Tres roles clave para el éxito de los equipos ejecutivos
Un estudio destaca tres roles esenciales para el éxito: dirección competitiva, cultura organizacional saludable y gobernanza disciplinada.
El éxito de una empresa no solo depende de una buena estrategia o de la ejecución eficiente de sus operaciones, un factor fundamental es el desempeño de los equipos ejecutivos. Este factor, según un estudio reciente realizado a 1.250 equipos ejecutivos, muestra una clara correlación entre su buen desempeño y los resultados financieros de la organización, incluyendo ingresos, rentabilidad y retorno para los accionistas. Sin embargo, el mismo estudio revela que solo el 20% de los equipos ejecutivos alcanza un alto nivel de rendimiento, lo que indica que muchos líderes aún no han descifrado el código para una gestión exitosa.
Un reciente artículo de Ron Carucci, Mindy Millward y Eric Hansen, expertos en transformación empresarial y liderazgo, desglosa tres roles fundamentales que los equipos ejecutivos deben cumplir para tener un impacto duradero en el rendimiento de la empresa: establecer una dirección competitiva, forjar una cultura saludable y establecer una gobernanza disciplinada. Estos roles no son aislados, sino interdependientes, y su integración efectiva es la clave para el éxito organizacional.
Dirección competitiva
El primer rol crítico que desempeñan los equipos ejecutivos es establecer una dirección clara para la empresa y asegurar los recursos necesarios para llevar a cabo esa visión. La dirección estratégica que define el equipo debe ser realista y estar enfocada, priorizando aquellas iniciativas que realmente generarán un valor diferencial a largo plazo, en lugar de perseguir oportunidades tentadoras pero distractoras.
Los autores destacan que «se necesita disciplina para decir no, incluso a las buenas oportunidades» y proteger así los recursos limitados, ya sean financieros o humanos. Un ejemplo citado ilustra cómo un equipo ejecutivo estaba bajo presión para llevar a cabo una adquisición importante que, en el papel, parecía prometedora. Sin embargo, el CEO cuestionó la capacidad de la empresa para integrar nuevos productos sin desestabilizar su negocio principal, concluyendo que «no podemos seguir persiguiendo objetos brillantes para satisfacer nuestro apetito a corto plazo». Esta visión a largo plazo permitió a la empresa evitar una distracción costosa y centrarse en sus prioridades fundamentales.
No obstante, muchos equipos ejecutivos fallan en este aspecto. A menudo, la dinámica interna se convierte en un juego de cabildeo, donde los líderes actúan como «embajadores» de sus propias áreas en lugar de adoptar una agenda compartida. Este comportamiento genera planes estratégicos inflados y contradictorios, que dificultan la ejecución coherente de una visión unificada.
Cultura y valores
El segundo rol esencial de los equipos ejecutivos es modelar una cultura saludable dentro de la organización. Los autores subrayan que «los equipos ejecutivos no solo son administradores de la cultura de la empresa; son su encarnación». Las acciones de los líderes, más que sus palabras, tienen el poder de reforzar o debilitar las normas culturales dentro de la organización.
En muchas empresas, los líderes fallan al modelar los valores que predican. Según un estudio de Gallup, solo el 27% de los empleados creen en los valores de su empresa, y un escaso 23% siente que puede aplicarlos en su trabajo diario. Esta desconexión entre el liderazgo y la cultura organizacional puede tener efectos devastadores en el compromiso y la moral de los empleados.
Para contrarrestar este desafío, los equipos ejecutivos que moldean una cultura saludable adoptan prácticas de retroalimentación constante y abierta. Un ejemplo destacado es el de un equipo ejecutivo que, comprometido con la innovación, estructuró sus reuniones para fomentar debates sobre «hechos en pugna», es decir, puntos de vista contrarios. El equipo creía que el conflicto, bien gestionado, es la base de la innovación y trabajó activamente para fomentar una cultura de seguridad psicológica en la que los desacuerdos constructivos fueran bienvenidos.
Además, cuando los cambios en el equipo ejecutivo crean disfuncionalidades internas, es vital que los líderes sean vulnerables y estén dispuestos a trabajar en su capacidad para confiar en los demás. En un caso mencionado, un equipo que había experimentado una alta rotación entre sus miembros más antiguos logró superar sus barreras internas para generar confianza y sentar las bases para una transformación organizacional exitosa.
Gobernanza disciplinada
El tercer rol clave que debe cumplir un equipo ejecutivo de alto rendimiento es establecer una gobernanza disciplinada que permita alinear a la organización y coordinar sus esfuerzos. La gobernanza, según los autores, consiste en «reunir regularmente a los roles correctos, alineados con prioridades claras, y equiparlos con los datos y la autoridad adecuados para tomar decisiones informadas».
Sin embargo, este es un área en la que muchos equipos ejecutivos tropiezan. Una de las fallas más comunes es la membresía inflada en los equipos de liderazgo, lo que diluye la confianza y complica la toma de decisiones. Los autores destacan que un equipo ejecutivo de 15 personas, por ejemplo, debe gestionar más de 100 relaciones internas, lo que puede obstaculizar la capacidad del equipo para tomar decisiones ágiles y efectivas.
Un caso que ilustra esta problemática es el de una empresa global de productos de consumo que, tras una evaluación interna, descubrió que sus líderes principales dedicaban más de 57.000 horas al año a reuniones inútiles, lo que equivalía a «seis años y medio». Al identificar este problema, el equipo ejecutivo tomó medidas drásticas para eliminar reuniones innecesarias y reasignar tiempo a las prioridades más importantes, lo que mejoró significativamente la productividad y el enfoque.
Cohesión y confianza
Uno de los puntos más destacados del artículo es la interrelación entre estos tres roles. Cuando los equipos ejecutivos logran integrar la dirección competitiva, la cultura saludable y la gobernanza disciplinada, las organizaciones experimentan una mayor cohesión, claridad y capacidad de ejecución.
La cohesión se produce cuando los miembros del equipo sienten una profunda conexión entre ellos y perciben que están avanzando juntos hacia un objetivo común. La claridad organizacional surge cuando todos comprenden claramente sus roles y cómo se alinean con las prioridades más amplias de la organización. Finalmente, la capacidad de ejecución se manifiesta cuando los miembros del equipo trabajan como aliados, no como rivales, para lograr los resultados deseados.
Estos tres factores se combinan para generar un entorno de confianza dentro de la organización. Como señalan los autores, «la confianza es el pegamento que mantiene a la organización avanzando», ya que permite a los equipos trabajar en conjunto con un sentido claro de propósito y dirección.
El camino posible El éxito de un equipo ejecutivo no depende solo de su capacidad para tomar decisiones estratégicas, sino también de su habilidad para moldear una cultura organizacional positiva y establecer una gobernanza eficaz. Estos tres roles clave—establecer una dirección competitiva, forjar una cultura saludable y mantener una gobernanza disciplinada—son la clave para crear una organización cohesiva, alineada y capaz de ejecutar con éxito sus objetivos. Para los líderes empresariales que buscan mejorar el rendimiento de sus equipos ejecutivos, este es el modelo a seguir.
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