Icono del sitio La Razón

Escapes

La gran guerra y los reporteros

Un niño con la chompa de rayas y pantalón corto camina con aire despreocupado por una vía de tierra. A un metro de él, una hilera de cadáveres, semidesnudos y esqueléticos. Esa imagen del chico y los muertos del campo de exterminio nazi de Bergen-Belsen, en 1945, es una de las cien que forman el libro La Segunda Guerra Mundial. Imágenes para la historia —editado por Lunwerg y con prólogo del escritor Jorge M. Reverte—, un testimonio gráfico del inmenso legado de los reporteros que arriesgaron sus vidas en aquel conflicto. El fotógrafo Paco Elvira (Barcelona, 1948) ha sido el encargado, “tras revisar 85 mil imágenes”, de escoger unas 100 para esta obra. “Las hay muy duras, por eso he seleccionado otras que, para compensar, permitan sonreír”. En esa compilación están las icónicas, las célebres, como las de Robert Capa del Desembarco de Normandía: “La cámara temblaba en mis manos. Era un miedo desconocido hasta entonces, que me hacía temblar desde los dedos de los pies a la cabeza”, dejó escrito el genial reportero en su autobiografía Ligeramente desenfocado. Hay instantáneas poco conocidas de figuras como Cartier-Bresson, pero también muchas de anónimos, especialmente en el lado alemán. El papel de aquellos hombres y mujeres que se jugaron el cuello por lograr una imagen era peliagudo. “No eran objetivo, pero corrían casi los mismos riesgos que los soldados”, señala Elvira. En esa contienda mundial “la fotografía de guerra se hizo mayor de edad”, y de aquella tropa que retrató esa guerra “los que mejor entendieron el valor del periodismo caliente en las trincheras fueron los americanos”, destaca Reverte. El País, Madrid

Copérnico y el derrame cerebral

Filósofo de origen polaco, Nicolás Copérnico nació el 19 de febrero de 1473 en cuna privilegiada. Perdió a sus padres a los diez años y quedó al cuidado de un tío. Estudió Matemáticas en la Universidad de Cracovia y en Italia Medicina, griego, Derecho y Filosofía. En Ferrara se graduó doctor en Derecho Canónigo. De vuelta en su patria, desempeñó cargos en el gobierno, además de realizar estudios en Astronomía. Se hizo célebre por su obra en la que describe que el Sol es el centro del universo y no la Tierra. Falleció el 24 de mayo de 1543 en Frombork, provincia de su país natal, luego del suplicio de una larga enfermedad. Tenía 70 años cuando le sobrevino un derrame cerebral que le causó parálisis del lado derecho del cuerpo, con pérdida paulatina de memoria. Este mal se presenta con un repentino déficit neurológico encefálico, es decir, dolor de cabeza intenso de inicio brusco, vómito y pérdida de conciencia precedida por visión doble, mareos y falta de control de esfínteres. El origen es generalmente vascular, por rotura de una arteria en el cerebro y sangrado en la cavidad craneal, o falta de riego de sangre en un sector de la masa encefálica. Se precisa una tomografía de cráneo para identificar la causa; el restablecimiento depende mucho de otros factores, como la edad y hábitos de vida, antecedentes de hipertensión arterial o de enfermedad cardiaca. Dr. Anibal Romero Sandoval, Emergencias Hosp. Arco Iris

¿Qué libro comienza así?

… hijo de un labrador, nació en Rod, cerca de Weimar, y tuvo en Wittenberg una gran parentela. Fueron sus padres cristianos temerosos de Dios,
y su tío, un burgués acaudalado residente en Wittenberg, lo educó y crió como a un hijo suyo.

 
¿De qué film es el diálogo?

— Tienen estudiantes bajo arresto.

— Son gente joven, necesitan divertirse.

— ¿Cuál es la política de su gobierno?

— No tenemos nada contra los estudiantes, al contrario. Pero qué harían si una mosca volara en su cuarto. Cogerían un matamoscas y  
¡paff, paff!

— Adiós moscas.

 

Soluciones: Las respuestas del 17/2/13, en la página del Escapegrama

Envíe sus respuestas a escape@la-razon.com