Thursday 25 Apr 2024 | Actualizado a 16:42 PM

10 formas de hacerse el sueco

Guía para visitar desde la encantadora Estocolmo hasta una reserva vikinga  y conocer la cultura, la gastronomía y el buen gusto del país escandinavo.

Por El País

/ 28 de julio de 2013 / 06:30

Más allá de Ikea, la multinacional mobiliaria, existe un estilo sueco: el de su paisaje y sus ciudades; el de su gastronomía y su peculiar cultura. Éste es un viaje al norte entre vikingos y lapones, senderos y pistas de esquí, museos a tutiplén y miles de islas y lagos, diseñadores que triunfan en todo el mundo y jóvenes chefs que reinventan la tradición sueca.

1 Islas, museos y diseño en Estocolmo

Lo primero, imprescindible, inevitable (e inolvidable) es visitar la capital del país, sobre todo las sinuosas calles adoquinadas de Gamla Stan, el centro histórico. Estocolmo es una ciudad que se apoda a sí misma belleza sobre el agua, pero no es presunción, sino la pura realidad. Su aspecto no defrauda: sus abundantes y relucientes canales reflejan la oblicua luz del norte en edificios con tonos tierra.

Además, es una ciudad llena de museos, magníficos restaurantes y miles de tiendas. Estocolmo es pasarela, sala de exposición y cocina de investigación a la vez.

Para los viajeros de paso tiene otras muchas ventajas, como un eficaz transporte público, habitantes que hablan varios idiomas y hoteles de diseño. Es una ciudad accesible y fácil de explorar a pesar de su peculiar distribución en 14 islas conectadas por 57 puentes que, a priori, puede resultar complicada.

Puestos a seleccionar experiencias imprescindibles, recomendamos: estudiar un naufragio (y de paso la historia sueca) en el Vasamuseet, pasear por el evocador Gamla Stan y el Palacio Real, visitar la Suecia en miniatura en el museo al aire libre de Skansen, ir de bares de estilo bohemio en Södermalm, comprar en las boutiques más chic de Biblioteksgatan o navegar en ferry por el archipiélago de Estocolmo.

2 Los senderos del Norte

Los paisajes naturales del norte son uno de los mayores atractivos del país, y aunque la temporada es relativamente corta, merece la pena ir a las tierras vírgenes septentrionales aunque sólo sea por la experiencia de transitar sus preciosos senderos. En su mayoría, los senderos suecos están bien cuidados y con refugios oportunamente instalados a lo largo de ellos. Hay miles de kilómetros de rutas señalizadas por todo el país, el sueño de todo excursionista.

Algunos lugares concretos en los que aventurarse son los senderos de Kungsleden y Padjelantaleden, el Parque Nacional Sarek y el Parque Nacional Tyresta, al sureste de Estocolmo. O una propuesta especial: el Sendero Ártico, un proyecto común de Suecia, Noruega y Finlandia, situado por encima del Círculo Polar Ártico. El recorrido, de 800 kilómetros en total, empieza cerca de Kautokeino (Noruega) y termina en Abisko, ya en Suecia.

3 Auroras boreales y fenómenos árticos

Las manifestaciones que han dado fama al norte de Suecia —una natural y otro artificial— se encuentran más allá del Círculo Polar Ártico. Ningún fenómeno natural puede compararse a las auroras boreales, las luces que cambian de color y bailan en el cielo nocturno del invierno ártico (de octubre a marzo). El Hotel de Hielo, un humilde iglú transformado en palacio, se inspira en la naturaleza cambiante de las luces del norte y se recrea de forma diferente cada invierno. Está al este de Kiruna y ha pasado a ser una rareza internacional que todo el mundo visita.

La capital del ártico sueco, Kiruna, es también famosa por la célebre saga de novela negra sueca de Åsa Larsson, aunque en realidad debe su existencia al depósito de mineral de hierro más grande del mundo. En verano acude mucha gente a contemplar el Sol de Medianoche, uno de los grandes espectáculos naturales del mundo. Aquí se observa desde finales de mayo a mediados de julio.

4 En ‘ferry’ a la Edad Media

La ciudad portuaria hanseática de Visby justifica por sí misma el viaje en barco a la isla de Gotland, en pleno mar Báltico, entre Letonia y Suecia. Es fácil sentirse en plena Edad Media entre sus robustas murallas medievales que encierran calles adoquinadas, casas de cuento de hadas alfombradas de flores y hermosas ruinas en colinas con impresionantes vistas al mar Báltico. Las murallas, con más de 40 torres y unas espectaculares ruinas de iglesia, son el sueño de todo fotógrafo de viajes.

Los mercaderes de los siglos XII y XIII construyeron fabulosas iglesias en esta bonita isla, Patrimonio Mundial de la Unesco, de las que se conservan cerca de un centenar. Hoy miles de turistas llegan para disfrutar de sus encantadoras ruinas, remotas playas, idílicos senderos para recorrer en bicicleta o a caballo, extrañas formaciones rocosas, excelentes restaurantes y su animada vida nocturna en verano.

Su mayor evento es la Semana Medieval (la primera o segunda semana de agosto), que anima el casco viejo de Visby con disfraces, recreaciones y mercados. Entre los monumentos que pueden verse en Gotland destaca el Tjelvars grav, un conjunto en forma de barco de la Edad del Bronce, así como la iglesia de Gothem, una de las más impresionantes de la isla.

5 Cine en Fårö

Los cinéfilos y amantes de la naturaleza quizá prefieran ir más al norte, hasta Färo, terruño de Ingmar Bergman. Aquí se pueden recorrer los senderos que rodean esta hermosa isla barrida por el viento. El ferry a Fårö, con frecuentes salidas, es gratis para coches, pasajeros y ciclistas. Los que llegan hasta aquí recomiendan la puesta de sol en Långhammarshammaren.

6 La reinvención creativa de la albóndiga

Hace muchos años que Suecia dejó atrás las monótonas fuentes de pescado y patatas. La gastronomía sueca, humilde y saludable, se ha renovado en los últimos tiempos a partir de la experimentación. Los mejores chefs del país, jóvenes y atrevidos, han adaptado la comida tradicional y, junto a platos clásicos como arenques fritos o albóndigas, se ofrecen platos innovadores con marcada influencia y aspiración internacional. Por supuesto, la renovación más popular es el smörgåsbord, que habitualmente se consume durante las festividades de invierno. Otra de las obsesiones de la nueva gastronomía sueca es la agricultura y la ganadería sostenibles, así como los productos ecológicos, de los que presumen todos los restaurantes, los más modestos incluidos.

Cenar en Suecia es una aventura y toda una experiencia. Dos pistas para descubrir la mejor comida sueca: Mathias Dahlgren, en Estocolmo, y, al norte de Hornavan, Grands Veranda, un rústico granero en medio de la nada que atrae a los gastrónomos suecos gracias a delicias locales como el bistec de reno o la trucha ártica. Y para experiencias gastronómicas originales: ¿por qué no apuntarnos a una búsqueda guiada de trufas en Gotland, o un safari de langostas en la costa oeste?

7 Deporte en Laponia

Los deportes invernales son uno de los principales reclamos de Laponia, la última región de tierras vírgenes de Europa. Para hacer esquí de fondo basta con ponerse unos esquís y salir en cualquier dirección; para descensos sobre la nieve, ya sea heliesquí o snowboard, la mejor opción es Are, la estación de esquí más popular del país, a orillas del lago Åresjön. Se pueden recorrer también páramos árticos en un trineo de perros, haciendo crujir la nieve recién caída, o, si se prefiere, ir motorizado y calibrar durante el trayecto la habilidad de pilotaje sobre la superficie de un lago helado.

Durante los meses más fríos, Laponia es otro mundo: una estepa blanca atravesada por perros huskies y motos de nieve, y salpicada de coloridos mercados de invierno lapón, como el de Jokkmokk que se celebra el primer jueves de febrero hasta el sábado.

8 El Reino de Cristal

Glasriket, el Reino de Cristal, es el tercer gancho turístico más importante de Suecia, después de Estocolmo y Gotemburgo. Allí, en el sureste del país, se pueden visitar una docena de fábricas de vidrio, casi todas de gran longevidad, como la de Kosta, fundada en 1742. En Glasriket se armoniza la destreza y el músculo para producir asombrosas (y también prácticas) obras de arte. Sus sopladores manejan burbujas de cristal fundido hasta elaborar fantásticas criaturas, cuencos, jarrones y esculturas. Se pueden comprar para la repisa de la chimenea o intentar soplarlos uno mismo en centros como los de Kosta, Orrefors, Pukeberg y Johansforg. El Smalands Museum de Växjö permite conocer esta industria con más de 500 años de historia y, como colofón, disfrutar de un cóctel rodeados por las creaciones del artista Kjell Engmar en el bar azul de Kosta Boda Art Hotel.

9 De isla en isla

Los habitantes de Estocolmo no paran de elogiar las islas del archipiélago que comunica la ciudad con el mar Báltico. Este fascinante paraíso de pequeñas ínsulas rocosas, unas cubiertas de frondosos bosques y campos de flores silvestres, otras simples refugios para gaviotas, suscita una habitual discusión sobre su número total. Se estima, no obstante, que son unos 24.000 islotes que cuentan con servicios de ferry y circuitos organizados para ir de uno a otro. Sus hostales, zonas de acampada y otros tipos de alojamiento ofrecen múltiples opciones para pernoctar.

Si se quiere realizar una excursión a una isla poco convencional, una buena opción es ir a las de Åland, que suelen visitarse en excursiones de un día.

Técnicamente, estas islas son finlandesas, pero oficialmente son autónomas, con bandera y cultura propias. En verano hay muchos visitantes, amantes del camping y la bicicleta, que recorren sus iglesias medievales y sus pueblos de pescadores.

10 Los auténticos vikingos

Uno de los planes más apasionantes en tierras suecas es intentar aproximarse a la verdadera cultura vikinga. Al norte de Höllviken se puede visitar la Reserva Vikinga de Foteviken, una evocadora y viviente reconstrucción de una aldea vikinga situada en el lugar donde se libró la batalla de Foteviken, en la bucólica península de Falsterbo, 30 kilómetros al sur de Malmö.

El poblado cuenta con 22 casas de techo de junco rodeadas por una empalizada, componiendo un conjunto admirablemente auténtico, cuyos residentes respetan las tradiciones, leyes y religiones vikingas. Allí están el jefe, el comerciante, el jurado, el escriba… No falta un gran salón lleno de escudos, una mortífera catapulta de guerra y (a la venta) estupendos objetos de artesanía hechos por sus vikingos habitantes. La Semana Vikinga suele celebrarse a finales de junio y culmina en un mercado, con ágiles guerreros entrenándose.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Desembarco chino en la región y su cara amarga

FIDH. Hay violaciones de derechos en proyectos extractivos.

Por El País

/ 31 de octubre de 2018 / 04:01

China se ha puesto las botas en América Latina. Ávido de materias primas y, últimamente, por aumentar su participación en los mercados de infraestructuras y servicios, el gigante asiático ha irrumpido con fuerza como un jugador de peso en la región.

La República Popular, que aspira a relevar a los estadounidenses como primera economía mundial en la próxima década, ha creado empleo y, sobre todo, ha mantenido la llegada de flujos de inversión en un momento complicado, en pleno repliegue de los Estados Unidos (EEUU) de Donald Trump.

Pekín ha ocupado ese espacio con creces: su banco de desarrollo se ha convertido en el prestamista internacional más importante para un número no menor de países latinoamericanos, firmas como China Petroleum o Chinalco han dado un paso al frente en la misma dirección y sus inversiones en los más de 10.000 km que separan Ciudad Juárez (México) y Ushuaia (Argentina) se han multiplicado por más de 10 desde 2008.

Pero el maná de Pekín también tiene una cara amarga: el incumplimiento de sus obligaciones en materia de derechos fundamentales en un número no menor de proyectos, tal y como constata la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) —que agrupa a casi 180 ONG de todo el mundo— en un informe presentado a mediados de este mes.

“Las violaciones de derechos humanos en que incurren las compañías chinas no constituyen hechos aislados, sino que demuestran un patrón de comportamiento recurrente caracterizado por el irrespeto de los derechos fundamentales y de los derechos económicos, sociales y culturales internacionalmente reconocidos”, subrayan los técnicos de la FIDH tras haber recorrido 18 explotaciones mineras, petroleras e hidroeléctricas localizadas en cinco países de la región: Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú.

La federación de ONG denuncia el “continuo” ejercicio de estos “comportamientos violatorios con conocimiento de causa” y la falta de voluntad de China por monitorizar el cumplimiento de los estándares mínimos exigibles por parte de sus empresas y bancos.

“Todo ello se torna más crítico cuando se observa el alto impacto de las inversiones chinas en territorios indígenas y áreas ambiental y socialmente sensibles”, agrega. Las violaciones de derechos humanos identificadas tienen que ver con la defectuosa implementación de procesos de consulta ambiental a la población en general y, muy específicamente, a las poblaciones indígenas.

Ocurre así en el complejo hidroeléctrico de La Barrancosa-Cóndor Cliff, en el extremo sur de Argentina, donde la consulta ambiental “no cumplió los estándares mínimos”, o en el bloque petrolero boliviano de Nueva Esperanza, donde la corporación petrolera china BGP “desconoció los acuerdos y causó daños ambientales”.

Los hechos denunciados también tienen que ver —siempre según la FIDH— con la violación del derecho a la tierra y al territorio: en los proyectos mineros ecuatorianos de Mirados y San Carlos Panantza, estatales chinas habrían recurrido a la compra irregular de terrenos y a la interposición de demandas civiles contra familias sin títulos de propiedad, lo que habría ocasionado —“con el apoyo de la fuerza pública”— el desalojo forzoso y el desplazamiento involuntario de unas 40 familias indígenas.

También tienen que ver con violaciones de los derechos laborales y de asociación, sobre todo en proyectos extractivos en Ecuador y Perú, en los que los empleados han levantado la voz contra el “maltrato, los despidos ilegales y (la presencia de) accidentes previsibles” en el lugar de trabajo o, directamente, con supuestas trabas por parte de las empresas en el proceso de constitución de sindicatos.

IMPACTO. En América Latina, reconoce la FIDH, el interés económico chino levantó grandes expectativas entre la ciudadanía por la posibilidad de que se tratase de una relación en la que ambas partes saliesen beneficiadas.

Y aunque en muchos casos el impulso económico que ha supuesto la llegada en tromba de inversores del país asiático es un hecho constatable con datos, el ente con sede en París considera que, tras una década de presencia de Pekín, las comunidades impactadas por los proyectos no han visto todavía un comportamiento social y ambientalmente responsable por parte de las instituciones chinas.

“La viabilidad de una verdadera cooperación sur-sur y de relaciones de beneficio mutuo dependen en gran medida de que China tenga un compromiso genuino de bienestar de las comunidades locales y un modelo de inversión respetuoso de los derechos humanos y de la naturaleza”. Un tirón de orejas y un aviso que llega solo días antes de que la ONU haga su examen periódico sobre la situación de derechos humanos en el país más poblado del mundo.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Desembarco chino en la región y su cara amarga

FIDH. Hay violaciones de derechos en proyectos extractivos.

Por El País

/ 31 de octubre de 2018 / 04:01

China se ha puesto las botas en América Latina. Ávido de materias primas y, últimamente, por aumentar su participación en los mercados de infraestructuras y servicios, el gigante asiático ha irrumpido con fuerza como un jugador de peso en la región.

La República Popular, que aspira a relevar a los estadounidenses como primera economía mundial en la próxima década, ha creado empleo y, sobre todo, ha mantenido la llegada de flujos de inversión en un momento complicado, en pleno repliegue de los Estados Unidos (EEUU) de Donald Trump.

Pekín ha ocupado ese espacio con creces: su banco de desarrollo se ha convertido en el prestamista internacional más importante para un número no menor de países latinoamericanos, firmas como China Petroleum o Chinalco han dado un paso al frente en la misma dirección y sus inversiones en los más de 10.000 km que separan Ciudad Juárez (México) y Ushuaia (Argentina) se han multiplicado por más de 10 desde 2008.

Pero el maná de Pekín también tiene una cara amarga: el incumplimiento de sus obligaciones en materia de derechos fundamentales en un número no menor de proyectos, tal y como constata la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) —que agrupa a casi 180 ONG de todo el mundo— en un informe presentado a mediados de este mes.

“Las violaciones de derechos humanos en que incurren las compañías chinas no constituyen hechos aislados, sino que demuestran un patrón de comportamiento recurrente caracterizado por el irrespeto de los derechos fundamentales y de los derechos económicos, sociales y culturales internacionalmente reconocidos”, subrayan los técnicos de la FIDH tras haber recorrido 18 explotaciones mineras, petroleras e hidroeléctricas localizadas en cinco países de la región: Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú.

La federación de ONG denuncia el “continuo” ejercicio de estos “comportamientos violatorios con conocimiento de causa” y la falta de voluntad de China por monitorizar el cumplimiento de los estándares mínimos exigibles por parte de sus empresas y bancos.

“Todo ello se torna más crítico cuando se observa el alto impacto de las inversiones chinas en territorios indígenas y áreas ambiental y socialmente sensibles”, agrega. Las violaciones de derechos humanos identificadas tienen que ver con la defectuosa implementación de procesos de consulta ambiental a la población en general y, muy específicamente, a las poblaciones indígenas.

Ocurre así en el complejo hidroeléctrico de La Barrancosa-Cóndor Cliff, en el extremo sur de Argentina, donde la consulta ambiental “no cumplió los estándares mínimos”, o en el bloque petrolero boliviano de Nueva Esperanza, donde la corporación petrolera china BGP “desconoció los acuerdos y causó daños ambientales”.

Los hechos denunciados también tienen que ver —siempre según la FIDH— con la violación del derecho a la tierra y al territorio: en los proyectos mineros ecuatorianos de Mirados y San Carlos Panantza, estatales chinas habrían recurrido a la compra irregular de terrenos y a la interposición de demandas civiles contra familias sin títulos de propiedad, lo que habría ocasionado —“con el apoyo de la fuerza pública”— el desalojo forzoso y el desplazamiento involuntario de unas 40 familias indígenas.

También tienen que ver con violaciones de los derechos laborales y de asociación, sobre todo en proyectos extractivos en Ecuador y Perú, en los que los empleados han levantado la voz contra el “maltrato, los despidos ilegales y (la presencia de) accidentes previsibles” en el lugar de trabajo o, directamente, con supuestas trabas por parte de las empresas en el proceso de constitución de sindicatos.

IMPACTO. En América Latina, reconoce la FIDH, el interés económico chino levantó grandes expectativas entre la ciudadanía por la posibilidad de que se tratase de una relación en la que ambas partes saliesen beneficiadas.

Y aunque en muchos casos el impulso económico que ha supuesto la llegada en tromba de inversores del país asiático es un hecho constatable con datos, el ente con sede en París considera que, tras una década de presencia de Pekín, las comunidades impactadas por los proyectos no han visto todavía un comportamiento social y ambientalmente responsable por parte de las instituciones chinas.

“La viabilidad de una verdadera cooperación sur-sur y de relaciones de beneficio mutuo dependen en gran medida de que China tenga un compromiso genuino de bienestar de las comunidades locales y un modelo de inversión respetuoso de los derechos humanos y de la naturaleza”. Un tirón de orejas y un aviso que llega solo días antes de que la ONU haga su examen periódico sobre la situación de derechos humanos en el país más poblado del mundo.

Temas Relacionados

Comparte y opina:

Tiziana Terranova: ‘La nueva economía parecía una tierra llena de posibilidades’

La experta italiana en los efectos de las tecnologías de información en la sociedad describe el papel de estas nuevas formas de relacionamiento económico y social en el empleo y en el modelo de producción capitalista vigente en el mundo.

Por El País

/ 17 de octubre de 2018 / 04:02

Tiziana Terranova (1967, Italia) se muestra tan concienciada como cauta. A cada paso pone por delante a la socióloga y experta en comunicación que vive dentro de ella para no caldear el ambiente con extremismos. Investigadora, con laboratorio en la Universidad de Nápoles, pasó a fines de septiembre por Madrid para fomentar respuestas colectivas a los nuevos mercados de trabajo efímeros y a los embaucadores que predominan en la era de internet. Junto al norteamericano Trebor Scholz impartió conferencias y talleres en el Museo Reina Sofía ante un público muy joven y atento a las prevenciones y a la búsqueda de un resquicio de futuro en el frágil mercado laboral que les espera.

— ¿Me llamó la atención el título de su ciclo: “Superexplotados e infrapagados”. ¿Así estamos?

— El título viene dado de un ensayo de Trebor Scholz. Cuando apareció, la nueva economía parecía un mundo lleno de posibilidades; con el tiempo fueron muchos los que se dieron cuenta de que no era así. Todas esas nuevas opciones se nos presentan como muy atractivas cuando lo que prima es el deseo y la necesidad de trabajar. Organizarse por internet, a priori, parece que carece de costos, que no se necesita de estructuras; pero a la larga sale caro: para la sociedad y para el colectivo, sobre todo. Al principio, nos contagia un sentimiento de libertad, de flexibilidad, luego llegan los efectos colaterales. NdE. La nueva economía se basa en el rápido desarrollo y aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación. Scholz es uno de los principales críticos y analistas de la “economía colaborativa” y de las nuevas formas de “explotación”.

— ¿Cuándo nos dimos cuenta de que la utopía de internet podía llegar a ser una distopía?

— Existe la tendencia a polarizar el discurso sobre esto. De la ilusión al Black Mirror. No hay que dejarse llevar por los extremos. La realidad es que vivimos una metamorfosis social del mercado del trabajo que la tecnología transforma, pero deberíamos conseguir que se haga de un modo alternativo al que parecen apuntar las tendencias. NdE. “Black Mirror” es una serie de televisión británica que explora el lado oscuro de la tecnología.

— En su conferencia en el Museo Reina Sofía la mayoría de asistentes no llegaba a los 25 años. ¿Son los más jóvenes conscientes del impacto que estamos viviendo y de qué es lo que les espera cuando salgan al mundo laboral?

— La mayoría de mis estudiantes en la Universidad de Nápoles ya trabajan. En condiciones precarias, claro. Así que son conscientes de la gravedad y de la dureza de la situación. Creo que hemos superado aquel estado mental previo a 2008 cargado de un deseo de competitividad. Ahora vivimos una atmósfera de desilusión y de necesidad de utilizar la tecnología para organizarse alternativamente. No tanto en pro de un capitalismo ni de convertirse en propietarios, sino tendente a nuevas maneras de entenderse o aliarse de cara al trabajo o a la propia vida.

— Uno de los riesgos que afecta a la sociedad en general, pero en gran parte a la juventud, es la tentación de caer en el populismo xenófobo y neofascista que crece en Europa. Italia es un ejemplo un tanto alarmante en este sentido. ¿Por qué?

— Basta un equipo reducido en redes sociales para agitar mensajes nocivos. Pero habría que ver si éstos afectan más a los jóvenes o a los segmentos de mayores de cuarenta. No lo sé. Lo cierto es que la rabia, el deseo de encontrar puntos de vista que les expliquen qué ocurre, la sensación de impotencia, existen. Pero no tenemos datos que nos digan a quién afectan más estos mensajes. El control de los mismos sigue siendo opaco.

— Esa desilusión, esa rabia, ¿tiene que ver con la vieja estructura o con la nueva?

— Proviene de ese choque entre ambas, de esa sensación de haber cambiado una estructura antigua que no funcionaba por otra que no cumple las expectativas; que no da seguridad económica sino que ofrece competencia, fatiga, más esfuerzo y escasos incentivos. Sentirse bloqueado y capturado ahí es frustrante. Y eso se transforma en mantras que tienen que ver con discursos que apuntan a que nos han robado el futuro.

— ¿Llegan a explicarse en Europa y concretamente en Italia que ese caldo de cultivo del populismo más de ultraderecha cale en casi todos los países y en España, no, por el momento?

— No estoy segura de si se percibe esa excepción. Deberíamos centrar nuestra mirada en España para saber por qué.

— España no es la única excepción, también ocurre en Irlanda y Portugal. Pero volvamos a Italia, ¿por qué ese tumor les afecta tanto?

— Han sido años y años en que los medios, la televisión y todos los partidos se subían a una corriente antiinmigración. Desde la derecha ultra de la Liga de Umberto Bossi al principio, a Silvio Berlusconi (ex primer ministro italiano), pasando por la izquierda del Partido Democrático. Todos. No habíamos resuelto el colonialismo ni el fascismo. Matteo Salvini (actual líder de la Liga Norte) es el fruto de todo eso. NdE. La Liga Norte es un partido político italiano de ultraderecha que se niega a que el país acoga más inmigrantes.

    ‘Los jóvenes son  conscientes de la grave situación’

— ¿Por qué ha logrado él sacar tanta ventaja? ¿Es sencillamente más listo que el resto?

— Lo que propagan, y muchos están de acuerdo con ellos, es que la Liga es un partido sin precedentes. Más posmoderno, más avanzado en sus técnicas de comunicación que el resto. Pero el terreno de ahora, repito, se lo habían preparado durante dos décadas.

— ¿En qué medida influyen las noticias falsas en la cuestión de la inmigración?

— Son poderosas. Utilizan el miedo al inmigrante y ponen ejemplos de condiciones ventajosas sobre la población con esos cuentos de que ya llegan con su sueldo; o dicen que contagian enfermedades que traen consigo de sus países. Las noticias falsas tienen efecto porque se construyen sobre creencias y temores previos que, sencillamente, se confirman como reales, sin serlo. Se combaten con discursos y datos antirracistas.

— ¿Con qué armas?

— Hace falta un esfuerzo colectivo coordinado. La derecha más radical cuenta con ventaja, pero eso no quiere decir que otras sensibilidades no dispongan de armas para organizar una respuesta en la red. Hay que afrontarlo en grupo, no de manera individual.

— ¿Por qué la mentira se ha organizado más rápido que el rigor o las aproximaciones a la realidad, por no decir, la verdad?

— No lo sé. Y estudiándolo, sencillamente te das cuenta de que no hace falta mucha gente para afrontarlo. Pero es cierto, ¿por qué ahora el odio se expande mejor y más rápido que la solidaridad?

PERFIL

Nombre: Tiziana Terranova

Profesión: Socióloga

Cargo: Investigadora de la Universidad de Nápoles

EXPERTA EN COMUNICACIÓN DIGITAL

Su trabajo se enfoca en los efectos de las tecnologías en la sociedad a través de conceptos como trabajo digital y bienes comunes. Es autora de Network Culture. Politics for the Information Age y de numerosos ensayos, profesora en cultura y medios de comunicación digitales y política en el Departamento de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de Nápoles, y miembro de la red universitaria libre Euronomade y de la Robin Hood Minor Asset Management Cooperative.

Comparte y opina:

Tiziana Terranova: ‘La nueva economía parecía una tierra llena de posibilidades’

La experta italiana en los efectos de las tecnologías de información en la sociedad describe el papel de estas nuevas formas de relacionamiento económico y social en el empleo y en el modelo de producción capitalista vigente en el mundo.

Por El País

/ 17 de octubre de 2018 / 04:02

Tiziana Terranova (1967, Italia) se muestra tan concienciada como cauta. A cada paso pone por delante a la socióloga y experta en comunicación que vive dentro de ella para no caldear el ambiente con extremismos. Investigadora, con laboratorio en la Universidad de Nápoles, pasó a fines de septiembre por Madrid para fomentar respuestas colectivas a los nuevos mercados de trabajo efímeros y a los embaucadores que predominan en la era de internet. Junto al norteamericano Trebor Scholz impartió conferencias y talleres en el Museo Reina Sofía ante un público muy joven y atento a las prevenciones y a la búsqueda de un resquicio de futuro en el frágil mercado laboral que les espera.

— ¿Me llamó la atención el título de su ciclo: “Superexplotados e infrapagados”. ¿Así estamos?

— El título viene dado de un ensayo de Trebor Scholz. Cuando apareció, la nueva economía parecía un mundo lleno de posibilidades; con el tiempo fueron muchos los que se dieron cuenta de que no era así. Todas esas nuevas opciones se nos presentan como muy atractivas cuando lo que prima es el deseo y la necesidad de trabajar. Organizarse por internet, a priori, parece que carece de costos, que no se necesita de estructuras; pero a la larga sale caro: para la sociedad y para el colectivo, sobre todo. Al principio, nos contagia un sentimiento de libertad, de flexibilidad, luego llegan los efectos colaterales. NdE. La nueva economía se basa en el rápido desarrollo y aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación. Scholz es uno de los principales críticos y analistas de la “economía colaborativa” y de las nuevas formas de “explotación”.

— ¿Cuándo nos dimos cuenta de que la utopía de internet podía llegar a ser una distopía?

— Existe la tendencia a polarizar el discurso sobre esto. De la ilusión al Black Mirror. No hay que dejarse llevar por los extremos. La realidad es que vivimos una metamorfosis social del mercado del trabajo que la tecnología transforma, pero deberíamos conseguir que se haga de un modo alternativo al que parecen apuntar las tendencias. NdE. “Black Mirror” es una serie de televisión británica que explora el lado oscuro de la tecnología.

— En su conferencia en el Museo Reina Sofía la mayoría de asistentes no llegaba a los 25 años. ¿Son los más jóvenes conscientes del impacto que estamos viviendo y de qué es lo que les espera cuando salgan al mundo laboral?

— La mayoría de mis estudiantes en la Universidad de Nápoles ya trabajan. En condiciones precarias, claro. Así que son conscientes de la gravedad y de la dureza de la situación. Creo que hemos superado aquel estado mental previo a 2008 cargado de un deseo de competitividad. Ahora vivimos una atmósfera de desilusión y de necesidad de utilizar la tecnología para organizarse alternativamente. No tanto en pro de un capitalismo ni de convertirse en propietarios, sino tendente a nuevas maneras de entenderse o aliarse de cara al trabajo o a la propia vida.

— Uno de los riesgos que afecta a la sociedad en general, pero en gran parte a la juventud, es la tentación de caer en el populismo xenófobo y neofascista que crece en Europa. Italia es un ejemplo un tanto alarmante en este sentido. ¿Por qué?

— Basta un equipo reducido en redes sociales para agitar mensajes nocivos. Pero habría que ver si éstos afectan más a los jóvenes o a los segmentos de mayores de cuarenta. No lo sé. Lo cierto es que la rabia, el deseo de encontrar puntos de vista que les expliquen qué ocurre, la sensación de impotencia, existen. Pero no tenemos datos que nos digan a quién afectan más estos mensajes. El control de los mismos sigue siendo opaco.

— Esa desilusión, esa rabia, ¿tiene que ver con la vieja estructura o con la nueva?

— Proviene de ese choque entre ambas, de esa sensación de haber cambiado una estructura antigua que no funcionaba por otra que no cumple las expectativas; que no da seguridad económica sino que ofrece competencia, fatiga, más esfuerzo y escasos incentivos. Sentirse bloqueado y capturado ahí es frustrante. Y eso se transforma en mantras que tienen que ver con discursos que apuntan a que nos han robado el futuro.

— ¿Llegan a explicarse en Europa y concretamente en Italia que ese caldo de cultivo del populismo más de ultraderecha cale en casi todos los países y en España, no, por el momento?

— No estoy segura de si se percibe esa excepción. Deberíamos centrar nuestra mirada en España para saber por qué.

— España no es la única excepción, también ocurre en Irlanda y Portugal. Pero volvamos a Italia, ¿por qué ese tumor les afecta tanto?

— Han sido años y años en que los medios, la televisión y todos los partidos se subían a una corriente antiinmigración. Desde la derecha ultra de la Liga de Umberto Bossi al principio, a Silvio Berlusconi (ex primer ministro italiano), pasando por la izquierda del Partido Democrático. Todos. No habíamos resuelto el colonialismo ni el fascismo. Matteo Salvini (actual líder de la Liga Norte) es el fruto de todo eso. NdE. La Liga Norte es un partido político italiano de ultraderecha que se niega a que el país acoga más inmigrantes.

    ‘Los jóvenes son  conscientes de la grave situación’

— ¿Por qué ha logrado él sacar tanta ventaja? ¿Es sencillamente más listo que el resto?

— Lo que propagan, y muchos están de acuerdo con ellos, es que la Liga es un partido sin precedentes. Más posmoderno, más avanzado en sus técnicas de comunicación que el resto. Pero el terreno de ahora, repito, se lo habían preparado durante dos décadas.

— ¿En qué medida influyen las noticias falsas en la cuestión de la inmigración?

— Son poderosas. Utilizan el miedo al inmigrante y ponen ejemplos de condiciones ventajosas sobre la población con esos cuentos de que ya llegan con su sueldo; o dicen que contagian enfermedades que traen consigo de sus países. Las noticias falsas tienen efecto porque se construyen sobre creencias y temores previos que, sencillamente, se confirman como reales, sin serlo. Se combaten con discursos y datos antirracistas.

— ¿Con qué armas?

— Hace falta un esfuerzo colectivo coordinado. La derecha más radical cuenta con ventaja, pero eso no quiere decir que otras sensibilidades no dispongan de armas para organizar una respuesta en la red. Hay que afrontarlo en grupo, no de manera individual.

— ¿Por qué la mentira se ha organizado más rápido que el rigor o las aproximaciones a la realidad, por no decir, la verdad?

— No lo sé. Y estudiándolo, sencillamente te das cuenta de que no hace falta mucha gente para afrontarlo. Pero es cierto, ¿por qué ahora el odio se expande mejor y más rápido que la solidaridad?

PERFIL

Nombre: Tiziana Terranova

Profesión: Socióloga

Cargo: Investigadora de la Universidad de Nápoles

EXPERTA EN COMUNICACIÓN DIGITAL

Su trabajo se enfoca en los efectos de las tecnologías en la sociedad a través de conceptos como trabajo digital y bienes comunes. Es autora de Network Culture. Politics for the Information Age y de numerosos ensayos, profesora en cultura y medios de comunicación digitales y política en el Departamento de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de Nápoles, y miembro de la red universitaria libre Euronomade y de la Robin Hood Minor Asset Management Cooperative.

Comparte y opina:

Podrá verse a Mercurio atravesando el Sol hoy

Para poder observar el fenómeno es necesario  tener filtros solares

Por El País

/ 9 de mayo de 2016 / 08:07

 Los planetas del Sistema Solar giran alrededor del Sol aproximadamente en un mismo plano. Este hecho da lugar a que, algunas veces, los planetas Mercurio y Venus, que están situados entre el Sol y la Tierra, pasen por delante del disco solar vistos desde nuestro planeta. Esta situación acontece este lunes, día en que veremos a Mercurio pasar por delante del Sol.

Para observar el tránsito de Mercurio es necesario disponer de un telescopio y de los filtros astronómicos adecuados para observar el Sol sin peligro: filtros solares de cristal óptico o Mylar. No se pueden usar radiografías, cristales ahumados u otros filtros de soldador o no homologados. Es muy peligroso mirar al Sol sin la protección adecuada.

Comparte y opina: