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Oír • Escucho poca música, pero siempre lo mismo —a un volumen bajísimo—: Serrat, Aute, Sabina, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Víctor Jara. Creo que la música sirve como fondo a una buena charla, a los besos previos, a los espacios de soledad. Música clásica cuando escribo, aunque cada vez lo hago menos. Casi no voy a conciertos ni a escuchar música en vivo, pero procuro no faltar a la Sinfónica. Me encantan las guitarreadas pero ya nadie me invita (y eso que me sé todas las canciones, o tal vez sea por eso).

Comer • Aunque puedo pasarla sin comer, me encanta la comida típica. Soy un fanático del cordero (en todas sus variedades), del charquekán, del chicharrón, de la salteña. Viajo para probar sabores nuevos. Lo que me gusta realmente es la hora del té, por mi trabajo casi no lo logro pero sentarme “como vieja”, con masitas y siempre dos tazas, creo que es lo más cercano al paraíso. (Muchas veces hago tortas y hacer pan es algo que nos acerca a los dioses).

Beber • De (y por) principio me extraña que aquí se omita el beber, algo tan relacionado con oír, comer, viajar…; de motu propio, lo incorporo. El whisky es mi antibiótico de amplio espectro; a falta de él, un buen singani, algo de vino tal vez. (Con Daniela venimos recorriendo locales en el país buscando el pisco sour perfecto).

Ver • No voy al cine pero todas las semanas lo planifico: escojo días, películas, salas y horarios y nunca los cumplo. En la tele me macurco los dedos haciendo zapping y siempre prefiero ver una película mil veces vista a una nueva. Pero no dejo pasar una carrera de Fórmula Uno.

Arte • Me gusta la pintura. Envidio el don de los pintores porque no puedo hacer una raya recta ni con regla. Voy al teatro me-nos de lo que quisiera y por lo gene- ral me atormento pensando en lo que dejé pasar.

Tiempo libre • Intento estar en familia, con mi pareja; aunque no imagino un trabajo con horarios de entrada y de salida, me apasiono con lo que hago aunque eso incluya el fin de semana; creo que Daniela y mis hijas lo aceptaron y lo comparten. Amo el lago, navego en él desde mis 14 años, no puedo imaginar un lugar mejor.

PD • No tengo Facebook ni cuenta en Twitter, pero no es algo de lo que me sienta particularmente orgulloso.