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Las renovables suman el 95% de los nuevos proyectos energéticos en América Latina

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Andrés Rebolledo, secretario ejecutivo de la Olade

La situación energética mundial actualmente está caracterizada por una elevada incertidumbre, como resultados de las guerras en Europa del Este y Oriente Medio, además de las tensiones geopolíticas en medio de la conformación de nuevos bloques de países. En medio de todo esto se viene dando la transición hacia fuentes limpias y la descarbonización en el orbe. América Latina no es la excepción y enfrenta este proceso a partir de las diferencias y particularidades de los países presentes en la región. Conversamos con Andrés Rebolledo, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), sobre los desafíos actuales del sector energético.

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América Latina

—¿Cuál es el panorama energético a nivel mundial hoy en día?

—Lo que caracteriza la situación hoy día es la incertidumbre, esto ha afectado de manera muy importante a América Latina y el Caribe. Tuvo que ver básicamente con el precio de los energéticos principales en los últimos años, pero también es un momento con la pandemia y las complicaciones de suministros que se dio en esos tiempos. Esto ha llevado a América Latina a reponer un debate que hace años no existía, sino que se señalaba que estábamos y estamos todavía en un proceso de transformación hacia nuevas energías. Sin embargo, el tema de seguridad energética vuelve a ponerse como un asunto principal en la conversación. En ese sentido, yo diría que también se repone la urgencia de la integración energética en América Latina como un aspecto que de alguna manera es una respuesta a esta incertidumbre que se vive en el mundo y también en la región. El tema de los precios energéticos, que en algunos casos los países deficitarios requieren importar, también ha logrado acelerar la propia transformación del sector, incorporando energías renovables, entendiendo que es una alternativa frente a otros energéticos más caros. En el caso particular del mercado eléctrico, justamente en esta temporada los precios altos tienden a acelerar las inversiones de energías renovables.

—¿Cómo usted ve el panorama de América Latina y específicamente de Sudamérica?

—Bueno, yo creo que hay hoy día una decidida fuerza y decisiones en los países de transformación del sector energético. Nosotros, en Olade, planteamos que lo que existe en América Latina y el Caribe son transiciones energéticas en plural, porque tienen un carácter diferente, nuevamente muy determinado por la dotación de recursos de un país y otro. Hay países que son ricos en recursos energéticos de fuentes limpias y otros más bien en hidrocarburos; éstos también están haciendo sus cambios tomando en cuenta su propia realidad y economía. Pero lo fundamental es que América Latina y Sudamérica están en un proceso de transformación hacia un modelo de desarrollo energético más sustentable, incorporando energía limpia. En algunos casos incluso desarrollando nuevas fronteras tecnológicas, como es el caso con el hidrógeno, combustible sintético, biocombustibles; Brasil, por ejemplo, es una potencia en eso. El programa general es que vivimos un escenario de transiciones hacia un modelo con el de incorporación de energía limpia y descarbonización de las economías, particularmente en el mercado eléctrico.

—¿Cómo está el desempeño de la solar, eólica e hidráulica en la región?

—Lo primero es llamar la atención sobre el hecho de que, no solo por la energía renovable no convencional, eólica o solar, sino que en general por toda la energía renovable, América Latina y el Caribe es la región más verde del mundo. Un 65% de la electricidad se produce con fuentes limpias. Claro, la mayor parte de esta generación es basada en hidroelectricidad y por lo tanto hay una necesidad de diversificarse de manera importante, de incorporar otras fuentes. Actualmente la eólica y solar, en el último año, han crecido de manera muy relevante. En 2023 la eólica se incrementó casi 40%. Lo interesante es que casi el 95% de todos los nuevos proyectos de inversión que se desarrollan en la región son fundamentalmente con base en estas tecnologías. Por lo tanto, estas dos fuentes van a seguir creciendo en los siguientes años. En América Latina y el Caribe, desde 2015 –cito esa fecha para tomar como una referencia los acuerdos de la COP de París–, la energía eólica y solar se han multiplicado por cuatro. Han pasado de una participación del 5% al 20%. En América del Sur, en particular, eso ha crecido incluso un poco más. Este crecimiento de las renovables abre a otros debates también, como por ejemplo la necesidad de almacenamiento, etcétera. Pero bueno, son otras agendas que surgen en el proceso de transformación.

—¿Cuál es su perspectiva sobre la situación del mercado del litio?

—En América Latina efectivamente tenemos un gran potencial en litio, pero también en cobre y otros recursos. En Olade acabamos de lanzar un estudio sobre los minerales críticos para la transición energética. Es muy interesante porque nos da algunas pistas sobre cómo se puede visualizar en el futuro. Claro, se ha tenido volatilidad en los precios. Eso afecta a las decisiones de inversión, por cierto. Pero quizá uno debiera mirar esto en perspectiva más bien de mediano y largo plazo. De hecho, nuestro estudio indica que, en un plazo de 20 años, entendiendo que la movilidad eléctrica va a seguir creciendo en el mundo y las baterías, el almacenamiento, el mercado eléctrico también, van a ser cada vez más importantes en los sistemas eléctricos nacionales. Todo eso requiere el litio y se puede establecer que, en el tiempo, eso va a seguir creciendo. Nuestro estudio indica que, en el plazo de 20 años, la producción del litio se debiera multiplicar por 10 para poder satisfacer la nueva demanda. En ese sentido, lo interesante es mirar esto en una perspectiva de mediano y largo plazo. También es relevante y cada día más urgente las decisiones que se tomarán respecto a cómo se produce este litio, cuáles son los procesos productivos, cuáles son los impactos ambientales que esto tiene, el impacto en las comunidades que viven en esos territorios. Todos esos son elementos que nuestros países tienen que tomar en cuenta y entiendo que así lo están haciendo, pero, claramente me parece que la coyuntura es compleja y se requiere una mirada estratégica para que este sector crezca en nuestra región y particularmente en los tres países que conforman el triángulo del litio.

—¿Cómo está avanzando el tránsito a la electromovilidad en la región? 

—Como región hemos ido avanzando y dando pasos en las últimas décadas con los vehículos eléctricos, también incorporando en esto no solo a los de uso personal, sino a los buses eléctricos, que es donde se ha avanzado mucho en algunos países. La última década se ha ido multiplicando por dos, cada dos años, la cantidad de los vehículos eléctricos. Ahora bien, todavía somos una región marginal en el mundo en términos de incorporación de vehículos eléctricos, los protagonistas siguen siendo China, Europa, Estados Unidos. Sin embargo, los países en América Latina están desarrollando estrategias para incorporar electromovilidad, con programas y otros instrumentos. En algunos casos, con apoyo financiero. Por lo tanto, están comprometidos con tratar de avanzar. Si se toma toda la economía, toda la matriz energética, todavía un 70% de la energía es fósil y eso es básicamente el transporte. Para descarbonizar a América Latina es fundamental incorporar movilidad sostenible, movilidad eléctrica. Es verdad que hay países que tienen algo más avanzado, Chile es uno de esos, Colombia también, además de Costa Rica. Brasil es fundamental para producir vehículos eléctricos con empresas chinas. Es el caso de México, también. En Bolivia ustedes tienen estos microvehículos que los están vendiendo no solo en Bolivia, sino que están exportando. Algunos esfuerzos hay, pero no hay un encadenamiento regional. Son esfuerzos nacionales, no todos los países en América Latina tienen el tejido industrial y automotriz, que es una de las bases para construir estos vehículos. Diría que América Latina está dando sus primeros pasos, está avanzando y está comprometida en incorporar cada vez más movilidad sostenible. Un aspecto específico que marca la diferencia en esto son los buses eléctricos, porque eso tiene otra dimensión en las ciudades.

—¿Cómo considera usted los avances en eficiencia energética en la región?

—Pese a todos los avances antes mencionados, donde todavía tenemos una brecha, y donde más bien incluso lo que ha sucedido en los últimos dos años es un retroceso, es justamente en la eficiencia energética. En nuestro panorama energético estadístico que hacemos anualmente, hemos encontrado que el indicador de intensidad energética de América Latina – es decir, cuánta energía necesitamos para producir la misma unidad de productos, eso es por definición el indicador– ha aumentado. Esto quiere decir que la eficiencia energética es un asunto importante, pendiente, que más bien debiéramos darle prioridad porque ha venido a la baja en los últimos años. Nosotros, como Olade, queremos impulsar varias cosas. Una es tener instalada una mesa colectiva regional de eficiencia energética, como la tenemos en energías renovables. También, propiciar marcos regulatorios y leyes que den instrumentos concretos y que generen incentivos para la eficiencia energética en el sector industrial, residencial, pero también en el consumo de los sectores públicos. Además, están todos los otros elementos que son centrales, como el etiquetado de artefactos, viviendas e incluso automóviles, que es absolutamente necesario porque es un mecanismo de transparencia para saber cuánto se consume de energía. La certificación de todo aquello es relevante para la eficiencia energética. Lo claro es que allí todavía, como región, tenemos que avanzar.

—¿Qué actividades tiene planificadas Olade en este año?

—El tema de la eficiencia energética es una prioridad, vamos a impulsarlo en la región. En nuestro ámbito de capacitación, tenemos varias iniciativas en marcha. Hemos lanzado estos días nuestro programa anual, donde existen cursos en distintos temas. Vamos a lanzar este año un magíster en transición energética, en este contexto de capacitación que también es muy relevante. Este año también lanzaremos un observatorio de metano para los distintos países, fundamentalmente los que tienen producción de hidrocarburos, como un asunto central en la descarbonización de ese sector en particular. Seguiremos impulsando la certificación regional de hidrógeno verde como un tema muy importante hacia la integración en América Latina. Tenemos una agenda muy llena de actividades durante este año.

Perfil

Nombre: Andrés Rebolledo

Cargo: Secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade)

Desde inicios de 2023 ocupa el cargo de Secretario Ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía para el período 2023-2025, cargo electo en la LII Reunión de Ministros de Energía de América Latina y el Caribe, realizada en diciembre de 2022, y en cumplimiento de lo establecido en el Convenio de Lima. Con una destacada trayectoria profesional de más de 30 años, Andrés Rebolledo Smitmans ejerció diversos cargos técnicos de liderazgo y responsabilidad política en ámbitos del sector energético, de las relaciones económicas internacionales y organismos multilaterales. Economista de la Universidad de Chile, Andrés Rebolledo Smitmans se desempeñó como Ministro de Energía de Chile en el período 2016-2018 y como Presidente de la Empresa Nacional de Petróleo de Chile. También ejerció el cargo de Viceministro de Relaciones Económicas Internacionales de Chile, Embajador en Uruguay, Representante ante la ALADI y consultor en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros organismos.