la economía china y las grandes salidas de capital. Más recientemente, el renminbi se ha apreciado, en línea con otras monedas, gracias al cambio de tono de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

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Sin embargo, ese mismo renminbi débil ha logrado algo bastante impresionante en 2023: un rápido aumento de su uso transfronterizo. Desde que China comenzó a impulsar la internacionalización de su moneda en 2004, su participación en los pagos globales permaneció en gran medida estancada hasta que este año su participación ha pasado del 1,9% en enero de 2023 a más del 4% en noviembre.

Aunque el papel del RMB sigue siendo bajo en comparación con el dólar (47,25%) y el euro (23,36%), la velocidad del aumento en 2023 no pasa desapercibida. El Banco Popular de China ha reportado que casi el 30% del comercio de bienes y servicios dentro y fuera del país se liquidó en RMB, lo que es realmente sorprendente.

Al analizar los principales factores impulsores de este cambio, destacan varios aspectos. En primer lugar, China parece cada vez más dispuesta a liquidar su comercio de bienes en renminbi. Las razones que subyacen parecen ir más allá de la reducción de los costes de cobertura, que siempre han existido. También, por supuesto, está impulsada por preocupaciones geopolíticas. Reducir la dependencia del dólar estadounidense u otras monedas del G7 se ha vuelto más importante para China, dado el aumento de las sanciones occidentales a Rusia después de que invadiera Ucrania en 2022 y las tensiones con Estados Unidos por Taiwán. Estas sanciones también parecen haber sido un catalizador para que otros países acepten el renminbi para los acuerdos comerciales. El hecho de que China haya creado su propio sistema de pago internacional (CIPS, según siglas en inglés) y tenerlo listo para ser utilizado cuando las sanciones occidentales golpearon a Rusia sin duda ha ayudado. Algunos pagos internacionales de renminbi liquidados a través de CIPS, no utilizan el sistema de mensajería interbancaria Swift, lo que hace que sea muy difícil rastrearlos. Esto también significa que podríamos estar subestimando la proporción de renminbi en las transacciones transfronterizas globales.

Más allá del establecimiento de CIPS, las autoridades chinas han introducido otros instrumentos importantes para apoyar la internacionalización del renminbi, como los swaps bilaterales de divisas entre el PBoC y más de 30 bancos centrales. Estas líneas de swap solían permanecer inactivas en los bancos centrales receptores, pero ahora están empezando a hacer uso de ellas dadas las crecientes necesidades financieras de algunos países emergentes. Un ejemplo notable es el de Argentina, que ya ha retirado el equivalente a $us 1.000 millones en renminbi de su línea de swap para cubrir los reembolsos al FMI. Las autoridades chinas también han intensificado los esfuerzos para aumentar la liquidez del renminbi en el extranjero mediante la creación de centros de compensación para la moneda.

Si bien todos estos acuerdos institucionales pueden ciertamente aumentar la liquidez del renminbi offshore, esto seguirá siendo limitado dado que la moneda no es convertible. En otras palabras, a las empresas les resultará difícil utilizar el renminbi con los que China paga por sus exportaciones para cualquier otra cosa que no sea la compra de bienes con la moneda china o el pago de deuda con ella. Al aceptar pagos —o financiación— en renminbi, los países están aumentando efectivamente su dependencia de China.

Ante este último punto, los bancos chinos también están utilizando el renminbi para sus préstamos en el extranjero. Esto ha aumentado al 28% del total de préstamos transfronterizos de China en octubre de 2023, desde el 17% a finales de 2021. Los costes de financiamiento mucho más altos en el dólar que en el renminbi están haciendo que sea más fácil para los países anfitriones aceptar financiamiento en la moneda china. Las grandes salidas de capital de China también se suman a la reticencia del país a prestar dinero.

Sin embargo, al mismo tiempo, el renminbi no está incrementando su uso como moneda de inversión. La proporción de la inversión extranjera en los mercados financieros de China se ha reducido durante los últimos 18 meses. Tampoco los bancos centrales han aumentado sus tenencias de renminbi dentro de sus reservas internacionales.

Esta dicotomía cada vez mayor entre el creciente uso del renminbi para el comercio y la financiación pero no para la inversión extranjera se explica por las características especiales de China. Por un lado, el dominio económico de China se traduce en apalancamiento para imponer el uso moneda. Al mismo tiempo, la falta de convertibilidad de la moneda china hace muy difícil que los inversores extranjeros estén interesados en comprar activos de renminbi.

(*) Alicia García Herrero es economista jefe para Asia-Pacífico en Natixis CIB